domingo, 22 de junio de 2014
La verdad de la deuda
La noticia cayó como una bomba y reabrió un tema que parecía cerrado. La Corte Suprema de los Estados Unidos desestimó la última instancia de apelación que le quedaba a la Argentina y nuestro país deberá pagarle 1.330 millones de dólares a un conjunto de bonistas que no ingresaron en los canjes voluntarios del 2005 y 2010.
En ese contexto, el ministerio de Economía emitió un comunicado en el que explica que no podrá pagar el próximo vencimiento de deuda, porque no está dispuesto a abonar la sentencia judicial y teme que el dinero depositado para cumplir con los bonitas regulares, sea embargado.
El propio Ministro fue concluyente cuando explicó que
- si tenemos que pagar esa sentencia entramos en default,
porque no se trata de solo 1.330 millones, sino que pronto se convertirán en 15.000 millones cuando el resto de los bonistas que no entraron en los canjes y no litigaron aún, lo hagan aprovechando el precedente legal del fallo firme del juez Griesa.
Una Confesión
Pero claro, resulta muy curioso que
- un país desendeudado y con una economía robusta no pueda pagar
- o refinanciar un compromiso que sólo significa en el peor de los casos
- el 2,7% de su PBI.
Evidentemente, la declaración de los funcionarios es
- una confesión de que lo del desendeudamiento no era tan así y/o
- la salud de la economía no es la mejor.
Veamos. De acuerdo al último “Informe de Deuda Pública” de la Oficina Nacional de Crédito Público, al 30 de junio del 2013, hace prácticamente un año atrás,
- los compromisos totales ascendían a 196.143 millones de dólares.
Como esa deuda no contemplaba que el arreglo con el Club de París nos terminaría saliendo 3.700 millones de más y por supuesto no contabilizaba los 15.000 de los bonistas que no habían entrado en los canjes, podemos concluir que
- al día de la fecha se deben
- 215.000 millones de dólares.
Nótese que no incluyo en la cuenta los 6.000 millones de bonos emitidos para compensar a Repsol por la expropiación de las acciones de YPF, porque en última instancia se trata de un nuevo pasivo compensado con un activo.
Punto de Partida
Es cierto, no obstante, que el Gobierno de Néstor Kirchner asumió con un panorama muy complicado en materia de deuda, puesto que el dato oficial indica que
- la misma ascendía a 178.821 millones
- al 31 de diciembre del 2003.
Resulta interesante mencionar que incluso cuando durante 2001 la deuda había crecido 16.445 millones básicamente con motivo del “megacanje” y el “blindaje”,
- para fines de ese año solo era de
- 144.453 millones de dólares ,
siendo buena parte de la diferencia con la deuda al 2003,
- 34.368 millones de dólares
- producto de los bonos entregados a los bancos para
- compensarlos por la pesificación asimétrica,
dado que a los que tenían depósitos en moneda extranjera se les entregaba $1,40 más CER por cada peso, mientras que a la mayoría de los que tenían deudas en dólares se las pesificaron 1 a 1.
También es verdad que la transición dejó al tesoro con acreencias contra el sistema financiero y las provincias por 11.000 millones, de modo que estrictamente hablando,
- el gobierno que se inició en 2003,
- tenía una deuda neta de
- 167.821 millones de dólares.
Por lo expuesto es evidente que
- no existió desendeudamiento, sino que
- los compromisos crecieron
- un 28,11% en la década.
El peso de la deuda
Sin perjuicio de haber aumentado nominalmente,
- hay dos cambios significativos que reducen la gravedad del problema.
El primero de ellos es que
- a diferencia de lo que sucedía hasta el 2001,
- hoy el 53% de la deuda es con la ANSES y el BCRA, de modo que
- el Estado le debe al propio Estado.
La segunda gran diferencia es que
- hoy el PBI argentino es 52% más alto que a fines del 2003,
(aunque el número oficial, inflado por efecto de la subestimación de la inflación que hizo el INDEC, dice que crecimos 62%).
De modo que
- lo que se debe en relación con lo que se genera es
- un 16% menor que cuando se inició el ciclo K.
Entonces
- la deuda representaba un 47,5% del PBI (medido enPPP) y
- hoy asciende al 39,6%.
Déficit y estancamiento: La complicación actual
El problema, sin embargo, es que
- la evolución de la deuda no fue pareja a lo largo de toda la década,
- sino que efectivamente hubo un desendeudamiento hasta el año 2008,
- porque el Gobierno tenía sistemáticamente superávit fiscal;
- esto es: gastaba menos de lo que recaudaba.
- Pero desde el 2009 en adelante, la situación se revirtió y
- las cuentas públicas comenzaron a mostrar rojos cada vez mayores,
- abortando cualquier posibilidad de que caiga la deuda, porque
- la única manera genuina de reducir los compromisos
- es generando excedentes; el resto es alquimia.
Para peor,
- la economía ya no crece como lo hacía y
- se encuentra virtualmente estancada hace tres años,
por lo que
- además de aumentar nominalmente,
- la deuda comienza a hacerse cada vez más pesada.
Por eso el Ministro desespera y teme el default, porque si bien comparado con el extremo del 2003 hoy la situación en materia de deuda luce un poco más holgada, en los últimos seis años se viene deteriorando sistemáticamente.
Obviamente
- un déficit fiscal crónico ocasiona
- un crecimiento de la deuda y
- es insostenible a largo plazo
pero el Gobierno aspiraba a aguantar sin hacer las correcciones hasta el fin de su mandato. Algo que parece cada vez menos probable.
Martín Tetaz - El Día - La Plata - 22-Jun-2014
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