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Es un índice de miedo.
La semana pasada, las tasas de interés en los Bonos del Tesoro de Estados Unidos de 10 años, cayeron a un 1,4%.
Es la tasa más baja que se haya registrado y
- está por debajo de la actual inflación o la inflación
esperada (generalmente entre un 2 y 3%).
En los Bonos del Tesoro de 30 años,
- las tasas han caído a un 2,5%.
Los inversores que corren a adquirir bonos del Tesoro llevando las tasas hacia abajo,
- no están comprando acciones arriesgadas
- ni están utilizando su efectivo para expandir empresas.
- Se están protegiendo contra lo desconocido.
La cuestión es si la caída consiguiente de las tasas presagia algo peor:
- una recesión renovada,
- una deflación o
- ambas cosas.
Sin duda, siempre existen las incógnitas normales de los ciclos comerciales,
- las nuevas tecnologías,
- las presiones competitivas y
- los cambios en las normas gubernamentales.
Pero las de hoy
- parecen de una dimensión sin precedentes desde la Segunda
Guerra Mundial.
- ¿Enfrenta Europa -un quinto de la economía mundial
- el estancamiento o el colapso?,
- porque ciertos países llenos de deudas no pueden defender
el euro?
- ¿Qué le sucederá a la débil recuperación norteamericana,
si se desbarranca por el “precipicio fiscal”:
- los 500.000 millones de dólares de recortes de gastos y
- aumentos fiscales (tal como lo calculó el Committee for
a Responsible Budget) programados para comienzos
de 2013?
Falta de fe
A estas desalentadoras incertidumbres debe agregarse por lo menos una más que, aunque no se la reconoce tanto, es quizás la más poderosa.
- Hay una pérdida de fe en las ideas económicas -
- y en las normas gubernamentales basadas en ellas-
- impulsada por el hecho de que la mayoría de los
economistas
- no anticiparon la crisis financiera y muchos
acontecimientos subsiguientes.
Tomemos las tasas de interés de los bonos del tesoro.
En 2007, el año anterior a que explotara la crisis, las tasas de los bonos del tesoro de 10 años promediaban un 4,6%.
Es cierto que la Reserva Federal, en un esfuerzo por reactivar la economía, trató de reducir las tasas a largo plazo comprando casi 3 billones de bonos del Tesoro y de otros valores a largo plazo.
(El aumento de la demanda de los bonos eleva su precio y reduce su tasa de interés real.)
Eso podría haber reducido las tasas en 1 punto porcentual, sugiere un estudio de la Reserva.
El declive restante desde 2007 es un reflejo, principalmente, de dos factores:
- una economía débil que reduce la demanda de crédito;
- y la compra precavida de bonos del Tesoro como
protección contra la calamidad.
- Ambos factores casi no se predijeron.
Si hubiéramos consultado a 1.000 economistas hace cinco años, - es dudoso que 10 de ellos hubiesen predicho
- las bajas tasas actuales de los bonos del Tesoro.
Según algunos indicios, la economía debería estar mejorando.
El secretario del tesoro, Tim Geithner informó, la semana pasada, que
- el capital bancario había aumentado un 70%,
- 420.000 millones de dólares, desde hace 3 años.
- Los precios de las viviendas han empezado a subir
lentamente, lo que sugiere
- una reactivación de ese mercado.
- El servicio de la deuda familiar -los pagos mensuales
de los intereses y del principal- como porción de
los ingresos disponibles
- ha caído a niveles de principios de los años 90,
según la Reserva Federal. Pero hasta el momento,
- estos presagios positivos se eutralizaron por
- la generalizada aversión al riesgo y
- la psicología del miedo.
Cuestión patológica
Tal como
- una “exuberancia irracional” impulsó el auge económico,
de la misma manera
- la crisis puede sostenerse por un pesimismo casi
patológico,
que acarrea su propio cumplimiento.
- La tácita fe en la Economía -con la que
- los gobiernos pueden impedir otra Gran Depresión y
- asegurar que las recesiones, aunque inevitables, sean
limitadas-
- ha dado paso a un profundo escepticismo.
En décadas recientes,
- “los inversores y economistas no hablaban mucho
- del ‘desastre’"
señala el columnista del Financial Times Gillian Tett, citando un estudio de Fulcrum Asset Management.
- “Los inversores edificaron sus carreras
- en un mundo sin el riesgo del desastre.”
Ahora
- esa suposición ha desaparecido;
- la conducta se adapta volviéndose más defensiva.
A pesar de los estancados juegos políticos presupuestarios en Estados Unidos,
- los Bonos del Tesoro parecen
- la inversión más segura.
Los consumidores, los administradores corporativos, los banqueros y los propietarios de pequeñas empresas
- exhiben una actitud igualmente defensiva.
Aunque no han pasado a un estado de hibernación económica, - su instinto es abstenerse.
Es
- NO gastar otro dólar,
- NO contratar otro empleado,
- NO obtener otro préstamo.
Cualesquiera sean las razones específicas, una causa subyacente es
- la ansiedad provocada por la creencia de que
- los medios modernos de control económico,
- Bancos Centrales y
- presupuestos gubernamentales-
- han perdido la capacidad de
- generar una recuperación y
- evitar catástrofes.
Sin consensos
No es que los economistas carezcan de ideas o de propuestas. Hay muchas que a menudo se presentan con pasión. Pero
- no hay consenso sobre
- qué deben ser y
- si funcionarán.
Para tomar un ejemplo: el comité de políticas a seguir de la Reserva Federal se reunirá esta semana con - pedidos clamorosos de
- que debe “hacer algo”
- comprar más bonos,
- comprar hipotecas,
- alentar una inflación
- para fortalecer la recuperación; pero
- no hay acuerdo sobre cuán eficaces serán estas
medidas y
- hay preocupación de que algo produzca una reacción
negativa.
- ¿De qué sirven las tasas de interés bajas
- si las entidades crediticias imponen condiciones
tan estrictas que
- el crédito no fluye y
- los potenciales prestatarios no desean asumir
más deudas?
- Las tasas para hipotecas de 30 años ya están
al 3,5%.
Los obstáculos reales para una recuperación vigorosa se agravan debido a
- la reducción de la confianza
- en el poder de la Economía.
- Los peligros:
- el retorno a una recesión o
- la deflación,
- surgen de esa interacción.
- La falta de confianza
- socavará la recuperación;
- una recuperación abortada
- socavará la confianza.
- Quienquiera gane en noviembre
- enfrentará este ciclo.
- Su reto será romperlo.
Robert Samuelson - El Día - La Plata - 30-Jul-2012
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