Durante una visita a Buenos Aires que hice en
noviembre, noté que una sensación de premonición se cernía sobre la
ciudad.
- La economía estancada,
- la inflación en alza,
- el capital saliendo del país y
- los porteños de todos los ámbitos
- preparados
para una tormenta y
- resignados a las
penurias que llegarán a esta ciudad portuaria.
La infraestructura de la ciudad también
parecía abatida. Los amplios bulevares y grandiosos
edificios del siglo XIX están cansados y roñosos y las
calles huelen mal.
Los grafitis enardecidos y los afiches
hechos tiras desfiguran las paredes, lo que intensifica
- una sensación generalizada de
decadencia sin ley.
- Destruir la riqueza de una
nación demora un largo tiempo, pero
- una década de kirchnerismo, de
gobiernos encabezados por
- Néstor Kirchner y su actual viuda
Cristina Fernández de Kirchner,
- parece estar
lográndolo.
La situación se ha deteriorado en las
últimas semanas.
- Una salida también parece más
difícil.
Tres acontecimientos importantes en
diciembre
- elevaron la perspectiva de un
descenso a un caos total.
El primero se
produjo cuando la policía de la capital provincial
de Córdoba decidió súbitamente dejar de
trabajar en protesta por sus bajos
salarios.
Los delincuentes interpretaron la ausencia
de policías como una invitación para saquear la
ciudad.
- Más de 1.000 negocios fueron
saqueados y 2 personas murieron.
El gobierno nacional podría haber ayudado al
gobernador José Manuel de la Sota, quien no es un
aliado de la presidenta Fernández de Kirchner. Pero se limitó a sugerir que
- la violencia era parte de un
complot para desestabilizar a la mandataria.
Entre la espada y la pared, el gobernador
accedió a otorgar un aumento salarial de 33% a los policías, quienes retomaron
sus funciones.
Pero los policías de otras 20 provincias
aprendieron la lección y se produjeron huelgas en todo
el país, tras las cuales
- vinieron más saqueos y
violencia.
- Es probable que surjan renovadas
presiones sobre los salarios del sector público.
Detrás de la dificultad para pagarles a los
empleados de las provincias un salario decente
- radica el mismo problema que
doblegó a Argentina en 1989:
- la
inflación.
Según los cálculos de la
Fundación de Investigaciones Económicas
Latinoamericanas (FIEL), un centro de estudios de Buenos Aires,
- la inflación alcanzó 3% en
diciembre y acumuló un alza de 26,4% en 2013.
El aumento en los precios de los alimentos y
las bebidas llegó a 28,9%, dijo FIEL, a pesar de los reiterados
congelamientos decretados por el gobierno.
- El gobierno dice que la inflación
anual es de 10,5%.
Sin embargo, hay una desconfianza
generalizada hacia los números oficiales.
Uno de los secuaces de la
presidenta despidió en 2011 al director del instituto encargado de
medir la fluctuación en los precios porque no le gustaban las cifras.
Hasta el Fondo Monetario Internacional tomó
nota y en febrero de 2013 criticó a Argentina por no divulgar al público
información precisa.
El Banco Central
se ha dedicado a imprimir dinero y ha hecho que los argentinos vendan pesos cada
vez que pueden. Los controles de capital que han estado en efecto desde 2011 han
hecho que esto sea cada vez más difícil, pero no imposible.
- También han acelerado la fuga de
capitales.
La existencia de más vendedores
que compradores ha reducido el precio de la moneda local en las
instancias en las que se transa libremente. Aunque la tasa oficial de cambio es
de 6,6 pesos por dólar, la del mercado negro llega a
casi 11 pesos por dólar.
El debilitamiento del peso refleja
- la caída dramática de las reservas
internacionales del banco central, que
- descendieron casi 30% en 2013.
El kirchnerismo,
no obstante, también
- ha destruido el
capital al indicar a los inversionistas que
- los derechos de propiedad y
los contratos no son sacrosantos.
La industria
energética, intensiva en capital, ha sido una de las
más golpeadas.
