Entrevista a Luis Garicano, catedrático de la London School of Economics, quien advierte del riesgo de no seguir con las reformas y aclara que España debe
elegir entre «el populismo y
modernidad»
«En
España no se vive mejor». Así arranca Luis
Garicano (Valladolid, 1967) su último libro, "El
dilema de España: Ser más productivos para vivir
mejor "(Editorial Península), un texto en el que
analiza la disyuntiva española que,
- tras la
crisis, puede acabar
-
convirtiéndose en Venezuela o en Dinamarca.
La
elección entre el populismo y la modernidad , para el
catedrático de la London School of Economics y
uno de los economistas más influyentes del mundo,
según el Financial Times,
- se
asienta en tres pilares -
-
educación,
-
instituciones políticas y económicas- y
-
profundas reformas pendientes.
Garicano huye de
la complacencia y advierte que
- le da
«miedo» que la «satisfacción prematura» con la estabilización de la economía
- acabe
enterrando el futuro del país.
-El
dilema de España: ¿ser Venezuela o Dinamarca y cómo
conseguirlo?
-Yo creo que
España ha tenido una clara trayectoria hacia la modernidad en el período de la
transición hasta el 2000.
Con la entrada en
el euro, en la UE, en la OTAN, teníamos un objetivo y
- para
cumplirlo teníamos que hacernos más modernos.
Y de repente
entramos en el euro y llega el dinero fácil. Y
- ya no
tenemos que educarnos mejor, porque podemos poner ladrillos,
- ni
tener buenas instituciones, porque está el pelotazo...
Mi impresión es
que a partir del año 2000,
- de
entrar en el euro y la burbuja inmobiliaria,
- España
perdió el rumbo.
- Y ahora
hay que recuperarlo.
No es imposible y
los Gobiernos cometerían un gran error si pensaran que de lo que se trata es de
que España vuelva al 2008.
-¿Cree
usted que ha pinchado el «impulso reformista» tan repetido por el Ejecutivo en
el arranque de la legislatura?
-Este libro trata
precisamente de recuperar ese impulso: decir que
no podemos dejar que se cierre esta ventana y se pase esta oportunidad
de realmente tratar de que España se reoriente hacia la modernidad. Ese
es mi miedo, que se han empezado reformas, pero que nos está pasando como cuando
el euro, que volvió el dinero, y entonces decidimos que ya lo habíamos hecho
todo. Y no, no es así.
-El
Gobierno ha cambiado el discurso. ¿Hay justificación para ello? ¿El cuadro
macroeconómico permite esa alegría?
-No
es un cuadro para la euforia en absoluto, en el sentido de que la
creación de empleo ni está ni se la espera, no se ve cómo vamos a crear empleo
con estos niveles de crecimiento de los que estamos
hablando.
-Es
decir, que nada de felicitarnos con una tasa de paro del 25 % en el
2014...
-En el 2014,
en el 15, en el 16, en el 17...
-¿Qué
hacer entonces? Usted plantea reformas en tres ejes.
-Ahora la
economía está estabilizada y
- hay que
crear un país que sea capaz de
- crecer
de manera sostenida en los próximos 30-40 años.
No pensar en el
ciclo económico a dos o a tres meses. Pensar en
- lo que
motiva que un país crezca.
- ¿Qué
requiere? Pues
-
inversión en educación,
-
capital humano, y
-
instituciones que funcionen y que den incentivos a
la gente para que haga las cosas bien.
Eso es lo que
tenemos que hacer:
- reparar
el daño que la burbuja hizo a
-
nuestras instituciones y a
-
nuestro sistema educativo.
-¿Y
lo ve posible?
-Sí. Yo lo veo
posible. Lo que pasa es que me da un poco de miedo que haya una satisfacción
prematura con que la economía se haya estabilizado, que no es el fin de nuestros
problemas. Estabilizarnos en el fondo del mar no es estabilización, lo es
salir.
-¿Se
siente ignorado o incluso mal tratado por el Ejecutivo, porque no han atendido
las múltiples propuestas de reforma laboral, educativa, etc. que les han
planteado desde Fedea?
-Nos han hecho
caso tirando a poco. Esa es la lección.
- Hay
una lógica económica de lo que necesita este país para crecer y una
lógica política, y
-
nosotros no estamos en la segunda, que no tiene porqué ser
coincidente.
Pero hemos hecho
mucho trabajo. Creo que hemos contribuido a explicarle a la gente los problemas
que había y eso es útil, y me alegro.
La reforma
laboral sí tiene que ver con cosas que habíamos planteado (temas de convenios),
pero en la dualidad y el contrato único no se ha hecho nada para atajarla. Es un
tema en el que no se ha entrado.
-La
prima de riesgo cae, las subastas del Tesoro son históricas, el «New York Times»
dice que Bankia es el ejemplo del resurgir de la banca... ¿Cree que está
habiendo un cambio en la percepción del España?
-Sin duda. Los
inversores extranjeros están invirtiendo en activo españoles. También en activos
griegos y de toda la periferia. Hay una caída del riesgo generalizada, que tiene
que ver, como dijo González-Páramo la semana pasada, con la actividad del BCE,
que ha quitado de la mente de los inversores el miedo catastrófico a la caída
del euro. Y también es cierto lo de Bankia, a pesar del coste tan enorme que ha
tenido. Ahora la gestión esta profesionalizada por primera vez desde hace años.
Con gestores de
primera línea, y
- ese es
el gran mérito del sistema financiero, que la reforma nos ha llevado a
- un
sistema en el que ya no hay políticos usando bancos para
-
hacer favores a sus amigos en ningún
caso.
-¿Considera
entonces que la reforma está completa o los bancos pueden dar más
sustos?
-Depende
del crecimiento económico. Lo que hay que seguir es
- la
mora, la hipotecaria y la general.
- Si
la mora deja de subir, es equivalente a que comienza el
crecimiento,
-
entonces la reforma está hecha.
-¿Cómo
valora la venta de NCG Banco a Banesco?
-Creo que la
entrada de capital extranjero en la banca española es muy buena
noticia.
Ana Balseiro - La Voz de Galicia - Sgo. de Compostela - 19-1-2014
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