El ambiente que se respira en las ciudades de España está lejos del clima casi revolucionario que transmiten las noticias internacionales.
Los "indignados" han desaparecido de las calles y plazas.
- Millones de desempleados, "indignados" que ocupan espacios públicos,
- inmigrantes que regresan a sus países.
- Las noticias sobre España son alarmantes, pero
- en las calles la vida poco parece haber cambiado.
El contraste es llamativo. Para un uruguayo, acostumbrado a sufrir los estragos de las últimas crisis regionales, el panorama en ciudades como Madrid o Bilbao es desconcertante.
Bares y restaurantes desbordados de gente, comercios repletos, avenidas y calles relucientes. Pero...
- ¿Dónde está la crisis?
es lo primero que el viajero se pregunta al desembarcar en la capital española.
"Comparar esto con lo que vivimos allá en 2002 es una locura", afirma Andrés, un uruguayo afincado en Madrid y que hoy trabaja para una empresa india.
"La situación es difícil, sobre todo para la gente con trabajos menos calificados, pero acá la vida sigue como siempre y no se respira ese ambiente opresivo que había en Uruguay", sostiene.
Otro compatriota tiene una visión menos optimista. Se trata nada menos que el contador Enrique Iglesias, ex presidente del BID y hoy a cargo de la Secretaría Iberoamericana.
Desde su moderno despacho en pleno centro de Madrid, y mientras pide a sus asesores los últimos datos sobre los mercados y "primas de riesgo", no ahorra gestos de preocupación al hablar sobre la situación europea. "El gran tema es que la crisis uruguaya del 2002 se trataba de un problema concentrado en la región", afirma.
- "Esto de hoy tiene el potencial de convertirse en una depresión global muy seria,
- si no hay una respuesta política a la altura de las circunstancias".
Es que las cifras del problema lucen realmente alarmantes. La crisis comenzó en el año 2008, cuando la economía española se contrajo un 1,1%, y partir de allí todo ha ido cuesta abajo.
El desempleo que era de un 8,3% en aquel año, hoy ya trepa a casi un 22%, más de
- 5 millones de personas.
Las políticas de inversión pública lanzadas por el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero no lograron recuperar el vigor económico, y por el contrario
- han llevado al país a convertirse en la cuarta economía más endeudada del mundo desarrollado. Vocablos tristemente recordados como "riesgo país" ocupan los principales titulares de los medios, y la situación de los bancos y hasta del sistema de seguridad social, comienza a crujir.
El drama español parece atado a la crisis que vive buena parte de Europa, donde países como Italia, Irlanda o Grecia se encuentran asfixiados por su alto endeudamiento y anémico crecimiento. Sin embargo, en España el detonante parece estar claro y todos, desde el taxista hasta el analista económico más encumbrado apuntan al gran responsable;
- El "ladrillo".
Se refieren al fenómeno de la "burbuja inmobiliaria" que experimentó el país en la última década, cuyas cifras son asombrosas. Por ejemplo, en el año 2006 se construyeron en España
- 760.179 casas.
Cifra que así planteada no dice mucho, pero que impresiona cuando se la compara con el dato de que en el mismo año, sumados Alemania, Francia e Italia (países más poderosos y con más población) apenas llegaron a las
- 755.000.
En contraste, el 2011 se anuncia como el peor año de la historia en materia inmobiliaria, ya que se estima que se iniciarán menos de
- 60.000 construcciones.
Es decir, una décima parte de lo que ocurría en pleno boom.
Este fenómeno ha generado realidades contradictorias. Por un lado ha dotado al país de
- una infraestructura de última generación en rutas, puentes, aeropuertos, que
- más allá de las subidas y bajadas del mercado, están allí, a la vista de todos, y
- listos para ser aprovechados una vez que pase el mal momento.
Por otro, dejó pruebas lacerantes sobre los efectos letales de
- la especulación y las malas políticas públicas,
como por ejemplo
- los faraónicos aeropuertos en sitios como Ciudad Real o Huesca,
de escasa población y muy próximos a otras terminales importantes, que hoy parecen obras fantasmas, sin gente y algunos al borde del cierre por falta de uso.
- El "pinchazo" de la burbuja inmobiliaria ha tenido un efecto social impactante,
sobre todo entre la población inmigrante, buena parte de la cual llegó al país para trabajar en esa rama de la economía.
La directora de integración de los inmigrantes del ministerio de Trabajo, Estrella Rodríguez Pardo señala que
- entre 2009 y 2011 más de
- 30.000 extranjeros han dejado España para regresar a sus países.
Algo entendible cuando se observa que
- la tasa de desempleo entre estos extranjeros llega al 33%.
"Esto muestra que las acusaciones de que las políticas de integración que impulsó el gobierno tenían un efecto llamada para la inmigración era injustificada", señala Rodríguez Pardo. "Se trataba de un fenómeno claramente económico", concluye.
Pese a esto, y como prueba del cuidado con el que se deben manejar los números de la presente crisis, pese a la baja de la llegada de extranjeros,
- las remesas que estos envían a sus familiares crecieron el año pasado, y
- llegaron a los 7.198 millones de euros, la más alta de toda la Unión Europea.
A la hora de hacer un balance sobre la situación de esta España de hoy, Joaquín Estefanía, uno de los periodistas emblema de El País de Madrid, apunta a
- otro de los problemas que la crisis está potenciando,
- el fenómeno de la informalidad económica,
algo difícil de imaginar en un país del primer mundo.
