La joven que se negó hace un mes a sentarse en la parte trasera de un autobús utilizado por judíos ultraortodoxos recibe amenazas de muerte entre una creciente polarización social
Tania Rozenblit iba vestida de forma «decente», según los estándares de los ultraortodoxos, el día que se negó a sentarse en la parte trasera del autobús 451.
La joven de 28 años se dirigía a Jerusalén a una cita en un barrio judío ortodoxo. Y lo hacía en un autobús urbano normalmente utilizados por este colectivo ultrareligioso.
Durante el trayecto, un hombre se negó a subir a menos que Rozenblit se moviera al fondo del vehículo.
Ella se negó. «Respeto lo suficiente la forma de vida ultraortodoxa, visto ropa discreta, pero no voy a ser humillada», espetó al oficial de policía que acudió al lugar donde el autobús estuvo detenido durante más de treinta minutos.
Un mes después de los hechos, con multitud de enfrentamientos entre el sector secular y el religioso y varias marchas de ambos colectivos en las calles de Israel, Rozenblit denuncia que ha sido amenazada de muerte por teléfono, correo electrónico y también por Facebook, el lugar donde dio a conocer su historia.
- «No he querido retratar a los ortodoxos como malvados y opresores de las libertades
y derechos humanos. Solo quiero señalar que es un problema social», escribió entonces.
El suceso tuvo lugar en la tercera semana de diciembre del año pasado y sirvió para evidenciar
- un profundo problema en la sociedad israelí:
- la brecha entre el sector ortodoxo, cada vez más grande, y el secular.
- Las principales víctimas son las mujeres, discriminadas por los ultraortodoxos.
Mientras
- ellas trabajan para mantener a la familia, de una media de 7 hijos,
- ellos estudian textos religiosos.
- Visten tapadas, «de forma decente», y
- en la calle tienen que caminar por aceras separadas.
Esta forma de vida se intensifica en los barrios de los ultrarreligiosos, como Beit Shemesh, donde Naama Margolese, una niña de ocho años fue atacada por un hombre por no vestir según manda la tradición ortodoxa.
Su caso indignó a los israelíes, que mostraron en la calle su descontento. Unas manifestaciones respondidas por los ortodoxos, que incluso han llegado a protestar vestidos con trajes de presos de los campos de concentración nazis y la estrella de David denunciando la «agresividad» de los seculares y del Estado israelí.
Según las últimas informaciones, una niña de diez años ortodoxa habría sido atacada en un autobús esta semana, un suceso que recuerda a la niña Naama Margolese.
Las autoridades han mostrado su preocupación por la deriva que está tomando el conflicto.
El ministro israelí de Asuntos Religiosos, Yaacov Margy, ha advertido de
- el riesgo de que la sociedad se divida.
«Si tenemos un problema, deberíamos solucionarlo a través del diálogo», afirmó Margy.
- Mostró su preocupación de que Israel se convierta en un estado como Irán,
al tiempo que se reveló «muy decepcionado por algunas leyes aprobadas por el Gobierno de Netanyahu, como la que da más libertad a los israelíes para elegir a los rabinos que les van a casar.
- Los matrimonios en Israel están administrados por rabinos ortodoxos,
- que en muchas ocasiones se niegan a casar a parejas mixtas.
Unas declaraciones muy lejos de las que pronunció el presidente israelí, Simon Peres, según el cual
- Israel está luchando por definir su alma.
Cada vez más ultraortodoxos
Los que se definen como ortodoxos o religiosos han crecido en los últimos cinco años
- del 17% al 20%,
de acuerdo con el último sondeo de la Oficina Central de Estadísticas.
La población de este grupo religioso crece más rápido, entre otras cosas, porque las familias son más numerosas.
Los judíos seculares, por su parte, han caído
- del 44% al 41% en el mismo periodo.
Quienes se definen como observadores de la tradición judía, pero ni devotos ni seculares, siguen siendo
- un 39%.
Jaime G. Mora - ABC - Madrid - 6-Ene-2012
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