La expropiación en
2012 de la participación de la española Repsol en la
petrolera argentina YPF es un ejemplo.
Chevron decidió hace poco hacer una inversión en
Argentina, pero
- muchos otros han optado por
quedarse al margen.
El congelamiento de las
tarifas ha mermado la inversión de las empresas eléctricas, lo que
ha aumentado la frecuencia de los apagones.
El mes pasado, cuando se dispararon las
temperaturas veraniegas,
- grandes áreas de Buenos Aires se
quedaron sin luz durante días.
Cuando un país sufre
- disturbios,
- saqueos,
- cortes de electricidad y
- una inflación galopante,
- lo normal es que las personas
libres busquen que
- sus líderes restauren la
calma y el orden.
Pero la presidenta ha cultivado un perfil
bajo. Tal vez sea porque en diciembre un grupo de periodistas de investigación
del diario La Nación publicó una serie de artículos que decían que tanto
Cristina como su marido, quien falleció en 2010, se enriquecieron con un
programa de obras públicas en su provincia natal de Santa Cruz.
Los reporteros señalan que un testaferro de
los Kirchner asumió el control de un puñado de empresas constructoras de Santa
Cruz y, posteriormente, consiguió una serie de contratos de obras públicas a
precios inflados.
La Nación agrega que el mismo
contratista le dio a los Kirchner sobornos importantes al lavar
dinero a través de hoteles en Santa Cruz que pertenecían a la primera pareja.
- La presidenta niega todas
estas acusaciones y dice que provienen de los
fascistas.
Después de 10 años de gobiernos
kirchneristas,
- el poder ejecutivo ahora
controla la mayor parte del poder judicial.
Es improbable que los llamados para una
mayor transparencia lleguen muy lejos.
Por otra parte,
- una espiral
inflacionaria agota la paciencia y
- una población
que se siente tan impotente como la de la Argentina actual
- en
algún momento se hará escuchar.
Mary Anastasia O´Grady - The Wall Street Journal - NYC - 13-Ene-2014
Gobierno argentino lucha por mantenerse en pie
El semanario inglés de negocios
y finanzas, The Economist, que no es fan de Argentina, ni de Cristina
Fernández, y cuyos artículos tienen una repercusión amplia, porque no agrega
mucho a la situación actual de la Argentina, lo hace, sin duda, tener una
influyente referencia.
Ha sido un verano de descontento
en Argentina. En diciembre
las fuerzas de policía en 20 de 24 distritos del país se declararon
en huelga para protestar por los bajos salarios, lo
que desató la peor ola de saqueos desde la crisis de
2001. Luego,
una ola de calor noqueó al
poder en Buenos Aires durante la temporada de vacaciones, dejando
a decenas de miles de personas sin electricidad durante más de quince días. Una combinación de apatía
política y la fragilidad económica ha vuelto a plantear
preguntas acerca de la precariedad de la situación del
país.
Hace unos meses, las cosas se veían más
optimista. Después de la cirugía
cerebral que la había obligado a descansar
durante seis semanas, la presidenta Cristina Fernández volvió a trabajar en
noviembre con aplomo. Primero purgó su
gabinete de algunos de sus ministros más
ineficaces. Luego asintió través de una oferta de 5
mil millones de dólares para compensar a Repsol de España por la nacionalización
de YPF, una empresa petrolera, en 2012. Fernández incluso abandonó las
malas hierbas de viuda que había llevado desde la muerte de su
esposo Néstor en 2010.
Pero la ropa es más fácil arrojar que las quejas de la Argentina, ejemplificadas
por la policía en huelga. Aunque la
policía los salarios no son escasos, son devorados por la
inflación, que los economistas privados estiman que el
25% y subiendo. Después
de haber visto que lo policías
ganan aumentos salariales por derribar
porras, otros empleados del sector público pueden hacer lo mismo. Trabajadores del sector ferroviario y los
sindicatos de profesores están exigiendo aumentos salariales de alrededor del
30% en 2014.
