Son tiempos difíciles para los
economistas.
- Sus reputaciones están
manchadas;
- sus doctrinas predilectas,
dañadas.
Entre sus pensadores más
prominentes, no hay consenso sobre
- cómo -o si- los
gobiernos de los países avanzados pueden mejorar
recuperaciones débiles.
En su conjunto, la situación
recuerda a una vieja broma:
- ¿Cuántos economistas se
necesitan para cambiar una bombilla?
- Ninguno.
- Cuando la que
usaron en la escuela de postgrado se apaga, se quedan
en la
oscuridad.
Recientemente, los economistas de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE) publicaron un estudio retrospectivo de sus pronósticos
económicos.
Se puede decir que fue una medida de
valor burocrático, porque, como era predecible,
- la actuación fue pésima.
- La OCDE no sólo no previó la
crisis financiera 2008-09, sino que
- predijo sistemáticamente una
recuperación más fuerte.
En mayo de 2010, por ejemplo, la OCDE
pronosticó que
- la economía norteamericana
crecería un 3,2% en 2011.
- El crecimiento real fue de
un 1,7%.
Es un error
enorme, y hubo otros aún mayores referidos a economías
europeas.
Más errores
La OCDE no fue la
única. Como señala el estudio,
- “groupthink”
(el pensamiento grupal) es endémico entre los pronosticadores.
El Fondo Monetario Internacional,
economistas privados y entidades gubernamentales -entre ellas la
Reserva Federal y la Oficina de
Presupuesto del Congreso-
- cometieron errores
similares.
Para explicar su lamentable desempeño
la OCDE cita tres fuerzas insuficientemente
representadas.
- Primero, la
globalización.
La debilidad de algunas
economías, especialmente la de Estados Unidos,
deprimió
otras
economías por la reducción
del comercio y el aumento de presiones financieras.
- Segundo, la fragilidad
de los bancos.
A los países con bancos
sub-capitalizados les fue particularmente mal,
supuestamente porque los bancos
concedieron menos préstamos.
- Y finalmente, las
regulaciones económicas.
Las sociedades con muchas
regulaciones tuvieron más dificultad para adaptarse
a la adversidad que las
sociedades más flexibles.
Debido a
- la subestimación de
todos estos factores,
- los pronósticos
fueron demasiado optimistas, dice la OCDE.
Es interesante que en esa lista no
figure
- el rubro “demasiada
austeridad”.
Los economistas de la OCDE hallaron
que, en general,
- no subestimaron los
efectos de los recortes de gastos y aumentos fiscales
- que tuvieron como
objetivo reducir el déficit presupuestario en España, Italia,
Irlanda, Portugal y otros
países.
- Grecia fue la notable
excepción.
Esta conclusión
es sin duda controvertida, porque
- muchos economistas atribuyen
la recuperación débil a una austeridad errada,
especialmente en Europa.
Sigan el consejo de John
Maynard Keynes (1883-1946), dicen.
- Cuando la economía sufre
una caída masiva en los gastos privados,
- el gobierno
debe contrarrestar la pérdida aumentando su déficit
presupuestario.
- Los recortes
presupuestarios de Europa fueron demasiado agresivos,
dicen, mientras que
- las políticas
norteamericanas de “estímulo” no lo fueron lo suficiente.
Deficits masivos
Quizás la historia
reivindique ese llamado al keynesianismo. O quizás no.
El hecho es que Estados Unidos
sí respondió agresivamente, tanto bajo George W. Bush como Barack
Obama. Sin duda no se adoptó la austeridad.
El presupuesto federal tuvo
- déficits masivos -6,2
billones de dólares entre 2008 y 2013-, promediando
- un 6,4% de la economía
(PBI).
Nada como eso había ocurrido desde la
Segunda Guerra Mundial. Sin embargo,
- la economía siguió
rengueando.
- ¿Por qué esas medidas no
fueron suficientes?
- El
keynesianismo no es la única teoría bajo
sospecha.
- El monetarismo -la
doctrina según la cual un crecimiento estable en
la oferta
monetaria puede promover una
economía más estable-
corre el mismo destino.
Desde 2008, la Reserva Federal ha
echado más de
- 3,2 billones de dólares a la
economía para
- mantener las tasas de
interés bajas y acelerar el crecimiento económico.
Según el razonamiento
monetarista,
- esa cantidad de dinero
echada tan rápidamente debería haber provocado
una mayor
inflación.
Algunos economistas predijeron ese fenómeno; pero
- aún no ha ocurrido.
- Los precios al consumidor
hoy han subido solamente
- un 1,5% comparados con los
de hace un año.
Si agregamos
- los últimos seis años de
déficits presupuestarios en Estados Unidos y
- la inyección de efectivo de
la Fed a la economía,
- el total se
acerca a 10 billones de dólares.
Es difícil
creer que
- todo ese estímulo no
haya ayudado a la recuperación, pero
- el hecho de que haya tenido
como resultado sólo un crecimiento económico modesto
- ha creado una crisis
de identidad para los economistas.
La promesa
que ofrecieron era que,
- mediante políticas
económicas apropiadas, podrían producir
- largos períodos de
crecimiento estable y -igualmente importante-
- evitar crisis prolongadas y
largos períodos de crecimiento inadecuado.
Está claro que no están cumpliendo esa
promesa.
Cambios de
conducta
La Gran Recesión y la
crisis financiera
- cambiaron la conducta de la
población, y los economistas aún
- no han incorporado
totalmente ese cambio en sus modelos y teorías.
La fe
generalizada en que
- las sociedades modernas
estaban protegidas de reveses económicos profundos y sostenidos
- ha sido
destrozada, causando
- una mayor cautela
con los gastos y los préstamos por parte de
- consumidores,
- gerentes de empresas y
- banqueros.
El estímulo
económico podría contrarrestar esa cautela, pero si indica que
- la economía es más débil de
lo que se esperaba, también podría
- deprimir aún más los gastos
privados.
- Son tendencias
compensatorias.
La fe en la
economía fue, en muchos aspectos,
- la causa subyacente
tanto de la crisis financiera como de la Gran Recesión
-
- hizo que la gente se
confiara excesivamente y fuera descuidada durante la
bonanza- y
- la explicación básica de
la recuperación débil, cuando
- una
obcecada cautela reemplazó a una obcecada complacencia.
Para recuperar su relevancia,
- los
economistas buscan una nueva bombilla -o una mejor utilización de la
vieja-.
- Mientras
tanto, la mayor parte de ellos aún se sienta en la
oscuridad.
Robert Samuelson - El Día - La Plata - 21-Feb-2014
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