martes, 29 de enero de 2013

La tragedia del euro


Pocos parecen advertir la magnitud del desastre en que se encuentra sumida Europa y lo dramático que podría ser su desenlace.


Partamos desde el principio.
- El euro fue el precio que
- Alemania se vio forzada a pagar por
- la reunificación luego de la caída del muro de Berlín.
François Mitterrand amenazó que
- no apoyaría el proyecto de integración europea si
- los alemanes no sacrificaban su "Deutsche Mark",
que el mismo Mitterand describiría como
- la "bomba atómica" de los alemanes.
Helmut Kohl
intentó
- imponer la unión política a cambio de
- el desarme monetario:
- "la historia reciente nos enseña que
- la idea según la cual
- una unión monetaria y económica sin unión política
- puede sostenerse, es infundada",
sostuvo Kohl en 1991.
Pero
- los franceses no querían una unión política y
- Alemania tuvo que aceptar
- el sacrificio de su moneda a cambio de nada.
- Tal fue la derrota de la clase política alemana, que 
- el mismo Mitterrand se jactaría de que
- para Francia el tratado de Maastricht
- era un "Super-Versailles".
Ingenuamente, los alemanes
- intentaron todavía evitar que
- los países fiscalmente irresponsables del sur de UE
- ingresaran al euro mediante
- la imposición de límites al endeudamiento público
- en el tratado de Maastricht.
Según este criterio,
- para ingresar al euro se debía tener
- menos de un 60% de deuda pública sobre el PBI.
Cuando se firmó el tratado en 1991,
- Italia tenía un 102% del PBI de deuda pública;
- Grecia, un 92%;
- Bélgica, un 128%;
- Irlanda, un 95%, y
- Holanda un 79% de deuda sobre el PBI.
En 1997
- sólo 4 países en Europa
- satisfacían el criterio del 60% de endeudamiento.
- Pero los políticos europeos encontraron
- una fórmula para cuadrar el círculo.
El mismo tratado abría vagamente la posibilidad de
- unirse al euro si
- el déficit fiscal no superaba,
- salvo de manera excepcional,
- el 3% del PIB.
- De ahí todo fue posible.
El gobierno de Kohl, contra la advertencia por escrito de 155 economistas alemanes,
- cedió ante la presión de Francia y los países del sur
- dando origen al engendro monetario que hoy colapsa.
- Este colapso es inevitable.
- La consecuencia directa de
  - el euro y
  - la causa de la crisis actual-, fue
- un proceso de convergencia en las tasas de interés de
- los miembros del euro con las de Alemania.
Así,
- las tasas de interés del bono griego a 10 años
- bajó de alrededor de un 25% a menos de un 4%.
La misma dinámica se dio en Italia, Portugal, Irlanda, España y los demás países hoy en crisis.
- Esto permitió a los países del sur
- endeudarse a niveles astronómicos.
- Y gran parte de ese capital venía de Alemania,
- de cuyos ahorros totales entre los años 2002 y 2007
- un récord histórico de 58% fluyó al extranjero,
- siendo la periferia europea
- uno de los principales destinos.
Como resultado de esta fuga masiva de capitales, bajo el euro
- Alemania tuvo
  - el crecimiento más bajo de toda Europa,
  - la tasa de inversión neta más baja de los países
    de la OCDE, después de Suiza y Japón, y
  - una cesantía de 12%.
Mientras tanto, producto del boom creado por el euro,
- los países hoy en crisis
- se encarecían en promedio un 30%
- perdiendo toda competitividad.
- Hasta que llegó la debacle de 2008,
- los mercados entraron en pánico y
- la tasa de interés se situó a los niveles preeuro.
En otras palabras, luego de 2008
- los inversionistas no prestaron más dinero para
- financiar el despilfarro de la periferia.
- Y ése es el problema hoy.
- No hay dinero para los PIIGS
- (Portugal-Irlanda-Italia-Grecia-España), que
- están quebrados al igual que
- el sistema bancario que los financió.
De ahí que el Banco Central Europeo, en cuyo consejo resolutivo Alemania tiene un solo voto, igual que Malta o Chipre, comenzara ya en 2007 de manera secreta, a través del sistema de target-credit, a
- imprimir el dinero necesario para
- seguir financiando el déficit de los países del sur.
A ello se sumaría
- la compra de bonos e inyecciones astronómicas a
- un moribundo sistema bancario que
- busca desesperadamente transferir
- los costos de sus malas decisiones a
- los contribuyentes del norte de Europa.
Y así,
- entre impresión de dinero y paquetes de salvataje,
- se ha ganado tiempo en Europa.
Pero
- no hay que engañarse:
- el problema de fondo,
- el de la improductividad y
- el de la insolvencia,
- no se ha resuelto.
- La tragedia del euro
- está lejos de terminar.
Axel Kaiser - El Mercurio - Sgo. de Chile - 29-Ene-2013

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