martes, 9 de octubre de 2012

¿Ganamos? No, ¡perdimos!


Estamos pasando de una euforia abrumadora ante una inminente victoria a convencernos de que no perdimos, y que por el contrario, avanzamos hacia la victoria definitiva.

Todo sería una cuestión de paciencia.

Pero no: Perdimos una elección trascendental.
- Y es una verdadera tragedia lo ocurrido,
- no una demostración del admirable talante democrático
  del venezolano.
- Nos quieren reanimar con un discurso dulzón,
- nos piden que recuperemos el espíritu de lucha.
- OK, pero precisemos bien por qué pasó lo que pasó para
  que no vuelva a pasar.
- No hay sustituto para la victoria.
- ¿Dejará de ser Chávez un autócrata,
- los poderes funcionarán independientemente,
- no regalarán más dinero al extranjero?
- ¿Hubo mesas sin testigos donde Chávez sacó 100% de
  los votos?
No era fatal e inevitable lo ocurrido el 7 de octubre.
Estas elecciones se celebran luego que el chavismo había sido derrotado en el referéndum de la reforma constitucional (2007) y en las elecciones legislativas (2010).
El triunfo de Chávez ha sido
- imponer un despotismo astuto que ha logrado
  disfrazarse de democrático,
- conseguir una imagen.

Saquemos lecciones
Los abstencionistas en las legislativas y en el referéndum fueron los chavistas a los que les cuesta votar cuando Chávez no es el candidato.
Por tanto, la oposición le irá mejor en las próximas elecciones si el desánimo no vuelve ahora abstencionistas a los antichavistas.
- ¿Después del jarro de agua fría del domingo la clase media
  saldrá a votar?
- ¿La convenceremos de que la próxima vez, cómo no,
  ganaremos?
- ¿Cómo recuperar la fe de los electores?
- ¿Cómo evitar que se recluyan en sus casas?
- ¿Con el cuentito de que a veces se gana perdiendo?
- ¡Por favor! El ventajismo no cambiará,
- ni la presión sobre los medios privados,
- ni el uso obsceno de los recursos del Estado.
Hay que mantenerse unido porque la mayoría cree que el camino es Chávez.
Podemos seguir hablando de dos países con tal de que reconozcamos que Chávez representa a la mayoría, lo cual no quiere decir que no le ocurra al final lo mismo que al dictador Marcos Pérez Jiménez (1953-1958), electo abrumadoramente y convertido después en un político odiado.
Si comparamos el 7 de octubre con los referendos, la oposición perdió votos; si nos miramos en el espejo de la última elección presidencial, la oposición ganó el 10% de votos.
- Capriles siguió disciplinadamente una estrategia, pero
- Chávez sigue contando con los votos de los más pobres,
  a pesar de un pésimo gobierno.
- ¿Seguiremos con la tontería del "carómetro"?
- La frivolidad de reducir el análisis político al estudio
  de las expresiones de los políticos,
- que al final sonreían artificialmente para ganar las batalla
  del carómetro.
Por internet se multiplican ahora los mensajes de los que
- explican la derrota por la imbecilidad de los electores
  chavistas.
En realidad,
- los torpes, ciegos, ingenuos son los que desconocen la
  realidad, pues
- si una partida de ignorantes le ganan a los cultos, los
  educados, los decentes,
- es porque éstos no son tan cultos ni tan educados.
Pero las cosas cambian, claro, solo que para mejor, o para peor.
- Preservemos a la Mesa de Unidad y a Capriles, pero
- discutamos a viva voz los errores.
Eso sí,
- no apostemos al cáncer para conseguir lo que nos
  niegan los votos,
- porque sería invocar a lo desconocido.
- Sólo hay una victoria:
- ganarse al pueblo.
- ¿Cómo?
Fausto Masó - El Nacional - El Mercurio - Sgo. de Chile - 9-Oct-2012



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