Berlín no quiere intervenir para salvar las economías más complicadas de la zona euro.
Menos de un año antes que el euro llegara a ser la moneda de 11 países europeos en enero de 1999, una declaración firmada por 155 economistas de habla germana pedía una dilación "ordenada", es decir larga.
Los posibles miembros del euro, sostenían ellos,
- no habían reducido todavía su deuda y déficits para satisfacer una unión monetaria factible; - algunos estaban utilizando una "contabilidad creativa" para lograrlo, y
- una actitud casual hacia el déficit debilitaría la confianza en la estabilidad del euro.
Ahora la predicción se está volviendo una realidad, señala Wim Kösters, de la Universidad del Ruhr en Bochum y uno de los signatarios originales.
Grecia, la que se unió al euro dos años después de su inicio, ha ocultado el estado engañoso de sus finanzas. Pero si los socios de Grecia la rescatan, desafiando el tratado fundacional del euro, la moneda sufrirá.
En la víspera de la unión monetaria el 55% de los alemanes estaba en contra de ésta, lo que hacía de su nación la fundadora más reticente de la zona del euro.
Cuando se menciona un "rescate", todas las miradas se clavan en Alemania,
- la economía más grande y
- el prestatario más solvente de Europa.
Pero los contribuyentes germanos no están en ánimo de salvar a los griegos "derrochadores", según como ellos los ven, al haber prometido ya 500 mil millones de euros (US$ 682 mil millones) para apuntalar a sus propios bancos y miles de millones más para las empresas.
El liberal Partido Democrático Libre (FDP), el socio menor en el gobierno de coalición de la Canciller Angela Merkel, es contrario a un rescate, como también lo son varios políticos de la propia Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la Canciller.
La Asociación de Emprendedores Jóvenes declaró que sería "fatal" para Alemania pagar la cuenta por el "caos presupuestario" de Grecia.
Y es que una disputa interna por el bienestar social hace que la caridad por los extranjeros sea un tema aun más desagradable. Este mes la corte constitucional decidió que el gobierno se había equivocado en establecer los beneficios para el principal programa de bienestar, llamado Hartz IV. Tiene hasta fines de año para encontrar una nueva fórmula, la que tal vez cueste más dinero.
"Vagos apoyos"
El 11 de febrero la canciller alemana se unió a otros líderes europeos en el ofrecimiento que se le hizo a Grecia de un vago apoyo, mientras que le exigían planes concretos para reducir su déficit.
Ellos esperan que un plan de austeridad severo sea suficiente para alejar a los especuladores.
Un rescate, teme Merkel, violaría el trato que Alemania cerró al aceptar el euro:
- que los miembros de la moneda única nunca pondrían en peligro su estabilidad
- ni le pedirían a los alemanes que pagaran por la mala administración de otro.
En la última década
- empresas alemanas se han modernizado y
- sus trabajadores han aceptado míseros aumentos de sueldo,
- dando un impulso a su competitividad.
En una Europa sin euro, sus socios comerciales podrían haber eliminado parte de esa ventaja a través de la devaluación de sus monedas.
En cambio, varias de las economías más débiles de Europa no hicieron reformas y Alemania acumuló excedentes de cuenta corriente bastante abultados.
El camino de salida de la crisis no está claro. Los bonos griegos siguen estando bajo presión. Una opinión legal de expertos del Bundestag sostiene que
- los tratados europeos podrían permitir la ayuda para Grecia si se puede culpar a fuerzas externas, como
- los especuladores o
- la recesión global,
- por la crisis.
Otros economistas señalan que Alemania puede contribuir a una solución a más largo plazo al estimular el consumo interno. Kösters se muestra escéptico.
El mercado y la moneda únicos ponen a los países en competencia entre ellos sobre la base de sus economías e instituciones.
Los posibles miembros del euro, sostenían ellos,
- no habían reducido todavía su deuda y déficits para satisfacer una unión monetaria factible; - algunos estaban utilizando una "contabilidad creativa" para lograrlo, y
- una actitud casual hacia el déficit debilitaría la confianza en la estabilidad del euro.
Ahora la predicción se está volviendo una realidad, señala Wim Kösters, de la Universidad del Ruhr en Bochum y uno de los signatarios originales.
Grecia, la que se unió al euro dos años después de su inicio, ha ocultado el estado engañoso de sus finanzas. Pero si los socios de Grecia la rescatan, desafiando el tratado fundacional del euro, la moneda sufrirá.
En la víspera de la unión monetaria el 55% de los alemanes estaba en contra de ésta, lo que hacía de su nación la fundadora más reticente de la zona del euro.
Cuando se menciona un "rescate", todas las miradas se clavan en Alemania,
- la economía más grande y
- el prestatario más solvente de Europa.
Pero los contribuyentes germanos no están en ánimo de salvar a los griegos "derrochadores", según como ellos los ven, al haber prometido ya 500 mil millones de euros (US$ 682 mil millones) para apuntalar a sus propios bancos y miles de millones más para las empresas.
El liberal Partido Democrático Libre (FDP), el socio menor en el gobierno de coalición de la Canciller Angela Merkel, es contrario a un rescate, como también lo son varios políticos de la propia Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la Canciller.
La Asociación de Emprendedores Jóvenes declaró que sería "fatal" para Alemania pagar la cuenta por el "caos presupuestario" de Grecia.
Y es que una disputa interna por el bienestar social hace que la caridad por los extranjeros sea un tema aun más desagradable. Este mes la corte constitucional decidió que el gobierno se había equivocado en establecer los beneficios para el principal programa de bienestar, llamado Hartz IV. Tiene hasta fines de año para encontrar una nueva fórmula, la que tal vez cueste más dinero.
"Vagos apoyos"
El 11 de febrero la canciller alemana se unió a otros líderes europeos en el ofrecimiento que se le hizo a Grecia de un vago apoyo, mientras que le exigían planes concretos para reducir su déficit.
Ellos esperan que un plan de austeridad severo sea suficiente para alejar a los especuladores.
Un rescate, teme Merkel, violaría el trato que Alemania cerró al aceptar el euro:
- que los miembros de la moneda única nunca pondrían en peligro su estabilidad
- ni le pedirían a los alemanes que pagaran por la mala administración de otro.
En la última década
- empresas alemanas se han modernizado y
- sus trabajadores han aceptado míseros aumentos de sueldo,
- dando un impulso a su competitividad.
En una Europa sin euro, sus socios comerciales podrían haber eliminado parte de esa ventaja a través de la devaluación de sus monedas.
En cambio, varias de las economías más débiles de Europa no hicieron reformas y Alemania acumuló excedentes de cuenta corriente bastante abultados.
El camino de salida de la crisis no está claro. Los bonos griegos siguen estando bajo presión. Una opinión legal de expertos del Bundestag sostiene que
- los tratados europeos podrían permitir la ayuda para Grecia si se puede culpar a fuerzas externas, como
- los especuladores o
- la recesión global,
- por la crisis.
Otros economistas señalan que Alemania puede contribuir a una solución a más largo plazo al estimular el consumo interno. Kösters se muestra escéptico.
El mercado y la moneda únicos ponen a los países en competencia entre ellos sobre la base de sus economías e instituciones.
Alemania en gran medida mostró que era capaz de enfrentar el desafío.
Ahora, dice Kösters, le corresponde a Grecia y a los otros hacer lo mismo.
Ahora, dice Kösters, le corresponde a Grecia y a los otros hacer lo mismo.
Editorial - "El Mercurio" - Sgo. de Chile - 19-2-2010
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