"En España siempre hubo una alta tasa de economía en negro, pero ahora algunos estiman que
- llega al 25% del PBI", afirma Estefanía.
Sobre las posibles vías de salida para la crisis, el periodista no duda en criticar el manejo político que ha dado Europa a la misma.
"Pretender que un país en crisis como España de un día para otro baje su déficit del 7% de hoy a nada en un año es una receta perfecta para el fracaso", sostiene.
Y agrega que "esta crisis tiene una dimensión tan grande que no admite soluciones ideológicas".
Si la solución a la crisis es aún compleja de definir,
- algunas de las causas estructurales parecen estar más claras.
Al menos eso es lo que surge tras un encuentro con representantes del Foro Generación 78, un grupo de jóvenes profesionales que se reúnen para analizar los fenómenos políticos del país, y que toman su nombre del año en que surgió la última constitución española.
Afirman que
- pese a los aires de modernidad que la pertenencia a la UE trajo para España,
- muchos de sus problemas históricos siguieron latentes.
Entre ellos
- el escaso de espíritu emprendedor,
- la falta de movilidad laboral y
- la exacerbada importancia del sistema público a la hora de dar trabajo (toda semejanza con Uruguay no es mera coincidencia).
Esto además se ve agravado por
- el creciente proceso de traspaso de competencias a las autoridades autonómicas.
Por ejemplo los últimos datos muestran que
- el número de empleados públicos (3.186.000) superó a
- los encuadrados en "el sector del comercio y la hostelería" (3.134.000).
Y que mientras
- el sector privado ha perdido 229.000 empleados respecto a 2010,
- el público ha ganado 98.000.
Tal vez allí esté uno de los grandes debates que se viven hoy en España, particularmente luego de la impactante victoria electoral del Partido Popular.
Presionado por
- su situación económica,
- los mercados, y
- las autoridades de la Unión Europea,
pocos dudan que el próximo jefe de gobierno, Mariano Rajoy,
- deberá hacer dolorosos recortes en el sector público.
- Unos recortes que de acuerdo a su magnitud pueden significar
- un choque drástico en el delicado panorama social actual español.
El problema lo deja bien en claro Fernando Pajares, un experimentado periodista que supo ser corresponsal en América Latina durante muchos años.
"El secreto por el cual pese a los 5 millones de desempleados tu no ves hoy en España
- ni estallidos sociales
- ni pobreza rampante tiene dos claves", señala.
"Por un lado
- el sistema familiar español, en el que los jóvenes se independizan tarde, y
- en el cual las familias se apoyan mucho mutuamente.
Por otro
- las prestaciones sociales que son muy amplias".
La conclusión obvia es que
- si ese sistema se ve muy afectado por los recortes,
- las consecuencias pueden llegar a ser dramáticas.
Pero si hay una postal emblemática de la crisis española, es
- la del movimiento de los "indignados",
que han sido incluso elegidos como personaje del año por la revista Time.
Sin embargo, quien acuda hoy a la Puerta del Sol, lugar donde comenzó el movimiento,
- no encontrará rastros de los mismos.
Su último bastión, un hotel ocupado a metros de la plaza, fue desalojado por la policía unos días atrás.
Y el lugar de su campamento en Sol es ocupado hoy por
- las interminables colas de españoles que buscan en los billetes de lotería navideña que vende
la tradicional "Manolita", la respuesta a los sinsabores de la crisis.
Una señal susceptible de ser calificada tanto como de
- una apuesta a la esperanza como a la resignación.
La cifra
96%: El porcentaje de españoles que opinan que la situación económica de su país es mala, una cifra nunca antes vista.
América Latina, tabla de rescate
Pese a la importancia que se da a Europa, para España su vínculo con América Latina sigue siendo eje central de su política exterior. Y no sólo por razones emocionales o históricas.
En estos momentos de vacas flacas, si las principales empresas ibéricas pueden exhibir balances positivos es gracias a sus inversiones en la región.
Por ejemplo en la banca, el grupo Santander anunció
- ganancias del 20% en América Latina en comparación con
- las pérdidas de 6% en Europa.
El BBVA vio
- una caída de sus beneficios global es del 9,7%, pero
- incrementó sus ingresos en la región en un 7,6%.
Y Telefónica anunció
- ganancias del 16% en la región que compensaron
- la caída de las utilidades en España.
Es más, algunos analistas afirman que
- si la economía española no ha vuelto a caer en recesión,
- es justamente por el aporte de estas empresas.
Incluso por estas fechas estaba por cerrarse un acuerdo millonario para que una empresa española se encargara de diseñar y manejar el primer tren de alta velocidad en Brasil.
En ese sentido, el gobierno español ha hecho una apuesta muy fuerte para "rescatar" el mecanismo de las cumbres iberoamericanas, tras el comentado resbalón que significó la última en Asunción, a la cual asistieron muy pocos presidentes.
La diplomacia de Madrid se encuentra abocada desde ya a la organización de la nueva cumbre, prevista para el año próximo en Cádiz, coincidiendo con el bicentenario de las históricas "Cortes".
Se cree que ese encuentro
- será decisivo para el futuro de la presencia española en América Latina
Martín Aguirre - El Día - La Plata - 19-12-2011
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