En cuanto a los apagones, el clima inusualmente cálido no fue el único factor. Las tarifas de electricidad y gas se han deprimido artificialmente desde 2002, cuando Eduardo Duhalde, entonces presidente, prohibió a los proveedores de energía privadas del país cobrar más. Las mejoras en la antigua red eléctrica de Argentina se han aplazado. Empresas energéticas dependen de subsidios del gobierno, que se estima en alrededor de 11 mil millones de dólares en 2013, para cubrir sus costos.
Por lo tanto, la Sra. Fernández se encuentra en un dilema.
- El otorgamiento de aumentos salariales por debajo de la inflación y
- la reducción de subsidios en silencio
- es políticamente insostenible.
Pero seguir gastando se sumará a las presiones monetarias y fiscales de la Argentina. Dante Sica de Abeceb.com, una consultora económica, estima que el gran aumento de sueldo para los empleados provinciales del sector público podrían duplicar el déficit fiscal de las provincias. El 3 de enero, el gobierno federal, que está rojo, estuvo de acuerdo para refinanciar la deuda de 18 provincias para ayudar a aliviar sus tensiones financieras.
El gobierno está recurriendo a tácticas familiares para la cuadratura del círculo.
Se ha negociado un acuerdo con los supermercados para congelar los precios de 193 bienes comunes como la leche, el aceite de girasol y carne de res.
Se culpa a las empresas eléctricas por los apagones: el 7 de enero el Ministerio de Planificación se apoderó de fondo grid-mejora exiguo de los proveedores.
Para detener el drenaje de las reservas de divisas, se han aumentado los impuestos sobre las compras con tarjetas de crédito realizadas en el extranjero, del 20% al 35%.
Estos controles no son nuevos: el gobierno ha en efecto prohibido la venta de moneda extranjera al tipo de cambio oficial desde 2011. Pero ellos alimentan la frustración.
Clases políticas de la Argentina ya tienen sus ojos puestos en las elecciones presidenciales de 2015.
- Fernández brilló por su ausencia durante el período de los apagones,
- de vacaciones en la Patagonia.
- Sus ambiciones ahora, sólo pueden ser
- el entregar los problemas del país a un sucesor.
Eso dependerá de lo bien que Argentina reúne recursos de las reservas internacionales.
A finales de 2013
- las reservas habían caído a 30.000 millones de dólares,
- el déficit energético de Argentina llegará a 9.000 millones este año,
dice Daniel Montamat, consultor de energía.
Para asegurarse de que
- las reservas no se sequen por completo,
- el gobierno necesita una buena cosecha de 2014 y
- los agricultores en descanso.
La agricultura es una fuente crucial de dólares, que representó para el país
- más de 10.000 millones de impuestos de exportación en 2013.
Pero los impuestos son un tema delicado para los agricultores que luchan con los crecientes costos y un peso sobrevaluado.
Grupos de agricultores complicaron a la Sra. Fernández en el 2008
- mediante la retención de las ventas.
- Una repetición de esta táctica en 2013 fracasó debido a que
- muchos pequeños productores no podían permitirse el lujo de
- renunciar a las ganancias.
- Argentina no puede estar en crisis absoluta,
- pero está muy lejos de ser estable
Mercopress - Montevideo - 13-Ene-2014
En cuanto a los apagones, el clima inusualmente cálido no fue el único factor. Las tarifas de electricidad y gas se han deprimido artificialmente desde 2002, cuando Eduardo Duhalde, entonces presidente, prohibió a los proveedores de energía privadas del país cobrar más. Las mejoras en la antigua red eléctrica de Argentina se han aplazado. Empresas energéticas dependen de subsidios del gobierno, que se estima en alrededor de 11 mil millones de dólares en 2013, para cubrir sus costos.
Por lo tanto, la Sra. Fernández se encuentra en un dilema.
- El otorgamiento de aumentos salariales por debajo de la inflación y
- la reducción de subsidios en silencio
- es políticamente insostenible.
Pero seguir gastando se sumará a las presiones monetarias y fiscales de la Argentina. Dante Sica de Abeceb.com, una consultora económica, estima que el gran aumento de sueldo para los empleados provinciales del sector público podrían duplicar el déficit fiscal de las provincias. El 3 de enero, el gobierno federal, que está rojo, estuvo de acuerdo para refinanciar la deuda de 18 provincias para ayudar a aliviar sus tensiones financieras.
