Alan Greenspan, el
ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, va a muchas fiestas.
Él y su esposa, la periodista Andrea
Mitchell, "nos invitan a todo lado", dice sentado frente a la ventana de su
oficina en Washington.
Sin
embargo, recientemente los asistentes a los cocteles y cenas a las que es
invitado provienen casi exclusivamente de un partido o el otro. "Solía ser un
50-50 en las fiestas. Los decanos de la cultura y las fiestas eran muy estrictos
sobre el bipartidismo", agrega. "Eso ya no existe".
En su
nuevo libro "The map and the territory" (que traducido
sería "El mapa y el territorio) el cual saldrá a la
venta el martes en EE.UU., Greenspan, de 87 años,
-
explora lo que ha salido mal en la política y la economía
estadounidense.
-
No culpa al gobierno actual por la división partidista.
-
¿El culpable?
-
"Son los beneficios",
apunta,
señalando los desacuerdos entre republicanos y demócratas sobre
-
cómo lidiar con el crecimiento de los programas de beneficio
social.
En su
libro, también se pregunta
-
por qué la Fed no pudo predecir la crisis financiera,
-
dónde se equivocó él y
-
cómo ese descubrimiento ha cambiado por completo su perspectiva
del mundo.
La mayor revelación que Greenspan
ha tenido
-
llegó hace alrededor de un año cuando jugaba con cifras de ahorro interno
bruto.
-
Lo que halló, para su sorpresa e inicial escepticismo, fue que
- un aumento en los programas del gobierno
de beneficio social
- ha correspondido estrechamente con un
declive en los ahorros del país.
"Tuvimos un
incremento extraordinario en los beneficios, y
- cada
partido intentaba ofrecer más que el otro", apunta.
- "Esa
práctica ha estado erosionando el flujo de ahorros del país que
- es
tan crítico para la financiación de nuestra inversión de
capital".
- El
declive en el ahorro ha estado parcialmente compensado por los
prestamos del exterior,
lo cual nos trae
a
- nuestra
actual deuda externa: "US$5 billones (millones de millones) y
contando", anota.
Indica que está
desconcertado por toda la culpa que le echan encima.
Desde la
recesión, los críticos han dicho que
- la
mayor oferta de dinero y las bajas tasas de interés
- durante
su mandato en la Fed de 1987 a 2006 llevaron inversiones que
- se
convirtieron en burbujas.
Greenspan dice que escuchó
esa teoría por primera vez en 2007 cuando John
Taylor, un profesor de economía en la Universidad de
Stanford que ha asesorado a republicanos,
- vinculó al dinero fácil con la
burbuja inmobiliaria.
-
"No tuvo absolutamente nada que ver con la burbuja inmobiliaria",
apunta.
"Eso es ridículo".
En lugar,
dice que la declaración de Taylor
-
"contribuyó a muchos propósitos políticos de personas que
-
han atacado a la Fed de ambos campos políticos".
Greenspan escribió su respuesta
en un ensayo académico para el centro de estudios
Brookings Institution analizando el argumento de
Taylor, punto por punto.
-
"Pensé, que eso pondría el punto final", recuerda.
-
"No fue así, porqué nadie leyó el ensayo".
Greenspan dijo que no insistió ya
que Taylor es su amigo, pero
-
no tenía idea del alcance que la idea de Taylor tendría.
-
"El problema, desafortunadamente, del argumento es que
-
no hay evidencia que fue así como sucedió, pero
-
él ha ganado la batalla, y su perspectiva es la creencia
popular", dice.
Taylor
respalda el ensayo en el que presentó la idea.
-"El ensayo proporcionó evidencia
empírica… de que
-
las tasas de interés inusualmente bajas fijadas por la Fed en 2003-2005
- comparadas con las decisiones de
política en las dos décadas anteriores
-
exacerbaron la burbuja inmobiliaria",
escribió
en un correo electrónico.
Otros
economistas han corroborado los hallazgos, agregó, y
- "los resultados son
bastante robustos".
Este
desacuerdo se encuentra ahora en el núcleo de un
debate entre los economistas, incluso al interior de la Fed,
que aún está sin resolverse.
"Siempre me he considerado más un matemático que un
psicólogo", afirma Greenspan. Pero después de que el modelo de la Fed no pudo
predecir la crisis financiera,
-
se dio cuenta de que hay más que números en los pronósticos.
"Todo se desmoronó, en el sentido de que ningún
pronosticador o institución importante de renombre lo identificó", señala.
"La Reserva Federal tiene el modelo
econométrico más complejo, que incorpora
- todos los modelos más modernos de cómo funciona
el mundo, y no lo vio venir".
