sábado, 13 de febrero de 2010

¿Engaña a su empresa?

La ONU ha calculado que la corrupción política tiene un coste de 1,6 billones de dólares en todo el mundo.

Doha, capital de Qatar, fue escenario el pasado noviembre de una cumbre anticorrupción en la que participaron
- la ONU,
- el Banco Mundial y
- diferentes ONGs.
Uno de sus objetivos fue
- Establecer los mecanismos necesarios para hacer cumplir el acuerdo anticorrupción sellado hace cuatro años con el apoyo de 141 estados.
El cónclave acabó sin grandes esperanzas, pero
- puso sobre la mesa el volumen del problema.
- La ONU calcula en 1,6 billones de dólares el coste de la corrupción política en el mundo
.
Todo el mundo, sean ciudadanos o súbditos, se trate de Indonesia o de Grecia, sabe lo que es la corrupción política. Pero cuando se trata de dar con una definición que satisfaga a todos, la cosa se complica.
Posiblemente, la definición más concisa es la propuesta por el Banco Mundial, que
- Por corrupción política entiende "el abuso de un cargo público en provecho propio".
No obstante, y con permiso del Banco Mundial, se puede añadir algo. La corrupción política debe definirse tanto
- por quienes se benefician –los individuos que ocupan puestos en el sistema político– como
- por el propósito de su conducta,
ya que los dineros de la corrupción política pueden destinarse
- al "provecho propio", pero también
- al provecho de un "grupo político".
Y también habría que distinguir entre la corrupción que se da
- en los más altos niveles gubernamentales y
- la que podemos definir como administrativa o burocrática
, que ejecuta una política
- o bien se aprovecha particularmente del estado de las cosas.

La corrupción política es un azote que tiene diversas variantes,
- desde los dictadores que amasan una fortuna
- hasta los políticos que en democracia son capaces de falsear las cuentas del Estado.
Pero también ofrece otros aspectos no menos inquietantes.
- Uno de ellos es la posibilidad de que las personas con poder consideren, cuando se corrompen, que está justificado lo que hacen, ya que creen tener derecho a "pillar lo que pillan".
- ¿Por qué puede suceder esto?
- ¿Por qué un corrupto suele responder con la denuncia de una campaña en su contra y se queda tan pancho?

La revista Psychological Science acaba de publicar un estudio sobre la corrupción política que resulta revelador.
Joris Lammers, profesor de la Universidad de Tilburg (Holanda), y Adam Galinsky, de la Universidad Northwestern de Illinois, han hecho una serie de experimentos para
- determinar el grado de conexión entre el poder y la hipocresía.

Primero pidieron la colaboración de más de un centenar de universitarios.
Después los dividieron en dos grupos en función de
- si habían disfrutado en algún momento de mucho poder o
- si en su vida habían tenido poco poder o ninguno.
Y a continuación les pidieron que evaluaran, en una escala de 9 puntos (1, muy inmoral, y 9, muy moral), el grado de inmoralidad en el comportamiento de

- los poderosos y
- los no poderosos
- en determinadas circunstancias.
Una de las pruebas consistió en preguntar cómo calificarían que se exageraran "los gastos de viaje" que un empleado pasa a su empresa.
Y también se les preguntó si creían correcto el apropiarse de una bicicleta abandonada y no entregarla a la policía.
Cada grupo tuvo que valorar su propia conducta y la del otro.

El resultado demostró, según los investigadores, que
- Los poderosos se comportan hipócritamente, condenando más las ilegalidades de los demás que las propias.
En el caso del robo de la bicicleta, cuando la pregunta se hizo sobre el comportamiento de los otros, los miembros del grupo con poder los calificó con un nivel de moralidad de 5,1 en la escala de 9 puntos, mientras que ellos se concedieron un 6,9.
- Los voluntarios con poco poder puntuaron también con un 5,1 si eran los otros los que robaban la bicicleta, pero a ellos se dieron un 4,3.
Es decir, los poderosos se consideraron mucho más morales que los sin poder.

Y aún se puso de manifiesto otro aspecto preocupante.
Los voluntarios con poder pero que piensan que no merecen su elevada posición se puntuaron con un 3,9, es decir, se autocastigaron, según los investigadores, para demostrar que no traicionarán a sus jefes.

Lammers y Galinsky han concluido de todo esto que
- Los poderosos, cuando se corrompen, no sólo roban, sino que creen justificado saltarse a la torera las reglas porque tienen derecho a coger lo que quieran.
The Economist, al comentar el estudio, ha sentenciado:
- "Quizás la lección es que la corrupción y la hipocresía son el precio que la sociedad paga por ser liderados por "machos alfa" o "hembras alfa".

La alternativa, aunque limpia, es el ser liderados por "peleles"".
Habría que preguntárselo a lord Acton.

Xavier Batalla - "La Vanguardia" - Barcelona - 13-Feb-2010

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