El gobierno está recurriendo a tácticas familiares para la cuadratura del círculo.
Se ha negociado un acuerdo con los supermercados para congelar los precios de 193 bienes comunes como la leche, el aceite de girasol y carne de res.
Se culpa a las empresas eléctricas por los apagones: el 7 de enero el Ministerio de Planificación se apoderó de fondo grid-mejora exiguo de los proveedores.
Para detener el drenaje de las reservas de divisas, se han aumentado los impuestos sobre las compras con tarjetas de crédito realizadas en el extranjero, del 20% al 35%.
Estos controles no son nuevos: el gobierno ha en efecto prohibido la venta de moneda extranjera al tipo de cambio oficial desde 2011. Pero ellos alimentan la frustración.
Clases políticas de la Argentina ya tienen sus ojos puestos en las elecciones presidenciales de 2015.
- Fernández brilló por su ausencia durante el período de los apagones,
- de vacaciones en la Patagonia.
- Sus ambiciones ahora, sólo pueden ser
- el entregar los problemas del país a un sucesor.
Eso dependerá de lo bien que Argentina reúne recursos de las reservas internacionales.
A finales de 2013
- las reservas habían caído a 30.000 millones de dólares,
- el déficit energético de Argentina llegará a 9.000 millones este año,
dice Daniel Montamat, consultor de energía.
Para asegurarse de que
- las reservas no se sequen por completo,
- el gobierno necesita una buena cosecha de 2014 y
- los agricultores en descanso.
La agricultura es una fuente crucial de dólares, que representó para el país
- más de 10.000 millones de impuestos de exportación en 2013.
Pero los impuestos son un tema delicado para los agricultores que luchan con los crecientes costos y un peso sobrevaluado.
Grupos de agricultores complicaron a la Sra. Fernández en el 2008
- mediante la retención de las ventas.
- Una repetición de esta táctica en 2013 fracasó debido a que
- muchos pequeños productores no podían permitirse el lujo de
- renunciar a las ganancias.
- Argentina no puede estar en crisis absoluta,
- pero está muy lejos de ser estable
Mercopress - Montevideo - 13-Ene-2014
Problemas argentinos ahuyentan inversionistas
A medida que las finanzas de Argentina se deterioran, los inversionistas abandonan sus posiciones en pesos y bonos.
Después de un 2013 estelar, los
bonos soberanos bajaron marcadamente en la última semana, en
momentos en que
- la brusca caída del peso
y
- la reducción de las
reservas en moneda extranjera
- plantean dudas sobre la
capacidad del país para pagar sus deudas futuras.
Las señales financieras de advertencia
están ahuyentando a los inversionistas, muchos
de los cuales no olvidan las turbulencias económicas y sociales que precedieron
la cesación de pagos del país en 2001.
Pocos inversionistas prevén que se repita la
historia de ese año, cuando el colapso del gobierno y la posterior suspensión de
pagos trastornaron los mercados globales.
De todos modos, muchos inversionistas han
mantenido su distancia de los aproximadamente US$149.000 millones
en bonos en circulación emitidos por el gobierno central de
Argentina.
El viernes, el precio de los bonos de
referencia del país que vencen en 2017 bajó 4,6% a 87
centavos por dólar, un mínimo de dos meses.
El lunes se mantuvo en un nivel similar. Los
bonos de Argentina registraron un retorno de 19% el año pasado.
- El drástico giro en el desempeño
de la deuda de Argentina
- subraya los riesgos que
acompañan los grandes rendimientos.
Los fondos que apostaron en grande a
Argentina estuvieron entre los de mejor desempeño en
2013, un mal año para la deuda de los mercados emergentes.
Pero los inversionistas están aprendiendo
que
- hay una razón detrás de los
rendimientos altos:
- las finanzas de Argentina
se deterioran día a día.
