jueves, 8 de noviembre de 2012

Los retos económicos de EE.UU. a largo plazo


Los temas marcados como "urgentes" en la agenda económica del presidente Barack Obama son abrumadores.

Se verá tentado a empezar por arriba e ir bajando:
- evitar el llamado "abismo fiscal",

- llenar vacantes en su gabinete,
- abrir el diálogo con los nuevos líderes de China y
- persuadir a Europa para que no caiga en el suicidio
  económico.

Sin embargo, tras festejar su reelección, sería sabio de Obama
- considerar unos asuntos que serán esenciales para
- la prosperidad de Estados Unidos durante la próxima
  década,
un lujo que no se pudo dar al principio de su primer mandato debido a la crisis financiera global.
Hoy sí puede.
A continuación, cuatro temas pendientes a largo plazo.

1- La verdadera solución fiscal
Evitar el abismo fiscal es importante. Los abruptos recortes de gastos y aumentos de impuestos —que entrarían en vigencia de forma automática en enero— no sólo arrastrarían a la ya debilitada economía a una recesión, sino que también
- convencerán al público y a los mercados de que
- Washington es realmente disfuncional.
El déficit presupuestario no es el problema económico de hoy. El gobierno estadounidense
- vende US$3.000 millones en bonos todos los días
  laborales
- y paga la tasa de interés más baja de la historia.
- El problema del presente es
- el desempleo.
- El déficit es el problema
- de mañana:
- gastar en prestaciones prometidas excederá con
  creces
- el ingreso tributario previsto incluso después de que
  la economía se recupere.
Esto, concuerdan demócratas y republicanos,
- es insostenible.
- Hacer algo hoy que reduzca el déficit de 2016 es
- más importante que reducir el rojo de 2013.
También es importante cómo se reduce el déficit.
El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ha aconsejado
- evitar demasiada austeridad muy pronto,
- cuidar la frágil recuperación y
- promulgar leyes hoy para reducir el endeudamiento
  en el futuro.
Otro punto: el gasto del gobierno debería
- concentrarse en inversiones en capital humano y físico
  que den resultados,
- lo que significa destinar menos de lo proyectado a
  prestaciones de jubilación y salud.

2- Empleos y salarios
- EE.UU. tiene un problema grave de desempleo.
Alrededor de 3,6 millones de estadounidenses
- están desocupados desde hace un año o más.
Casi 1 de cada 5 hombres de entre 25 y 54 años no tiene trabajo.
- Las políticas fiscal y monetaria deberían
- ser calibradas para que más de estas personas
  regresen a trabajar
- antes de que se vuelvan permanentemente ineptos
  para un empleo.

[image]
Sin embargo, EE.UU. tenía un problema de sueldos incluso antes de la recesión de 2007-2009.

El hombre promedio entre 25 y 65 años ganó
- US$40.081 en 2011, cerca de 16% menos que en 1999,
  en términos reales.
A las mujeres les fue un poco mejor, ya que ganaron
- US$30.061, o 4% más que en 1999.
- Un crecimiento económico más rápido es una condición
  necesaria pero
- probablemente insuficiente para que los salarios vuelvan
  a subir.
Como han documentado los economistas David Autor y Frank Levy del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT),
- los empleos de ingresos medios que
- pueden ser fácilmente automatizados o
- trasladados al extranjero están desapareciendo, y
- con ellos los sueldos de la clase media.

3- Ascenso social
Los próximos cuatro años serán más productivos si
- comienzan con un reconocimiento de que
- la brecha entre los ganadores y los perdedores
- en  la economía estadounidense
- se ha estado ampliando.
Detrás del cambio hay razones, incluidas
- las fuerzas del mercado,
- el avance de la tecnología,
- la globalización y
- las cambiantes costumbres sociales.
La distancia entre el penthouse y la planta baja se ha ampliado, pero
- los escalones que permiten el ascenso,
- como la educación,
- no han mejorado conmensurablemente.

4- Cambio climático
El cambio climático no fue un tema de la campaña presidencial.
Aun así, eso no significa que pueda ser ignorado en los próximos cuatro años, un reto para un sistema político que tiene problemas para ver más allá del corto plazo y la próxima elección.
Estos cuatro temas tienen algo en común:
- no hay un consenso sobre
- CÓMO deben abordarse,
- CÓMO reducir el déficit sin estancar la recuperación,
- CÓMO crear más empleos para la clase media
   y promover el ascenso social, y
- CÓMO responder al cambio climático.
Los republicanos y los demócratas tienen diferentes recetas, y las elecciones no cambiaron eso, lo que deja sólo dos opciones:
- llegar a un acuerdo o
- estancar el diálogo.
David Wessel - The Wall Street Journal - NYC - 8-Nov-2012

Después de la elección, los desafíos de EE UU
Definida ya la elección norteamericana, lo que puede decirse de esta desagradable campaña es que

- estuvo peligrosamente desconectada de los problemas
  reales que
- enfrentará el presidente Obama en su segundo mandato.
La versión académica de la democracia norteamericana sostiene que
- las elecciones, al exponer las diferencias de opiniones
  y valores, facilitan
- el gobierno al poner de manifiesto dónde yace el peso
  de la opinión pública.
El resultado es
- un “mandato” o, por lo menos,
- un sentido de dirección.
Pocas veces ese objetivo se ha cumplido enteramente, pero la brecha entre la teoría política y la realidad parece especialmente pronunciada en 2012.

