El libro del economista francés Thomas Piketty, El Capital en el siglo XXI (será publicado en español por Fondo de Cultura Económica), ha desatado una tormenta en Estados Unidos.
Paul
Krugman, escribiendo en la revista The New York Review
of Books, lo describió como
- "un llamado a las
armas" para aquellos que desean
- "contener el creciente
poder de la riqueza heredada".
Comentaristas conservadores se han
inquietado por el "marxismo suave" de
Piketty (en las palabras de James
Pethokoukis del Centro de Estudios American Enterprise
Institute) y la alusión obvia, en el título del libro, a El
Capital del propio
Marx.
En más de 600 páginas
llenas de datos, Piketty
argumenta que
- el capitalismo crea un
círculo vicioso de desigualdad porque
- la tasa de retorno de
los activos es más alta, a largo plazo, que
- la tasa de
crecimiento económico general.
- Esta divergencia, sostiene,
amenaza con convertir
- la sociedad moderna en un
orden neofeudal,
- un escenario que le gustaría evitar
mediante la imposición de
- un impuesto global a la
riqueza (a diferencia de a los
ingresos).
¿Qué tan radical es Piketty?
En realidad, no
mucho. Con su acento, erudición fácil, camisa desabotonada y un
cabello espeso y oscuro, es el típico intelectual
francés, pero no todos los intelectuales franceses son radicales.
En Francia,
aún hay muchos marxistas de verdad, y es
difícil confundir al afable Piketty con uno de ellos.
Tal vez por eso no haya
tenido el mismo impacto en el debate público en Francia como lo ha
tenido en EE.UU.
Piketty es un intelectual
público muy conocido en Francia. Escribe una columna en el diario
de izquierda Libération y fue un alto
asesor económico del candidato presidencial socialista
Ségolène Royal en las elecciones de 2007.
Sin embargo, su libro no
fue un fenómeno editorial en París. De hecho, la mayoría de los
artículos noticiosos relacionados a él no han sido sobre el libro en sí sino
sobre su inesperado éxito en
EE.UU.
La razón de
este recibimiento dispar es bastante simple:
- lo que impulsa la discusión y las ventas
es la controversia,
y la idea
de que
- el
capitalismo produce una desigualdad cada vez mayor y
- fundamentalmente corroe el orden
social
- es polémico en
EE.UU.
En
Francia, es lo opuesto a lo polémico: es
el evangelio.
Ciertamente, nadie es
profeta en su tierra.
Es probable que exista otra razón por
la que Piketty no es tan influyente en Francia como podría serlo: es
un pensador serio.
Se dice que
Francia es
- singular en su amor por los
intelectuales públicos, pero podría ser más acertado decir que
- está enamorada de su
amor por los intelectuales públicos.
En realidad, muchos de
- los intelectuales
públicos más prominentes de Francia en la actualidad son pesos
livianos,
- que opinan sobre cosas de
las saben muy poco.
En Francia, muchos economistas famosos
venden libros y aparecen en programas de entrevistas en televisión.
- Lo que la mayoría de ellos
tiene en común es
- la falta de un título en
economía y de
- publicaciones de
economía reseñadas por sus pares.
En mi caso, yo no soy
economista, pero me han presentado como tal en un programa de
noticias francés.
- Piketty es un economista
académico sobresaliente, lo cual, en Francia,
- daña su credibilidad
como economista.
Es un recordatorio gracioso de las
diferencias entre Francia y EE.UU. que, pese a que
- las opiniones de Piketty lo ubican
muy a la izquierda en el espectro político estadounidense,
- en Francia, a menudo suena como
un conservador.
- Se opuso a la
última política emblemática del gobierno socialista,
- la globalmente
infame semanal laboral de 35 horas, e
- instó a
recortar los impuestos a la nómina.
En el fondo,
Piketty sigue siendo el personaje más
familiar en el debate de política:
- un
economista neoliberal que ve muchas virtudes en las fuerzas del mercado
pero
- favorece una
redistribución estatal para
- solucionar
algunos de los excesos del
mercado.
En los círculos parisinos, se dice que
Piketty desprecia a François Hollande, el presidente
socialista de Francia, y lo considera un oportunista
superficial.
Algunos susurran que la
enemistad se debe también a presuntamente tensa relación entre
Hollande y su ministra de Cultura, Aurélie Filippetti,
quien fue pareja de Piketty.
- En el mundo
bizantino del Partido Socialista de Francia,
- la intriga y el
sexo casi siempre parecen ir de la
mano.
Algunos en el pequeño mundo de
economista franceses respetados dicen que
- la mejor forma de entender a
Piketty es a través de su historia personal.
Se crió en una familia de
clase obrera, con padres que habían estado activos en el
partido trotskista Lutte Ouvrière (Lucha Obrera).
Después de graduarse de la escuela
secundaria a los 16 años, logró ingresar a la Escuela Normal
Superior de París, la más selectiva de las híper selectivas
grandes écoles de Francia.
A los 22 años, obtuvo su
doctorado y
- ganó el premio a la mejor
tesis del año de la Asociación Económica Francesa.
- Su tema: la
redistribución de la
riqueza.
Piketty es,
en resumen, esa cosa increíblemente rara:
- un producto puro de
la meritocracia francesa,
- el niño de clase obrera que
asistió a un colegio público,
- se abrió paso hacia una
escuela de élite y
- terminó en un prestigioso
servicio del gobierno,
- cofundó y lideró la Escuela
de Economía de París, dirigida por el gobierno.
- Este es el modelo
que forjó el renacimiento de Francia en la posguerra
- pero que ahora está en
pedazos.
Sin dudas, conforme Piketty ascendió
en los escalafones de la élite francesa, no pudo evitar
ver que la mayoría de la gente en a su alrededor tenía padres y
abuelos (y en muchos casos, pentabuelos) que habían sido mucho más
privilegiados que los suyos.
Por lo tanto,
- fue a trabajar
tratando de unir lo que su bagaje cultural le indicaba y
- lo que encontraba en los
modelos y hallazgos empíricos de la
economía.
Piketty
- tiene razón en algunas cosas y está equivocado
en otras, pero
- su perspectiva del mundo está lejos de ser
radical.
Incluso podría ser
aceptada por
- alguien de derecha a quien le preocupa la
desigualdad y
- que las enormes diferencias en la riqueza, si
no se controlan,
- puedan socavar el orden social.
De hecho, pese a todos los
comentarios y objeciones sobre
- las ideas supuestamente revolucionarias de
Piketty,
- esa percepción conservadora podría ser
- su contribución más duradera al debate en
EE.UU.
Pascal E. Gobry - The Wall Street Journal - NYC - 12-Jun -2014
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