miércoles, 21 de noviembre de 2007

El Nulo Impacto de los Impuestos Sobre la Distribución de la Riqueza

Mientras en algunos sectores la respuesta innata ante las demandas sociales parece ser el alza de gravámenes, la evidencia y los expertos coinciden en que no es así.
Lo central en la lucha contra la distribución del ingreso, apuntan, es la calidad del gasto público.

El reciente informe de Perspectivas Económicas de América Latina 2008, preparado por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde), fue categórico. La política fiscal de nuestro país, a través de impuestos y transferencias, exhibe un nulo impacto sobre la redistribución de la riqueza; exhibiendo apenas una disminución de un punto porcentual, de 47 a 46 unidades, en el coeficiente de Gini medido por el efecto de beneficios estatales.Mientras el contexto latinoamericano muestra desempeños tan pobres como el nuestro, por otra parte, los países europeos alcanzan en promedio una significativa disminución de 15 puntos en la medición de desigualdad.

¿Dónde radica la causa de desempeños tan disímiles?
Si bien el nivel de recaudación tributaria de Chile (18% del PIB) es la mitad de la media de las economías de la Ocde (36%), entre los expertos existe coincidencia en precisar que el éxito en la reducción de las desigualdades no se logra a través de mayores cargas impositivas, sino mediante un gasto fiscal eficiente y de calidad.
En este plano, Charles Oman, senior economist de la Ocde y coordinador de este estudio, enfatiza que la principal diferencia en los resultados se explica por el distinto impacto asociado al gasto público, añadiendo que “en España o Irlanda, el desembolso fiscal tiene un efecto mucho más potente en acortar la brecha entre ricos y pobres que lo que vemos en Latinoamérica. Eso nos lleva a cuestionar y criticar la calidad del gasto en estos últimos países”.
Rosanna Costa, de Libertad y Desarrollo, apunta que “los impuestos no son un instrumento que apunte a cambiar la distribución del ingreso. Lo que hay que hacer para aquello es evaluar el uso que se da al gasto fiscal, particularmente el que tiene un objetivo social”. Explica, además, que distintos “estudios sobre la materia muestran que modificaciones importantes en la estructura tributaria no producen cambios significativos en la distribución del ingreso. Pensar lo contrario, a lo único que puede llevar es a sistemas ineficientes, a mermar la capacidad de crecimiento de la economía”, dijo.

Redistribución
“Los impuestos por sí mismos no van a cambiar notablemente la distribución, lo fundamental es lo que se hace con ellos. Se puede tener impuestos progresivos, algo que podría esperarse que contribuyera fuertemente a mejorar la distribución, pero si este no se gasta concentrándolo en los más pobres, no tendrá ningún efecto”, apunta el académico de la Universidad de Chile, José Yáñez.
Al respecto, el Panorama Social de América Latina 2007 dado a conocer la semana pasada por la Cepal, muestra que nuestro país se ubica apenas en el 6º lugar regional en materia de reducción de la pobreza para el periodo entre 2000/2002 y 2006. En este sentido, Oman agrega que si bien “sabemos que Chile ha reducido mucho sus niveles de pobreza, todavía sufre de niveles de desigualdad relativamente importantes. El elemento central es hasta qué punto el sistema fiscal en Chile puede ser un instrumento eficaz e importante para reducir los niveles de desigualdad”.

La Billetera
Así, el uso inteligente de los recursos estatales se hace especialmente trascendente en la coyuntura actual de Chile. Y es que más allá de que la economía ha tendido a desacelerarse en los últimos meses, las buenas perspectivas para el precio del cobre y de los envíos en general, sumadas a un superávit fiscal esperado para el ejercicio en torno a 10% que equivale al 37% de los ingresos totales, contribuyen a diagnosticar una buena salud para las arcas del Estado. “Chile es un gran exportador de cobre, y el Fisco se beneficia enormemente de los ingresos de Codelco”, dice Oman, apuntando que esto implica la necesidad de velar por el buen uso del desembolso estatal. Esto, mediante “una respuesta que se encuentra en el campo del desarrollo de sistemas más transparentes y eficaces bajo el control democrático. Hay espacio para que países como Chile mejoren en ese ámbito”, agrega.

Contra la Corriente
No obstante la evidencia, las administraciones de la Concertación han subido consistentemente los impuestos, argumentando la necesidad de financiamiento para los programas sociales comprometidos, e imposibilitando de paso el despegue de la inversión, fuente del crecimiento económico.
El IVA pasó de una tasa de 16% en 1990 a 19% en la actualidad, mientas el tributo de primera categoría subió de 10% a 17% en igual lapso. A estos se suman las patentes municipales, contribuciones, gasolinas, timbres y estampillas, peajes, royalty minero, entre otros.
Es más, desde el segundo cuarto de 2007 el impuesto a la renta pasó a situarse como el más recaudador, desplazando al IVA a la segunda posición y acumulando a septiembre US$10.623 millones, monto que supera levemente a los ingresos totales de 2006.
Con todo, mientras se revelan serias falencias en el desarrollo de sectores clave como Educación, Innovación y Salud, en un contexto de escasos incentivos para la iniciativa privada, las insuficientes garantías del Gobierno en relación al buen uso y destino de los recursos -como se observa en casos como EFE-, parecen no considerar que la profundización de las disparidades sociales no sólo tienen grandes costos económicos, sino también delicadas consecuencias sociales y políticas
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Editorial - "Estrategia" - Santiago de Chile - 20-Nov-2007

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