La cuestión primordial
Para declarar lo obvio:
- Los problemas que enfrenta Estados Unidos son
  primordialmente económicos.
- Existe una triple amenaza para un crecimiento
  económico más sólido.
La primera surge de
- el legado de la crisis financiera de 2007-09, que indujo
  a familias y empresas a
- deshacerse de sus deudas y, lo que es más importante,
  a gastar con más cautela.
La segunda radica en
- una población que envejece y detiene la expansión de
  la fuerza laboral.
Y finalmente,
- los déficits crónicos, causados cada vez más por beneficios
  prometidos, implican
- futuros recortes de gastos y/o aumentos fiscales, que
- podrían afectar el crecimiento económico.
- La prosperidad y la legitimidad política se alimentan
  mutuamente.
Cuando la gente piensa que está progresando, se siente mejor con respecto a sus líderes.
Lo opuesto es también cierto. Incluso antes de la crisis financiera, la economía norteamericana estaba en desaceleración.
Entre 1991 y 2001, el crecimiento promedió un 3,2% anual; entre 2002 y 2011, el ritmo cayó a un 2,3%.
- Cuando la economía se debilita,
- la competencia por los escasos recursos se acelera.
- Los jornales y los beneficios compiten con las ganancias.
- Todos los grupos se resisten a incrementos fiscales.
- La forma en que la democracia encara
- un desempeño económico más débil constituye
- una cuestión central de nuestra época.
No es sólo norteamericana. Europa y Japón -es decir, la mayoría del resto del mundo avanzado- también
- enfrentan el envejecimiento de sus sociedades,
- gobiernos comprometidos excesivamente y
- la desaceleración del crecimiento.
En verdad, las presiones en otros países son mayores.
En Europa, están magnificadas por la crisis del euro.
El desempleo en la zona del euro es ahora de un 11,6%.
Para 2050, se proyecta que la población de Japón mayor de 65 años constituirá un 40% del total.
Para los norteamericanos,
- la naturaleza global del desafío político significa que
- no podemos confiar en una demanda más vigorosa
  de Europa y Japón,
- compradores del 27% de las exportaciones de Estados
  Unidos en 2011, para
- un crecimiento más rápido. Justo lo opuesto,
- Su debilidad amenaza la nuestra.

Recetas básicas
Generalmente, lo que debe hacerse está claro.
El gobierno necesita
- adoptar políticas a favor de
- el crecimiento que puedan
  amortiguar, ya que no pueden revertir,
- la desaceleración económica.
Al mismo tiempo, debe
- reducir algunos beneficios y
- hallar maneras de pagar el resto.
Juntas, estas medidas podrían
- limitar la competencia por los escasos recursos.
Pero por supuesto, no hay consenso para llevar a la práctica estas amplias generalidades.
- En un mundo mejor, la campaña se habría concentrado
  en ideas rivales para hacerlo.
Pero no fue así. Un libro sobre la campaña podría titularse “Perfiles de conveniencia”.
Para ganar, el presidente Obama y Mitt Romney parecieron dispuestos a decir casi cualquier cosa, sin importar cuán tergiversada o engañosa fuera.
La campaña de Obama se dedicó a atacar el carácter del adversario.
Si podía pintarse a Romney como un despiadado capitalista, indiferente a los norteamericanos promedio, la elección se decidiría como finalmente se decidió.
Las promesas de Romney parecieron a muchos observadores, incluyéndome entre ellos, a menudo incoherentes y poco realistas:
- recortar las tasas fiscales;
- reducir el gasto federal al 20% de la economía;
- balancear el presupuesto;
- elevar los gastos de Defensa (por encima de Obama);
- crear 12 millones de puestos de trabajo.
Hubo pocos detalles.
Sin duda, las diferencias filosóficas más amplias estaban claras.
- Romney es pro-empresas; y
- Obama es pro-gobierno.
Y surgieron algunas áreas en las que hubo acuerdo:
- desarrollar las reservas naturales de gas, por ejemplo.
Pero principalmente, Obama y Romney evadieron
- preguntas esenciales para el futuro económico
  de Estados Unidos.
- ¿Cuánto más crecerá el aparato de gobierno?
- ¿En qué medida los gastos de los ancianos desplazarán
  otros programas?
- ¿Cómo pueden controlarse los gastos de la salud,
  que representan un cuarto de los gastos federales?
- ¿Cómo deben programarse los cambios para minimizar
  toda amenaza contra la recuperación?

Lo inmediato
Aunque las cuestiones inmediatas
- involucran el presupuesto y la economía,
- las consecuencias finales son sociales y geopolíticas.
La prosperidad -su presencia o su ausencia- afecta
- el orgullo,
- la confianza,
- la capacidad de mantener fuerzas armadas fuertes y
- la disposición de ser un líder global de los
  norteamericanos.
Las preguntas que los candidatos evadieron siguen presentes.
Pronto se reafirmarán cuando Washington enfrente
- el “precipicio fiscal” -los 500.000 millones de dólares
  de recortes de gastos y aumentos fiscales programados
  para principios de 2013- y
- la necesidad de elevar el techo de la deuda federal.
Obama no recibirá mucha ayuda, para estos problemas, de la opinión pública.
La campaña no ha preparado a los norteamericanos para los debates y decisiones que yacen en el futuro. Muchos se sienten confundidos y traicionados.
El silencio de Obama y Romney siguen la lógica política estándar.
Puesto que
- los problemas de la nación carecen de soluciones
  indoloras,
- el curso más seguro es evitarlas.
- Practicar la franqueza era cortejar la impopularidad.
Pero
- el precio de la conveniencia política podría pagarse
  ahora,
- con la disminución de la confianza del pueblo y
- mayores probabilidades de una parálisis.
Robert Samuelson - El Día - La Plata - 8-Nov-2012

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