Nombres que tienen mucho en común:
-
politización de la justicia,
-
autoritarismo,
-
despilfarro de los recursos y
-
corrupción
Nombres que
tienen en común muchas cosas:
-
irrespeto a la libertad de expresión,
-
politización de la justicia,
-
criminalización del ejercicio periodístico,
-
autoritarismo,
-
populismo a ultranza,
-
soberbia incontrolada,
-
despilfarro de las recursos públicos en beneficio propio y de
sus
allegados, pero sobre todo,
- corrupción cómo amalgama de los sistemas de
gobierno en los que se
quieren perpetuar.
Si bien
las dictaduras militares han desaparecido de nuestra
América India
-
han sido reemplazadas por sistemas que,
- disfrazados
de democracias,
-
ejercen más poder y más control
de
-
lo que hubieran pensado dictaduras clásicas del pasado.
En todos estos
regímenes
- a los
militares se les suma a la red de corrupción para
-
mantenerlos alejados de pensar en controlar al Estado
- como lo
hacían tan frecuentemente antes.
- Así los
convierten en cómplices.
Si se pregunta a
representantes oficiales de Ecuador, Venezuela,
Bolivia, Nicaragua y Argentina ninguno dudara en contestar que
- sus
gobiernos son auténticas democracias, participativas y
populares, que
- se
miden por la cantidad de elecciones que realizan en sus respectivos países.
Maduro dijo hace unos días
que ellos allá ya llevaban 19 elecciones en 14 años.
Poco importa si
se les acusa de que ponen todo tipo de trabas a la libertad de
expresión, dirán, como Correa o Maduro, a que ésta en el
pasado cercano era mal utilizada por los dueños de medios, con el estribillo que
repiten tanto de “las dictaduras mediáticas”.
Les importa poco
el nulo acceso que en las municipales venezolanas tuvieron los candidatos
opositores. Menos importa que ahora sean sus gobiernos
- los que
tienen el control de la mayoría de los medios en sus respectivos
países.
Ahora, dicen,
los medios están en el “poder del pueblo”, abrogándose
ellos
- esa
representación sin derecho a ninguna argumentación y
rèplica.
Para lograr sus
objetivos
-
controlan todo el aparato judicial.
Evo y
Daniel logran cambiar las reglas para reelegirse porque
dominan la justicia;
Maduro violó todas las normas
constitucionales para hacerse de la Presidencia de su país aunque no le
correspondía, robándole la elección de abril de 2013 e ignorando la petición
ciudadana para que termine de probar que nació en Venezuela.
Correa controla todo el sistema
judicial, al igual que
Cristina
reiteradamente ha intentado.
Todo esto lo
pueden lograr
- a
través de una extensa red de corrupción, que
-
compra diputados,
-
alquila conciencias,
-
apabulla a periodistas,
-
politiza la justicia,
-
inventa casos a opositores,
-
paga jugosos cabildeos hasta en el Imperio que tanto critican,
-
logrando con ello el control de la sociedad.
La
clase empresarial se doblega porque
- de no
hacerlo no podrá desarrollar ninguna de sus actividades
propias.
Esto que hoy pasa
en América Latina y que cada día se entiende más es
preocupante.
Se limpian a
diario con el contenido a la Carta Democrática Interamericana.
Todos los países
miembros de la OEA, inclusive los Estados Unidos y Canadá, se hacen los de la
vista gorda, porque
- en esto
cada vez más privan los intereses sobre los principios;
-
el dinero y los negocios están por encima de todo.
- Y qué
decir de Europa, antes ejemplo a seguir en todo lo relativo a
la
solidaridad democrática.
Mientras dejamos
pasar el tiempo,
- el
concepto clásico de la democracia, se deteriora más.
- Se
vuelve menos útil.
Al paso que
vamos, si bien no con dictaduras militares,
- se
proliferarán los Correas, los Maduros, los Evos, los Daniel y las
Cristinas.
En un futuro
cercano
- los
hermanos Castro se convertirán en nuestros referentes,
- porque en la Isla del Caribe, también nos dicen
- que viven en democracia, popular, por cierto.
- porque en la Isla del Caribe, también nos dicen
- que viven en democracia, popular, por cierto.
Guillermo Cochez - El País - Madrid - 13-Dic-2013
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