domingo, 27 de febrero de 2011

El fin de la historia

Medio mundo árabe anda a la greña.
Ciertos pueblos quieren cambiar el mundo en el que viven. ¿Por cuál?

Lo más razonable sería que
- se acercaran a las naciones exitosas que han conseguido un grado razonable de prosperidad,
- para tratar de averiguar por qué han logrado prevalecer y triunfar en la historia.
En 1783, cuando Inglaterra reconoce a Estados Unidos, ningún poder europeo pensaba que la débil estructura republicana de la joven nación podría mantener la estabilidad en medio de los celos y las fricciones que tensaban las relaciones entre las antiguas 13 colonias de la Unión.

- Pero duró.
- Dura hasta hoy. ¿Qué pasó?
Ocurrió que ese Estado experimental desde el principio
- sirvió los intereses de los individuos que formaban la clase dirigente,

pero con dos características básicas:
- podía transmitir la autoridad de manera organizada y pacífica por medio de elecciones

periódicas, mientras
- acomodaba flexiblemente a un número creciente de personas capaces de tomar decisiones
o influir en ellas,
- absorbiendo los enormes niveles sociales medios que generaba progresivamente el
eficiente aparato productivo
.

¿Por qué no ha habido revoluciones en Estados Unidos?
- Porque no han sido necesarias.
- Porque la sociedad creó unas instituciones capaces de asimilar los cambios sin violencia.
Es realmente prodigioso que el mismo Estado que en 1789 eligió a George Washington como su primer presidente,
- un rico hacendado esclavista,
hoy
- sea dirigido por Barack Obama, un abogado mestizo de clase media, hijo de un africano.
Y lo que es verdad en el terreno político y social tiene su equivalencia en el campo económico.
El mercado abierto y la meritocracia hicieron posible que una república en la que
- el poder económico estaba en manos de una minoría de plantadores y comerciantes,
- se transformara en un enorme tejido empresarial en el que constantemente
- surgen y desaparecen agentes económicos,
- sin que nadie planifique la producción o escoja a los triunfadores o a los fracasados.
Ese elástico "modelo americano", integrado por
- un Estado definido como democracia liberal y
- un sistema económico regido por el mercado y la existencia de propiedad privada
,
acabó siendo
- el paradigma por el que, paulatinamente,
- se fueron inclinando las otras naciones punteras del planeta,
hasta que, a principios de los noventa, tras el hundimiento de la opción marxista-leninista, Fukuyama advirtió, con una frase incomprendida, que
- habíamos llegado "al fin de la historia".
Fukuyama no quería decir que
- no ocurrirían hechos dramáticos o contramarchas, o
- nunca más un sujeto terco podría insistir en revivir el comunismo o

cualquier otra variante fracasada de colectivismo estatista,
sino que
parecía evidente que los beneficios de
- la convivencia armónica,
- el cambio pacífico y
- la estabilidad institucional
- se lograban por medio de la democracia liberal
,
mientras que
- a la prosperidad se accedía por el mercado y
- por la existencia de propiedad privada
.
- ¿Entenderán esta lección las naciones que abandonan las autocracias árabes?
No lo sabemos, porque es muy difícil predecir un futuro incubado en confusos motines callejeros.
- ¿Qué harán países como Egipto, Libia o Túnez?
- ¿Insistir en el desastroso modelo del socialismo árabe militarista inaugurado

por Nasser en 1954?
- ¿Erigir una teocracia fundamentalista como la iraní?
Lo inteligente sería que
- imitaran a las sociedades más ricas y felices del planeta.
Lamentablemente
,
- los rebeldes no siempre suelen acertar cuando llegan al poder.
- No saben muy bien "qué es lo que quieren".
Carlos Alberto Montaner - El País - Montevideo - 27-Feb-2011

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