Hace casi 4 décadas el
economista Arthur M.
Okun, el mismo de la ley que lleva su nombre y al que he hecho
referencia recientemente, escribió una obra
fundamental en 1975, “Equality
and efficiency. The big tradeoff”.
La economía,
- que se fundamenta en que los
recursos son escasos, señala que
- cuanto más se tiene de algo, menos se
tiene de otras cosas.
- Esta disyuntiva, o trade-off, es lo que caracteriza
- muchas de las relaciones económicas, por ejemplo, la relación entre
- la eficiencia (esto es, que se
aprovechen bien los recursos y
no haya despilfarro)
- y la equidad (esto es, que no haya
mucha desigualdad entre los
individuos):
“[El conflicto]
entre la igualdad y la eficiencia [es] nuestra mayor
disyuntiva socioeconómica, y nos atormenta en docenas de aspectos de la política
fiscal.
No podemos tener el pastel de
la eficiencia del mercado y compartirlo por
igual.”
Para entenderlo, utilizó
la parábola del “cubo que gotea” (a Okun le gustaban
mucho las parábolas). Según esta parábola,
"Si valoramos que haya
menos desigualdad, estaremos de acuerdo en que se
extraiga un dólar del cubo de los ricos para dárselo a los
pobres.
Pero, supongamos que el
cubo de la redistribución tiene un agujero, que sólo
una fracción (quizás, la mitad) de cada dólar que pagan los ricos
en impuestos va a parar realmente a los pobres.
En ese caso
- la redistribución en nombre de la
equidad se habrá llevado
- a costa de la eficiencia
económica”.
La sabiduría convencional
subraya que
- la
redistribución, a través de mayores impuestos y
subsidios, reduce
- los incentivos para trabajar e
invertir y
- ello se traduce en un crecimiento
menor.
Este trade-off está muy enraizado en las mentes
de las personas que manejan las políticas macroeconómicas (yo
incluido, si bien yo no estoy entre los que las
manejan).
Así,
- una mayor desigualdad, elevaría el
crecimiento, porque
- habría más incentivos para la
innovación y el emprendimiento,
- se ahorraría e invertiría más si los
ricos ahorran una mayor proporción de su renta, y,
- especialmente en los países pobres, haría
que
- unos pocos trataran de
lograr lo mínimo
necesario
- para empezar un negocio y alcanzar una mejor
educación.
Sin embargo,
- la desigualdad podría ser
perjudicial para el crecimiento porque
- no permitiría a los pobres que lograran
- un nivel de salud suficiente y acumular
capital humano.
Además, puede
- generar inestabilidad política y
económica, lo que
- reduciría la inversión, o impediría
el consenso social necesario para
- adaptarse a las situaciones cambiantes y
sostener el crecimiento.
Recientemente,
el Fondo Monetario Internacional ha publicado un importante
trabajo, titulado
- “Redistribution, inequality and
growth” , elaborado por
- Jonathan D. Ostry, Andrew Berg y Charalambos
G. Tsangarides.
Hasta ahora
- el análisis de los efectos de
- las transferencias redistributivas y la
desigualdad sobre el crecimiento
- no era lo suficientemente robusto porque
se carecía de datos que
- distinguieran entre desigualdad y
redistribución.
Ahora, la disponibilidad
de una base de datos nueva que distingue entre
- “desigualdad de mercado” (desigualdad antes de pagar impuestos y recibir
transferencias) y
- “desigualdad neta” (la desigualdad
después de pagar impuestos y recibir transferencias).
La
diferencia existente entre
- la desigualdad de mercado y la
desigualdad neta permite calcular
- cuánto varía el coeficiente de Gini, una
medida de
- concentración de la renta que va de 0 (igualdad completa) a 100 (desigualdad completa), y
- a partir de ahí, es posible distinguir
entre desigualdad y redistribución,
- lo que no era posible hasta
ahora.
Los resultados que obtienen en su
trabajo es que
- las sociedades más desiguales tienden a
redistribuir más su renta.
Por ello, es importante
- distinguir entre desigualdad de mercado y
desigualdad neta.
En segundo lugar,
- una menor desigualdad neta estaría
relacionada con un crecimiento mayor y más duradero,
- para un nivel de redistribución dado.
Tercero, parece que
- la redistribución tiene un impacto
positivo sobre el crecimiento.
- Sólo en casos extremos ocurriría lo
contrario.
En suma, el trabajo del
Fondo Monetario Internacional sugiere convincentemente
que
- no hay que dar por hecho que exista un
gran trade-off entre redistribución y crecimiento.
- Más bien concluye justamente lo contrario.
Creo que es una lección
muy importante que hay que tener en
cuenta.
Iñaki
Erauskin - Diario Vasco - Donostia - 19-Mar-2014
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