Los samaritanos de Cisjordania han
puesto en marcha una caravana de mujeres para evitar su
desaparición
La comunidad
samaritana de Israel y Cisjordania
- es
una de las más pequeñas del mundo, con apenas 750 miembros repartidos en
varias
comunidades.
La más grande está situada al
lado del monte Grizim, su lugar sagrado junto a la
ciudad de Nablús en
Cisjordania, en el pueblo de
Luza, habitado únicamente por familias
samaritanas.
Aunque los
samaritanos tienen las mismas raíces históricas y étnicas que los
judíos, sus costumbres difieren en cuanto a la interpretación de la
Torá.
Según la historia judía cuando
los asirios conquistaron el reino del norte de Israel,
muchos de sus habitantes fueron obligados a exiliarse
mientras que los que se quedaron asumieron algunas de las costumbres de los
ocupantes.
Cuando los exiliados
regresaron, rechazaron a los samaritanos,
considerándoles paganos.
Fuerte
endogamia
El principal problema de esta
comunidad ahora es el mermado número de sus adeptos,
ya que hasta
hace poco no era posible la conversión. Hasta hace pocas décadas
con la introducción de los análisis genéticos y fetales, los
matrimonios endogámicos daban lugar a un
alto número de problemas genéticos como retraso
mental, sordera, ceguera, entre otros, que hasta la década de los
60 sufrían un 45% de la población samaritana.
Para paliar el
problema, al que además se suma un bajo porcentaje de nacimientos
femeninos, los cohanim (sacerdotes en hebreo),
llegaron a la conclusión de que
- hacía falta
«importar» mujeres de otros países.
- El lugar elegido por
los sacerdotes fue Ucrania.
Mujeres guapas de
Ucrania
«Allí las mujeres
son muy guapas y además son pobres, así que están dispuestas a
acogerse a las estrictas reglas de nuestra religión», comentó Yousef
Cohen, uno de los sacerdotes samaritanos, a ABC en su casa
de Luza.
- «Ahora mismo tenemos cinco
mujeres de Ucrania y dos de Turquía y
- estamos buscando
más para traer al pueblo.
- No forzamos a nadie, vienen
voluntariamente por que
- ofrecemos una buena vida,
casa, dinero y trabajo,
- estamos luchando por
nuestra supervivencia», dijo Cohen.
El mismo Yousef casó a uno de sus
hijos con una joven ucraniana, Natasha, con
la que contactó por Facebook hace dos años.
El sacerdote, que fue uno de los
impulsores de estos matrimonios, afirmó que
- prefieren
mujeres blancas y a ser posible rubias, aunque eso sí,
- que
sean vírgenes.
«Sabemos que nuestras reglas
pueden resultar duras para las mujeres que no han nacido en la comunidad, pero
les ponemos sobre aviso antes de que vengan. Algunas no lo aguantan y se
marchan, ya se han ido dos ucranianas de vuelta a su país», explicó el
sacerdote.
Ser samaritana no es
fácil
Ser
samaritana, como el propio Cohen asegura, no es
fácil. Igual que en el Judaísmo ortodoxo,
- las
mujeres que estén menstruando no pueden tocar ni ser tocadas por otro hombre
- durante siete días, al
considerárselas impuras y deben dormir en camas separadas.
Los samaritanos lo llevan hasta
el extremo siguiendo la Biblia al pie de la letra y no permiten siquiera que se
sienten en las sillas normales, sino que deben usar otras diferentes durante esa
semana.
El
nacimiento de un hijo va además acompañado de una
cuarentena en el estricto
sentido de la palabra. Las mujeres no pueden salir apenas de la habitación y
nadie puede entrar con ellas hasta que concluyan los cuarenta días.
Sangre
nueva
Con esta infusión de sangre
nueva, de la que ya han nacido varios hijos,
- los
samaritanos esperar poder sortear su extinción.
Han aguantado las persecuciones a
lo largo de los siglos, conversiones forzadas, la asimilación y el desdén de los
judíos durante buena parte de su historia y aunque su situación actual
es compleja, al ser reconocidos como ciudadanos israelíes
en los territorios palestinos, consideran que al menos su
seguridad está garantizada por ahora.
«Siempre hemos tenido
complicaciones por que
- para los judíos somos
árabes y para los árabes somos judíos»,
se lamentó el sacerdote, «hemos
tenido épocas más duras y más tranquilas, pero no hemos desaparecido y
no vamos a permitir nuestra extinción por falta de
mujeres».
Susana Mendoza - ABC - Madrid - 28-Oct-2013
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