domingo, 22 de julio de 2012
Aguinaldos y cuentas mentales
Vistiendo un mameluco azul que supo pasar por mejores momentos, el técnico confirma la mala noticia: “la heladera no da más”.
La pareja se agarra la cabeza pero, como si tuviera la solución, el marido abre el armario del living y se dispone a elegir entre los quichicientos frascos que atesoran los distintos fondos;
- el dinero para la tele 3D,
- la plata para el viaje a Italia,
- los ahorros para la cucha de “Coco” y
- las monedas que se acumularon para pagar el terapeuta.
El comercial del conocido banco que salió por cuanto canal de televisión existe e inmediatamente fue viral en todas las redes sociales habidas y por haber, busca ilustrar los supuestos beneficios de una tarjeta de crédito, pero en rigor pinta de cuerpo entero
- una conducta extremadamente habitual acá y en la China.
Según los libros de texto tradicionales con los que estudiamos en la Facultad de Ciencias Económicas, se da por descontado que
- el dinero es fungible, por lo que
- no tiene sentido separar los ahorros para
- el alquiler en un cajón y
- los del cumple de 15 de la nena en el otro, porque
- en última instancia todo el dinero tiene el mismo valor
- independientemente del destino que reciba.
No obstante, el Homo Sapiens es muy distinto del Homo Económicus y en la realidad
- la gente trata al dinero de diferente manera según sea
- tanto la procedencia del ingreso como
- el destino que se le piensa dar a los billetes.
Resultado que descubrieron hace más de 30 años los psicólogos Amos Tversky y Daniel Kahneman (paradójicamente, el último de ellos fue galardonado con el Premio Nobel de Economía en el 2002). Así,
- pagamos usando la tarjeta de crédito (con los intereses
usurarios que ello conlleva) cuando
- al mismo tiempo tenemos dinero bajo el colchón, o
- arreglamos con los amigos las deudas por separado, una
por una, sin darnos cuenta que
- sería mucho más simple cancelar lo que uno le debe al
otro entre sí y
- simplemente devolverse el saldo.
El que trabaja de mozo, por ejemplo,
- abona el alquiler con el sueldo fijo del local y
- los gastos diarios con la propina que recibe, del mismo
modo que
- los padres separados se dividen los gastos de los chicos,
- pagando algunos el colegio y la ropa mientras que
- otros se hacen cargo de la mensualidad y la prepaga, en
vez de
- sumar todo junto y saldar con una sola transferencia
monetaria de una de las partes.
En un experimento muy ilustrativo, Katherine Milkman y colegas de la Universidad de Harvard mostraron que
- la gente gastaba en distintas cosas cuando recibía cupones
de devolución del 10% en los comercios en los que
compraba.
Una investigación del equipo de Yu-Jane Liu, perteneciente a la Universidad Nacional de Taiwan, mostró, en el mismo sentido, que
- los inversores tendían a tomar más riesgos por las tardes,
cuando
- ya habían ganado dinero a la mañana, que en los días
de menor suerte matutina; un efecto similar al de los
apostadores que
- efectúan gastos extraordinarios cuando ganan a la ruleta
o los caballos, porque
- consideran que están pagando con “dinero de la banca”,
como si
- acaso fuese distinto que el dinero del salario.
Todo esto viene a cuento del enorme descontento que generó el anuncio de Daniel Scioli de que iba a desdoblar el pago del aguinaldo.
Desde el punto de vista estrictamente económico,
- no debería haber ninguna diferencia entre recibir
el aguinaldo en
- una sola cuota anual (como era antes),
- dos cuotas semestrales (como ahora), o
- varios pagos incluso mensuales.
Pero
- para la gente sí que hay diferencia, porque
- no tratan el aguinaldo del mismo modo que el salario
mensual, incluso
- cuando en la realidad ambas cosas constituyen la
remuneración de la misma tarea;
- el trabajo de todos los días.
Naomi Feldman, aprovechando un cambio legal ocurrido en Estados Unidos en 1992, por el cual la devolución anual de impuestos fue prorrateada en varios desembolsos mensuales, comprobó que
- la gente dedica los ingresos corrientes al gasto
corriente (de carácter habitual y repetitivo),
- pero destina los recursos extraordinarios a gastos
no habituales; razón por la cual,
- cuando el mismo dinero que antes se recibía
anualmente se pagó de manera mensual,
- fue tratado como ingreso corriente y sumado
al gasto,
- bajando el ahorro de las familias.
Hersh Shefrin y Richard Thaler tienen una explicación psicológica para este fenómeno. Aparentemente las personas
- tenemos bajos niveles de autocontrol, por lo que
- cuando el gobierno decide que las empresas paguen
un aguinaldo (anual o semestral), logra que
- la gente controle artificialmente sus impulsos durante
seis meses y
- puedan acumular un ahorro sustantivo en ese período.
Coincidente con esto, un estudio publicado en el Journal of Economic Psychology por Valrie Chambers y Marilyn Spencer muestra que
- el efecto desaparece cuando se trata de individuos
de altos ingresos, puesto que
- ya han satisfecho casi todas sus “tentaciones”
y entonces
- les da lo mismo recibir aguinaldo anual o mensual.
Con el auxilio financiero de la Anses, el Gobernador al final logró reunir los 600 millones que le faltaban para completar el pago del sueldo anual complementario, de modo que
- las familias podrán finalmente
- cambiar la heladera o
- incrementar sus ahorros y
- el dinero no se dilapidará
- en consumo corriente,
- como hubiera sucedido de
- haberlo recibido en varias cuotas.
Martín Tetaz - El Día - La Plata - 22-Jul-2012
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