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Español: Evaluación de 2012 para la Organización
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Date | , 23:18:15 |
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Dos grandes países que han
venido registrando un importante crecimiento económico nos han sorprendido con
activas movilizaciones sociales.
Tanto en
Brasil como en Turquía
parecen dibujarse unas demandas que no tendrían tanto que ver con
los sectores más pobres o excluidos de sus sociedades, sino con demandas de
sectores urbanos y de clases medias que se habrían ampliado en estos últimos
años. Demandas que comienzan por un parque o por el transporte público como
punta de iceberg de un defectivo nivel de servicios públicos.
Para entender la base
social de tales demandas considero que el indicador anualmente estimado
por Naciones Unidas referido a la calidad de los servicios públicos
sanitarios y educativos y sus repercusiones en la esperanza de
vida y en años de escolarización de la
población es esclarecedor. Ese indicador es el índice de desarrollo humano
(IDH) no referido a ingresos con datos para 2011.
Naciones Unidas lo estima para los
países de desarrollo humano alto (los que se sitúan entre la posición 50 y la
100 del mundo, entre los 50 primeros -incluida España- seríamos los de muy alto
desarrollo) y sitúa a Bulgaria o Rumanía en las
posiciones 56 y 57, mientras que Brasil
cae a la 85 y Turquía a la 90. Sin embargo esos
cuatro países tienen una renta media por habitante muy
semejante.
Este diagnóstico de una
insuficiente conversión o transformación del crecimiento económico en desarrollo
social se agudiza cuando comprobamos cómo la mejora del IDH ha ido perdiendo
velocidad en Brasil y Turquía. En efecto, Naciones Unidas comprueba que
en la década de 2000-2010 la mejora ha sido significativamente menos
intensa que entre 1980-2000.
En suma, sus poblaciones urbanas,
y con crecientes ingresos, estarían traduciendo en demandas sociales un escaso y
poco dinámico «salario social» en especie en forma de sanidad, enseñanzas
públicas y otros servicios básicos.
Los cuatro países considerados,
con ingresos medios por habitante entre 10.000 y 12.000
dólares, comparten y padecen unas muy acusadas
desigualdades sociales. Pero si hay que identificar
las causas de fondo y singulares de por qué en Brasil y Turquía
están movilizándose a favor de los servicios públicos, habría que
concluir que la causa está en una
importante mejora del crecimiento de la riqueza (total y media por
habitante) que no se está viendo traducida en equivalentes mejoras de los
servicios públicos.
Visto desde la perspectiva de los
países del sur de Europa estarían reclamando avanzar en una senda que por aquí
ponemos en peligro de regresión y extinción. Porque nos estaríamos
empobreciendo en términos de ingresos privados pero, sobre todo, en
nuestros envidiables logros en servicios colectivos. Y es
así que mientras en Brasil se están cuestionando el megafútbol como paradigma de
éxito nacional y de su desarrollo, por aquí los goles multimillonarios aún
ilusionan al personal. Paradojas.
Albino Prada - La Voz de Galicia - Sgo. de Compostela - 2-Jul-2013
IDH - La causa
de los conflictos - Wikipedia
- 1 - Noruega 0,995
- 16 - Israel 0,900
- 29 - Grecia 0,860
- 40 - Chile 0,819
- 45 - Argentina 0,811
- 51 - Uruguay 0,792
- 85 -
Brasil 0,730
- 90 -
Turquía 0,722
El Índice
de Desarrollo Humano (IDH) es
una medida resumida del desarrollo humano; mide el avance promedio conseguido
por un país en tres dimensiones básicas del desarrollo humano:
- disfrutar de una
vida larga y saludable,
- acceso a educación
y
- nivel de vida
digno.
El
IDH es la media geométrica de índices normalizados que miden los logros en cada
dimensión, y utiliza diversos indicadores para su cálculo:
- esperanza
de vida al nacer,
- años
promedio de escolaridad y
- años
esperados de escolarización e
- ingreso
familiar disponible o consumo per cápita;
es por tanto una medida comparativa de
Se utiliza para
Este
indicador surge del Informe
sobre Desarrollo Humano iniciado en 1990 por
el Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo, un informe independiente resultado del
trabajo de un equipo de académicos destacados que fue dirigido en sus primeros
años por el economista pakistaní Mahbub ul
Haq y
la alemana Inge
Kaul.
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