martes, 24 de julio de 2012
La ética protestante de una Canciller
En una reciente entrevista publicada por la prensa alemana, la jefa del festival de Bayreuth, Katharina Wagner, descendiente directa del famoso creador del "Anillo del Nibelungo", comentaba a propósito de la frecuentación de políticos que
- la canciller alemana, Angela Merkel,
- pagaba siempre su entrada cada vez que asistía a
alguna representación.
- Es decir que no esperaba que la invitasen.
Y es también sabido que
- si el marido de la jefa de Gobierno, el profesor
Joachim Sauer,
- acompaña a su esposa en alguna visita al extranjero,
- se paga de su bolsillo el billete en un vuelo regular,
a ser posible en una compañía de bajo coste.
O si, por la razón que sea,
- el cónyuge se ve obligado a utilizar el helicóptero
de la cancillería,
- es la propia Merkel quien sufraga el viaje de
su bolsillo.
En vista de eso, no puede uno evitar pensar en tantos políticos o personajes de las altas instituciones de nuestro país que hacen valer inmediatamente su condición de tales para
- entrar, como se dice popularmente, "de gorra" en
cualquier espectáculo, o bien
- viajan con toda la familia al lugar de vacaciones
en avión oficial o
- aprovechan el automóvil de servicio, chófer incluido,
para irse a la playa o incluso a misa.
Como tantos que ponen como pretexto cualquier cosa, por ejemplo
- un partido de fútbol, para viajar a costa del erario
público a otro país,
- acompañados de algún familiar o sus más estrechos
colaboradores.
Todos los que hemos estado en contacto con las embajadas y otras representaciones españolas en el extranjero hemos sido testigos de abusos de ese tipo.
- Es sin duda una cuestión de moral.
Y para seguir hablando de la canciller alemana, a la que
- tan alegremente se la insulta en países de moral más
bien laxa
- en todo lo que se relaciona con la cosa pública como son
los que baña el Mediterráneo,
desde Grecia hasta el nuestro, tomo algunos datos de la descripción que hace, no sin admiración, una revista italiana del entorno de la mujer en estos momentos más poderosa de Europa.
Se dice impresionado el periodista del semanario "L´Espresso" que visitó su lugar de trabajo casi "franciscano" que caracteriza la oficina de 142 metros cuadrados de Frau Merkel en la séptima planta del cubo blanco de la cancillería berlinesa, en pleno corazón de Berlín.
Un retrato de la emperatriz Catalina de Rusia, ídolo al parecer de la canciller, sobre el escritorio y otro del primer jefe de gobierno de la Alemania Federal, cristianodemócrata Konrad Adenauer, colgado en la pared, son casi los únicos adornos.
Sobriedad que se extiende al llamado "apartamento del canciller",
- un espacio de apenas 40 metros cuadrados en el piso
octavo del edificio, con
- un pequeño baño, donde, a diferencia de su predecesor,
- el socialdemócrata Gerhard Schröder, que lo ocupó con
su esposa mientras estuvo en ese cargo,
- Merkel no pasa nunca la noche.
La canciller vive con su marido en un apartamento de cuatro habitaciones próximo a la llamada Isla de los Museos, y dicen quien lo han visitado que
- es un espacio de extraordinaria sencillez, casi propio
de estudiantes.
- Además, paga ella misma el alquiler.
- Toda una lección para
- nuestros abusadores
- hombres públicos.
Joaquín Rábago -Faro de Vigo - Vigo - 23-Jul-2012
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