domingo, 6 de mayo de 2012
¿Cómo comprar la felicidad?
Hace poco escribí en esta misma columna que de acuerdo a
- las investigaciones de la Economía del comportamiento,
- el dinero tenía contribuciones muy modestas en cuanto a su capacidad para
“comprar” felicidad.
- No era ninguna novedad. El profesor Richard Easterlin ya había demostrado científicamente que
- la gente que vive en países más ricos
- no es necesariamente más feliz que quienes habitan tierras no tan prósperas.
Quizás mi aporte más importante, entonces, fue el de ponerle un número:
- “Una persona cuyo hogar tiene ingresos medios necesita
- un 163% de aumento para que su satisfacción con la vida pase de 7 a 8 puntos”.
Dos líneas de investigación me hacen volver ahora sobre el tema.
En primer lugar la contribución de Nattavudh Powdthavee, profesor del Nanyang Technological University, de Singapur, quien además de ser el autor de “La Ecuación de la Felicidad” escribió junto a Carl Wilkinson un artículo en el prestigioso Financial Times, titulado
- “Los 7 secretos de una vida feliz”.
Analizando datos estadísticos, estos economistas llegaron a la conclusión de que
- uno de los activos más importantes son los amigos.
- “Chocolate por la noticia” dirán muchos lectores, pero esta gente
- calculó el “valor de la amistad”: - ver amigos frecuentemente vale 230 veces más que
- conseguir un aumento salarial de $1.000, o sea, casi un cuarto de millón.
Matrimonio y divorcio
Otro resultado altamente relevante, sobre todo a la luz de la nueva propuesta de reforma del Código Civil argentino, que facilita los trámites, es
- la relación entre el divorcio y la felicidad.
Resulta que los investigadores encontraron que
- el peor momento en la vida de un hombre, siempre en términos de felicidad, es
- durante el año previo a la ruptura de su matrimonio o convivencia, mientras que
- en el caso de las mujeres, el calvario comienza dos años antes de la separación.
Más aún, se descubrió que
- les lleva 2 años a los hombres y 3 años a las mujeres
- recuperar sus niveles de felicidad, luego del fracaso de la relación.
Esto explica por qué en muchas bases de datos aparecía
- el curioso resultado de que los divorciados suelen ser más felices que los casados.
La tercera bomba que tiraron Powdthavee y Wilkinson es que
- la felicidad es contagiosa.
Si una amiga nuestra está significativamente más feliz (quizás porque consiguió trabajo, se puso de novia o fue mamá)
- aumenta nuestra propia felicidad un 25%.
Si el que está más satisfecho con su vida es un hermano, pues
- su efecto de contagio sobre nosotros es del 14%.
Por último, si se trata de nuestra pareja,
- su mejor ánimo nos hace 8% más felices.
Dinero regalado
La segunda línea de investigación que me llamó la atención fue presentada recientemente en una conferencia TED por el psicólogo y profesor de Marketing en Harvard, Michael Norton.
El enfoque metodológico de este investigador fue diferente ya que se basó en experimentos en los cuales
- le regalaban dinero a grupos de voluntarios
- condicionando el modo en que podían gastarlo.
La clave del mecanismo es que
- a un conjunto de participantes en los experimentos les pedían que
- gastaran su dinero en ellos mismos, mientras que
- a otros les pedían que lo gastaran en amigos.
Primer resultado interesante:
- lo que nos hace felices no es tener más dinero para gastar,
- sino que la clave reside en cómo lo gastamos.
Cuando los investigadores llamaron a los “conejillos de indias” y les preguntaron
- si se sentían más felices luego del regalo,
- los que lo gastaron en cosas para ellos no reportaron mayor felicidad, pero
- aquellos a los que se les había pedido que compraran algo para otros
- sí que aumentaron mucho su felicidad al final del día.
Gastar en otros
Luego los científicos volvieron a hacer el experimento en sujetos de Canadá y de Uganda y encontraron
- un resultado que los sorprendió aún más.
Mientras que en Norteamérica
- el dinero entregado se gastaba en regalos triviales (un peluche, una invitación a tomar
un café, etc.) , en África
- se destinaba a ayudar a amigos que realmente lo necesitaban (un medicamento,
un alimento, etc.).
Como se imaginará el lector,
- siempre gastar en otros incrementa la felicidad, pero
- gastar en alguien que lo necesita aumenta nuestra satisfacción el doble.
Finalmente el experimento se repitió
- usando ahora grupos de trabajo dedicados a la venta.
A la mitad de los grupos participantes
- les regalaron dinero para que gastaran individualmente, mientras que
- a la otra mitad les pidieron que gastaran en algo para el grupo, como facturas y
café o algún adorno para la oficina.
En ambos casos
- el premio de dinero (15 euros) incentivó a los grupos e hizo que vendieran más, pero
- mientras que en el contexto de gasto individual las ventas crecieron menos que
los 15 euros regalados,
cuando se les pidió que gastaran en el grupo
- la motivación fue espectacular y las ventas de cada uno ese día
- crecieron en promedio 78 euros, multiplicando por cinco el dinero invertido.
Lo sabe muy bien el hincha de Estudiantes Caruso Lombardi, quien a fuerza de prometer LCD`s al grupo en función de los resultados, está logrando una recuperación increíble del Ciclón.
La estrategia motivacional lo está premiando con una efectividad del 66% desde que asumió.
Ocho puntos que valen más que 8, porque
- pueden comprar la felicidad absoluta de los hinchas de San Lorenzo
Martin Tetaz - Economista - El Dia - La Plata - 6-May-2012
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