Dice
que JP
Morgan sacó un pronóstico tres días antes de la
crisis que indicaba que la economía estaba en
alza.
Y en
2007, el Fondo Monetario Internacional también señaló
que el riesgo global estaba descendiendo.
"Unos cuantos días (después de que la crisis golpeó), me
topo con un artículo, y está titulado,
-
"¿Los economistas sabemos algo?",
afirma.
Greenspan
se dispuso a encontrar su punto ciego paso por paso.
Primero
llegó a la conclusión de que
-
el sector no financiero de la economía había estado saludable.
- El problema estaba en las finanzas, por
su vulnerabilidad a
-
los ataques de euforia y temor irracional.
El estudio
de los resultados del "comportamiento de manada" le
ofreció algunas sorpresas. "De hecho, estaba atónito",
expresa.
-
"Transformó mi perspectiva de cómo funciona el
mundo".
Concluyó que
- el miedo tiene al menos tres
veces el efecto de la euforia
- en producir giros en el
mercado.
- "No me habría atrevido a escribir
algo así antes", apunta.
El estudio
de los pormenores de los eventos que llevaron a la crisis financiera evocaron
algunas lecciones de su famosa amistad, a partir de los 1950, con la difunta
filosofa objetivista Ayn Rand. Dice que
Rand no lo influenció políticamente —él siempre ha
sido libertario— pero sí le señaló algunas tensiones en su filosofía sobre la
vida. "Me atrapó en contradicciones, lo cual me
sacudió, y dije, 'Dios mío, está en lo cierto'", señala.
Greenspan en ese
entonces creía en
-
el análisis basado principalmente en las ciencias exactas y los hechos
empíricos.
Rand le dijo que
-
a menos que considerara la naturaleza humana y su lado
irracional,
-
"pasaría por alto una parte muy grande de cómo se comportan los
seres humanos".
En ese
momento no estaban discutiendo la economía, pero
-
ahora se da cuenta de
-
el impacto total de las emociones y los instintos sobre los
mercados.
Además
ahora admira el trabajo del psicólogo y profesor emérito en la
Universidad de Princeton, Daniel Kahneman que
aplica observaciones psicológicas a la teoría
económica, por lo cual obtuvo un Premio Nobel en
2002.
Greenspan no reveló si ha estado
de acuerdo con las decisiones del actual titular de la Fed, Ben
Bernanke, pero si opina sobre las políticas más amplias de
la Fed, que se han vuelto más agresivas desde su
era.
-
"No estoy a favor de la intervención, ya que
-
los mercados operan tan eficazmente y funcionan
- a menos que alguien los
quiebre", anota.
Apoyó el
TARP, el programa lanzado para fortalecer el sector financiero tras la crisis,
ya que en ese momento el mercado necesitaba crédito soberano
durante "la crisis financiera más debilitante de la historia". Pero dice que
"con el tiempo creo que
-
llevaron la magnitud de lo que hicieron mucho más lejos de lo que era
necesario".
Con su
nuevo libro, Greenspan espera
-
proveer a los políticos y al público un mapa para evitar los mismos errores.
Sus sugerencias incluyen
- reducir los programas de beneficio
social,
-
adoptar la "destrucción creativa" al dejar que
- las organizaciones con tecnología de punta sustituyan a
- las que tienen baja productividad, y
-
reparar el sistema político al alentar el bipartidismo.
No le ha
enviado una copia a Janet Yellen, la persona nominada
para ser la próxima titular de la Fed. Aunque son buenos amigos, dice, "ella y
yo no estamos de acuerdo con muchas cosas y nunca lo hemos estado, pero disfruto
hablar con ella porque tiene argumentos y lógica que los
respalda".
Greenspan
a menudo se halla a sí mismo en el rol de intermediario. Ahora es una de las
últimas figuras importantes en Washington que socializa en ambos campos
políticos,
dice que
-
en estos días, "la política está descompuesta".
Insinúa
que
-
la última vez que el liderazgo del país estuvo así de dividido
-
ocurrió durante la Guerra Civil.
-
Y no considera el acuerdo presupuestario del miércoles en
Washington como
-
un avance a largo plazo.
Aún así,
le pareció alentador que el gobierno encontrara una
forma de poner fin al cierre parcial del gobierno.
"Pensé que
no fue un mal acuerdo, considerando cuánto se descarriló todo este asunto",
precisa.
"Eso no quiere decir que hayan solucionado algo
fundamental".
Alexandra Wolfe - The Wall Street Journal - NYC - 21-Oct-2013
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