Ha habido un cambio en el equilibrio de poder económico de Europa, pero no espere que dure mucho.
Durante años, los estadounidenses, los británicos e incluso este semanario han manifestado a los líderes de Europa continental que sus economías son escleróticas, sobrerreguladas y que están demasiado dominadas por el Estado, y que para prosperar al verdadero estilo anglosajón necesitan una dosis de reforma de libre mercado.
Pero la crisis económica global les ha dado el triple placer de exponer los riesgos en la desregulación, dar al Estado un rol más importante y (lo mejor de todo) dejar callados a los anglosajones.
En la cumbre del G-20 en abril en Londres, Nicolas Sarkozy de Francia y Angela Merkel de Alemania se unieron para insistir en forma sarcástica que esta recesión no era obra de ellos. Merkel nunca ha sido una admiradora especial de Wall Street. Pero el liderazgo retórico lo asumió Sarkozy. El hombre que una vez quiso que París fuera más como Londres ahora declara que la política de la no intervención es un sistema fracturado. Jean Baptiste Colbert una vez más predomina en París. En vez de desafiar el "dirigismo" (control de la actividad económica por el Estado), los británicos y los estadounidenses están ocupados siguiéndolo:
- Gordon Brown está anunciando nuevas reglas financieras e impuestos más altos, y
- Barack Obama está diciendo que Estados Unidos podría copiar algunas cosas de Francia, para sorpresa de sus compatriotas más conservadores.
En realidad, ha surgido una nueva jerarquía europea, con
- una Francia estatista a la cabeza,
- una Alemania corporativista en el medio, y
- una pobre y vieja Gran Bretaña liberal en el suelo.
Capitalismos contendores
Es fácil descartar esto como un oportunismo político. Pero detrás hay un gran debate no sólo sobre la dirección de la Unión Europea, la unidad económica más grande del mundo, sino también sobre qué tipo de economía funciona mejor en el mundo moderno. Treinta años después que el thatcherismo empezara a hacer funcionar su cruel magia en Gran Bretaña, la Europa continental todavía tiende a favorecer
- un Estado más grande,
- impuestos más altos,
- una regulación más dura de los mercados de productos y laborales, y
- una red de seguro social más generosa que los tipos de mercados más libres, como toleraría la Dama de Hierro.
Por lo tanto,
¿Cuál es la evidencia de que el modelo continental es mejor?
Los países continentales indudablemente no han escapado de la recesión:
- a Francia tal vez le esté yendo un poco mejor que a las otras grandes economías ricas del mundo este año, pero
- a Alemania, la que se ha visto muy afectada debido a sus industrias exportadoras, le está yendo muchísimo peor.
Sin embargo, Obama tiene razón al admitir que en cierta forma Europa continental se ha manejado bien.
- Las duras leyes de protección del empleo han retardado el aumento del desempleo.
- Los estados benefactores generosos han protegido a aquellos que siempre son los primeros en sufrir en una crisis económica debido a una aguda baja inmediata en sus ingresos, y han actuado como parte de los "estabilizadores automáticos" que expanden los déficits presupuestarios cuando se encoge el gasto de consumo.
En Gran Bretaña, e incluso en mayor medida en Estados Unidos, la población se ha sentido más expuesta.La declinación de la actividad económica también ha confirmado que el modelo continental tiene algunas fortalezas.
- Francia posee un sector público comparativamente eficiente, gracias en parte a años de inversión en mejores caminos, más trenes de alta velocidad, energía nuclear e incluso la restauración de las catedrales antiguas. Ni tampoco es un asunto de introducirles más dinero de los contribuyentes. En cierta medida, el sistema de salud galo entrega mejor valor por el dinero que el de Estados Unidos, que es más caro.
- Alemania no sólo se ha ocupado de su hacienda pública en forma más prudente que otros; su modelo impulsado por las exportaciones ha forzado a sus empresas a limitar sus costos, lo que las ha vuelto competitivas no sólo en Europa, sino también globalmente.
Por diseño, como también suerte, gran parte de la Europa continental evitó las burbujas inmobiliarias que fueron estimuladas por las deudas y que estallaron en forma espectacular en Gran Bretaña y Estados Unidos.
¿Pero durará?
Las fortalezas que han hecho que partes de la Europa continental sean relativamente flexibles en una recesión podrían surgir rápidamente como debilidades en una recuperación. Porque se paga un precio por más seguridad y una protección del empleo más grande: una lentitud para ajustar e innovar eso significa, a la larga, menos crecimiento.
Las reglas contra el despido que impiden un agudo aumento en el desempleo tal vez signifiquen que se creen menos empleos en las nuevas industrias. Aquellos estados benefactores generosos que conservan los ingresos de la gente tienden a mitigar los incentivos para tomar un nuevo trabajo.
Ese Estado grande, que ayuda a sostener la demanda en los tiempos difíciles, se convierte en un estorbo para las nuevas empresas dinámicas cuando se reanuda el crecimiento.
Las últimas predicciones son que Estados Unidos y Gran Bretaña podrían recuperarse de la recesión más rápido que una mayoría de países de Europa continental.
Los países individuales tienen fallas específicas propias. Aun cuando hiciera todo lo demás en forma correcta, la flexibilidad exagerada de Alemania en las exportaciones a expensas del gasto de consumo ha resultado ser una debilidad grave en una contracción de la actividad económica, y sus bancos también se ven débiles.
La tasa de desempleo juvenil en Francia supera el 20 % y puede ser el doble en los tristemente célebres "banlieues" donde se concentran las poblaciones musulmanas.
Italia y España han tenido agudas alzas en los costos laborales unitarios y su crecimiento en la productividad laboral se ha estancado o ha ido marcha atrás. Tal vez no pase mucho tiempo antes de que un voluble Sarkozy le dé una nueva lectura a su Adam Smith.
No para qué, sino cómo hacerlo
Si tiene que haber un debate con respecto a qué modelo es mejor, entonces este semanario se declara firmemente de parte del modelo liberal anglosajón, especialmente porque deja más poder en manos de individuos que del Estado.
Pero la verdad es que los gobiernos a ambos lados de la divisoria intelectual podrían recorrer un largo camino para lograr que sus modelos funcionen mejor, sin cambiar sus creencias fundamentales.En el lado continental, no hay nada socialmente cohesivo en especial con respecto de las leyes laborales que favorezcan a los locales por sobre los foráneos, o reglas que hagan que los costos de empezar un negocio sean excesivos.
Incluso Colbert podría admitir que las cargas tributarias de Europa son demasiado onerosas hoy, especialmente, ya que es probable que tengan que subir en el futuro para satisfacer el costo que se vislumbra de las poblaciones del continente que están envejeciendo rápidamente.
Para los liberales, aun cuando el ciclo gire de nuevo a su favor, la crisis financiera y la recesión han mostrado defectos en la forma en que ellos también pusieron en práctica su modelo. Tener una regulación correcta importa tanto como liberar los mercados, y un sector público eficiente puede contar tanto como uno privado eficiente; si la inversión pública en transporte, escuelas y salud se hace bien, puede rendir dividendos.
La jerarquía puede cambiar, pero el pragmatismo y la eficiencia siempre contarán.
Editorial - "El Mercurio" - Sgo. de Chile - 8-May-2009
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