El rumbo de la política
latinoamericana de la Presidenta Bachelet no está claro.
En el pasado
mantuvo la diplomacia de sus predecesores:
- apoyó los tratados de libre
comercio,
- se comprometió con el Pacífico y
- su alianza e ingresó con cautela a
Unasur.
Ahora, con el
pretexto de
- profundizar la prioridad
latinoamericana, algunos de sus partidarios abogan por
- una diplomacia preferente hacia
el Atlántico sudamericano, en desmedro del Pacífico.
- Allá gobierna la izquierda
que controla el Mercosur y la Unasur.
Hay deseos voluntaristas de
revitalizarlos.Mientras tales alianzas se mantengan
- dependientes de las autocracias
electas de Argentina, Ecuador y
Venezuela y sus aliados, y
- en tanto subsista desinterés
de Brasil por ejercer un liderazgo regional,
- poco nos beneficiaremos de
los lazos con esas organizaciones, en las que
- solo nos queda navegar discretamente, como
lo hemos hecho hasta ahora.Argentina,
- nuestra primera prioridad regional,
y
Brasil,
- esa amistad sin fronteras,
- están en otra;
Argentina,
- entrampada por sus crisis
internas, y
Brasil,
- por su emergencia como
potencia mundial.
- Ambos desalientan la competencia de
exportaciones y obstaculizan el intercambio.
Ecuador,
- un aliado tradicional, optó por
el populismo y se alineó con Perú en La Haya.
Venezuela,
- la cuna de Andrés Bello y refugio
del exilio latinoamericano, decidió exportar su revolución e
- imponerla internamente por la
fuerza, oscilando desde la provocación chavista a la represión de
Maduro.Es sabido que
- el Mercosur está agotado y
que
- las economías de miembros
conspicuos de ese pacto se encuentran
- en franco deterioro,
- desabastecidas y
con
- inflaciones de dos dígitos,
como son los casos de Argentina y
de Venezuela.
Una vez más se
comprueba que
- no hay integración ni
desarrollo posibles con
- barreras comerciales,
- controles cambiarios,
- estatismo,
- restricciones a las libertades
económicas.
Así fue la triste experiencia del
Pacto Andino, del cual
- se retiró el gobierno
militar para aventurarse visionariamente con
- la apertura al Pacífico
que continuó con éxito la Concertación y
- que ahora es la tendencia
mundial.Los miembros de la Alianza del
Pacífico, en cambio, exhiben
- economías sólidas,
- estabilidad monetaria,
- crecimiento significativo,
- intercambio creciente y sin
conflictos comerciales, y
- una agenda común, que ha logrado en
dos años
- más integración que los veinte del
Mercosur.En el gobierno electo convive
- el pragmatismo diplomático
con corrientes ideológicas interesadas en
- politizar las relaciones
internacionales.
La Presidenta tendrá que decidir
el rumbo de su política latinoamericana.
Con el nombramiento de embajadores tendremos
las primeras pistas.
Habrá que ver cuántos y de qué corrientes son
los embajadores políticos que nombra.
Legalmente, tiene todo el poder y pocas
restricciones, pues es sabido que
- para ser embajador y político
- no se requiere de educación superior ni
profesión.
Hernán Felipe Errázuriz - El Mercurio - Sgo. de Chile - 23-Feb-2014
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