Las finanzas aportan un 10% de los impuestos recaudados, pero su rescate ha costado una fortuna.
No es ni mucho menos la primera vez que un político invoca los llamados "intereses nacionales" para justificar una decisión importante de política exterior, pero lo habitual es que, cuando se hace, se refieran a consideraciones de
- seguridad,
- amenazas externas,
- posiciones geoestratégicas o
- asuntos de gran impacto para el comercio o
- el conjunto de la economía del país.
Pero cuando David Cameron lo hizo la semana pasada para explicar el veto del Reino Unido a las medidas de integración fiscal de la eurozona,
- aplicó ese término a la defensa de los privilegios de ese conglomerado de bancos, compañías
de seguros, entidades financieras, especuladores y bufetes de abogados conocidos como
- la City de Londres.
¿Significa tanto la City para la economía del Reino Unido que un primer ministro está dispuesto a
arriesgar
- el aislamiento internacional,
- el ridículo diplomático y
- la enemistad de las dos principales potencias
–Alemania y en especial Francia– de su zona natural de influencia,
a la que vende el 50% de sus importaciones y a cuyo destino está inexorablemente vinculado?.
En términos estrictamente cuantitativos, hay opiniones para todos los gustos.
Pero el veto de Cameron
- no fue sólo cuestión de números,
- sino la defensa del mercantilismo con el que el país construyó un imperio, y
- del neoliberalismo económico que los conservadores británicos defienden como su Santo Grial.
Es cierto que el sector de los servicios financieros que se conoce como la City es mucho más importante para la economía británica que para la de cualquier otro país de la Unión Europea,
representando casi
- un 10% de la totalidad de ingresos del Tesoro británico en concepto de impuestos,
- un 8,5% del producto interior bruto (PIB),
- un 34% del comercio de la nación,
- medio millón de trabajadores (más otros tantos de manera indirecta, como cajeros de bancos, secretarias, empleados de servicios de limpieza, mensajeros, compañías de catering, etcétera), y que cada día mueve
- billones de euros, dólares y libras esterlinas.
- A nivel global, sólo Wall Street puede hacerle sombra a la City.
"Así como España e Irlanda están pagando el precio de la excesiva dependencia de sus economías al sector de la construcción,
- el principal problema británico es
- la dependencia de los servicios financieros,
precisamente cuando se les considera responsables de la especulación desmesurada que ha llevado a la actual crisis, y se les pretende regular para que no vuelva a ocurrir algo parecido –comenta el analista Bruce Stoppard–.
Pero la palabra "regulación" es anatema para los bancos, para la City y para los tories del Reino Unido, y es por ello que Cameron blandió su espada en Bruselas como un caballero en defensa del honor y los intereses del capitalismo anglosajón".
Los 500 bancos que tienen oficinas en la City, compañías de seguros y reaseguros tan poderosas como Lloyds. Cuenta también con el London Stock Exchange –la Bolsa de Londres–, el Banco de Inglaterra y las múltiples firmas que especulan en divisas, hedge funds, eurobonos, materias primas, energía, metales preciosos, futuros y lo que haga falta, ejercen por supuesto un enorme poder.
Pero además representan para el partido conservador que dirige ahora mismo el país la esencia misma del espíritu británico.
En un momento en que ha tenido que ceder terreno en sus "valores morales" (matrimonio gay, igualdad sexual...),
- el liberalismo económico es su escudo y su bandera, un símbolo de tolerancia y de libertad
amenazado por los vientos reguladores que soplan del continente.
Los números que acompañan a la City son impresionantes:
- la gestión de un 80% de los hedge funds de toda Europa, de fusiones y adquisiciones por valor de más de un billón de euros anuales,
- 1.500 millones de euros al año sólo en tarifas de abogados, y bonus que en los años buenos han llegado a superar la barrera de los 10.000 millones, y que se siguen pagando generosamente a pesar no sólo de la crisis, sino del rescate de los bancos por los mismos contribuyentes que están perdiendo los trabajos y viendo reducido drásticamente su poder adquisitivo.
- Tres de las cuatro mayores firmas legales del mundo tienen su sede en Londres, donde se mueve - el 70% del mercado secundario global de bonos del Tesoro, y
- el 50% del mercado de los derivados.
Cada día
- se manejan en la capital inglesa más euros que en todo el resto de Europa junta.
"Los servicios financieros han tomado el lugar que tradicionalmente ocuparon las manufacturas en la economía del Reino Unido –explica el profesor Nicholas Ackroyd–, y
- generan para el país un superávit de más de 30.000 millones de euros anuales,
fundamental para el buen funcionamiento de la balanza de pagos.
- Las empresas del sector pagan una cuarta parte del total de impuestos de sociedades que ingresa el Tesoro".
Estadísticamente, el trabajador medio de la City tiene 31 años y gana 150.000 euros anuales.
La libra esterlina es la cuarta moneda de comercio del mundo, y la tercera moneda de reserva.
"El poder económico y político de la City es incuestionable, no en vano aporta un 25% de los fondos del Partido Conservador –añade Stoppard–.
Lo que es cuestionable es que Cameron haya permitido que la diplomacia y la política exterior del país queden rehenes de un sector que en cualquier caso tiene un peso proporcional mucho mayor de lo que sería saludable, y al que los contribuyentes británicos han aportado desde el 2008 más de un billón y medio de euros para el rescate de instituciones como el Royal Bank of Scotland y el Northern Rock, nacionalizadas total o parcialmente.
La respuesta de los bancos a tanta generosidad ha sido restringir el crédito hasta el punto de ahogar a individuos y a pequeñas y medianas empresas".
Rafael Ramos - La Vanguardia - Barcelona - 19-12-2011
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