Algunos consideran que
- los mínimos a los que ha
llegado el peso en la última semana son
- una señal de que los problemas
financieros de Argentina están entrando en una nueva fase.
"Las cosas van de mal en peor en
Argentina", dice Cathy Hepworth,
directora gerente y gestora de portafolio de mercados emergentes de
Prudential Fixed Income, que administra unos US$26.000
millones en deuda de mercados emergentes.
- "El gobierno es
incapaz de controlar el peso".
Prudential tiene bonos soberanos de
Argentina en los portafolios que gestiona para sus clientes.
El lunes, el peso cerró en cerca
de 10,78 unidades por dólar en el mercado negro, donde
los argentinos cambian su moneda para evitar los controles del Estado.
El cambio oficial regulado llegó a
unos 6,69 por dólar.
Los inversionistas en renta fija
consideran el peso como
- un barómetro de las
reservas en moneda extranjera,
- las divisas que el gobierno
usa para hacer pagos en deuda denominada en dólares.
- Un debilitamiento del
peso encarece las importaciones y
- conduce a un alza de la
inflación,
- lo que drena las arcas del Estado.
Los economistas estiman que la
inflación argentina supera 25%, una de las más altas del
mundo.
Algunos analistas
dicen que
- las reservas en moneda
extranjera, que ya
- se encuentran en un
mínimo de siete años de US$30.200 millones,
- caerán hasta un tercio este
año.
- Eso podría
dejar a Argentina sin los dólares suficientes para
- realizar los
pagos de bonos e intereses estimados en
- US$8.000 millones
que vencen en 2015.
La salud de las finanzas fiscales
dependerá en buena medida del comercio, la actividad
que más contribuye a las reservas en moneda extranjera del país.
El gobierno pronostica que
- su superávit comercial
ascienda a US$10.000 millones este año
- debido a lo que se espera sea
una cosecha récord de soya.
- Pero ante la caída de los precios
globales de ese grano,
- los agricultores podrían no
generar tantos dólares como se prevé.
El gobierno autorizó el lunes exportaciones
de hasta 500.000 toneladas de trigo y de 50.000 toneladas de harina, después de
haberlas suspendido a fines del año pasado cuando una escasez de producción
disparó los precios del pan.
Mientras tanto,
- la debilitada
economía de Brasil podría reducir
- la demanda de
autos y otros bienes
argentinos, y
- las
importaciones de energía excederían
- las
exportaciones por cuarto año consecutivo.
- "La gente está bastante preocupada
por Argentina, y con razón",
dice Jorge
Mariscal, jefe de inversión en mercados emergentes de
UBS Wealth Management, que supervisa US$1,4 billones (millones de
millones).
Mariscal señala que recomienda a
sus clientes mantenerse al margen.
Algunos inversionistas, sin embargo,
argumentan que los abultados retornos de la deuda soberana de Argentina hacen
que valga la pena arriesgarse a pesar del deterioro de
las finanzas del país, y subrayan que el gobierno ha cumplido todos
sus pagos desde que reestructuró su deuda en 2005.
La energética YPF Inc.
- vendió en diciembre US$500
millones en bonos y
- recibió pedidos por casi cuatro
veces esa cifra.
"Son gajes del oficio cuando se invierte en
Argentina", dice Rohit Gadkar, gerente de portafolio
en Trea Capital en Barcelona.
Su fondo 3G Opportunities Fund de US$55
millones tuvo un retorno de 4,4% el
año pasado gracias a sus apuestas a los bonos
argentinos.
Los bonos soberanos del país ayudaron al
Fondo de Mercados Emergentes Edmond De Rothschild, con
US$190 millones en activos, a tener un rendimiento de
5,4% el año pasado.
En las últimas semanas, el fondo ha vendido
dos tercios de sus posiciones en el país para registrar ganancias mientras los
precios están altos, señala el gerente de portafolio, Jean-Jacques Durand.
El gestor dice que volvería a comprar si los
precios siguen cayendo.
- "Argentina podría estabilizar sus
reservas", asevera.
Prabha Natarajan - Ken Parks - The Wall Street Journal - NYC - 15-Ene-2014
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