domingo, 22 de septiembre de 2013

Inflación y crecimiento con cifras mentirosas


“Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural.
Las esperanzas lo saben, y no se preocupan.
Los famas lo saben, y se burlan.
Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina”.
 
No es que a Cortázar le preocuparan mucho las tortugas; la frase probablemente tiene más que ver con su énfasis por mostrar las cualidades de los cronopios, “esos seres desordenados y tibios” que derrochaban alegría cantando y bailando y que disfrutaban cambiando el mundo
Es improbable que Guillermo Moreno conociera a cronopio alguno, pero su afán por convertir al invierno en primavera, le aseguraría sin dudas un lugar en la mesa de aquellos curiosos personajes introducidos por el autor de Rayuela, en su Historias de Cronopíos y de Famas.
 
Variables emparentadas
Hasta hace poco la mayoría de los economistas creían que
- la principal adulteración del INDEC consistía en decir que 
- la inflación era del 10% cuando
- el bolsillo sabe que la cifra real es más del doble.
Algunos notaban también que
- al mentir sobre los precios, el organismo tergiversaba al mismo tiempo
- las cifras sobre el crecimiento económico, porque en última instancia
- la facturación de las empresas sube cuando venden más pero
- también aumenta cuando vendiendo lo mismo, lo hacen a precios más altos.
Comparar entonces la suma de los bienes y servicios finales producidos este año, con los fabricados el año pasado, resulta engañoso porque
- cuando hay que separar qué parte del aumento es 
  - por culpa de que se produce más y
  - qué parte por culpa de los precios más altos,
- se sobreestima lo primero toda vez que se subestima lo segundo.
Pero en julio de este año, el economista de la UBA Ariel Coremberg presentó los resultados de su última investigación en el marco del proyecto Arklems, una iniciativa de medición internacional de productividad que coordina la Universidad de Harvard.
Y el trabajo descubrió que
- el problema de la medición del PBI en la Argentina
- era mucho más grave de los que parecía.
En efecto,
- la subestimación de precios generaba 
- un aumento artificial de la actividad en algunos rubros de la economía;
en particular en el sector financiero que, según los datos oficiales,
- creció nada menos que un 91,8% en los últimos 5 años, aunque en realidad
- sólo aumentó un 11,6%.
Pero las diferencias más importantes entre el dibujo del Indec y la realidad
- no son por culpa de la subestimación de la inflación, sino por
- el hecho de que desde la intervención del Instituto en 2007,
- se abandonó la metodología histórica de medición del PBI (avalada internacionalmente) y
- se la reemplazó por un criterio discrecional y poco transparente.
Coremberg decidió entonces
- volver a calcular el PBI siguiendo el tradicional método que se había 
  utilizado hasta
- el desembarco de Moreno en la institución, de la mano de Beatriz Paglieri, 
  una persona de su máxima confianza.
El resultado es que
- la estimación oficial infló artificialmente el PBI en un 12,2% en 
  los últimos 5 años,
- ignorando por ejemplo la caída espectacular de la producción de gas y petróleo  y
- haciendo caso omiso a la retracción del turismo 
  - por la crisis internacional en el 2009,
  - que en la realidad hizo caer un 30% la ocupación hotelera.
Además de mostrar un crecimiento artificial en el sector financiero, la nueva y dudosa metodología del INDEC resultó
- particularmente generosa con el comercio y con la industria manufacturera,
- sobreestimando su crecimiento.
Según el organismo,
- el comercio creció un 42.2% en estos últimos 5 años, mientras que en realidad
- sólo lo hizo en un 13,5%.
Para el caso de la industria, el cómputo oficial sostiene que
- se expandió un 26,2% en el lustro, cuando en rigor
- la suba fue del 10,7%.
 
El PBI real
Así, el PBI per cápita
- no creció en los últimos 5 años al 3,8% anual como sostiene el Gobierno,
- sino un más modesto 1,5%,
bien por debajo del ritmo del lustro anterior cuando 
- el producto por habitante crecía al 6,6%.
Se cae entonces el mito de que
- la última fue la década de mayor crecimiento económico de la historia y
cuando se usan los métodos históricos del INDEC,
- el crecimiento argentino se ubica incluso por debajo de 
- el de nuestros vecinos Perú y Uruguay.
La consecuencia más grave del adulteramiento estadístico no es, sin embargo, que 
- la gente crea que la economía se mueve más rápido de lo que 
  efectivamente sucede 
- sino que por culpa del dibujo,
- el Estado deberá pagar 3.800 millones de dólares extra por el cupón PBI,
- un instrumento financiero que se ofreció en los canjes de deuda del 2005 y 2010 para
- hacer más atractiva la propuesta a los inversores y por el cual
- Argentina paga un adicional si la economía crece más de 3,22%.
Además, si el Banco Central le cree al INDEC y supone que la Argentina está creciendo más fuerte de lo que en realidad lo hace,
- emitirá más pesos para que la gente pueda comprar los nuevos bienes y servicios,
- generando así más inflación.

A los cronopios no les importa… ellos están felices bailando, cantando y transformando tortugas en golondrinas.
Martín Tetaz - El Día - La Plata - 22-Sep-2013 

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