Los estadounidenses
pagan por la sanidad mucho más que otros países desarrollados y no tienen
mejores resultados.
El
resentimiento sectario republicano ha eclipsado los beneficios de la
nueva ley
A no ser que las frenéticas
mentiras de la derecha hayan conseguido embaucarles, ya saben
todos ustedes que la Ley de Sanidad Asequible, más
conocida como Obamacare,
- ha empezado a cumplir su
primer objetivo:
- que millones de estadounidenses
sin seguro,
- muchos de los cuales estaban a
punto de acabar en un asilo,
- puedan tener cobertura.
Por supuesto, se dan cuenta de que
los fallos informáticos que complicaron la inscripción
en los primeros días —y que tanto alegraron e hicieron sentirse superiores a sus
oponentes—
- confirman que existe una enorme
demanda popular.
Seguramente han adivinado que
- la verdadera misión de
los extorsionistas republicanos y sus adinerados
patrocinadores
- era hacer desaparecer la ley a
toda velocidad, antes de que
- la mayoría de los ciudadanos
comprendiera que era una maravilla y, por tanto,
- se convirtiera en algo
políticamente intocable.
Lo que tal vez no sepan es que la Ley de
Sanidad Asequible está empezando también a conseguir, a la
chita callando, su segundo gran propósito:
- impulsar la
reforma del sistema de salud de Estados Unidos,
- demasiado
costoso y de escaso rendimiento.
Lo más irónico es que quienes tendrían que
estar aplaudiendo con más fuerza ese triunfo son los republicanos, porque
- no se está consiguiendo a base de
decretos oficiales, sino
- casi por completo mediante
incentivos de mercado.
Aprovechando sobre todo
el poder de mercado de Medicare y algo de dinero
inicial, la nueva ley ha espoleado
una ola de innovación y eficacia.
Y, aunque los nuevos
mercados de seguros que están abriéndose afectarán aproximadamente a 1
de cada 10 estadounidenses (los demás estamos ya cubiertos por planes privados
de las empresas o por programas del gobierno como Medicare), estas reformas
estructurales pueden tener repercusiones para todos los pacientes y todos los
contribuyentes.
“Este es el 90% de
la historia, lo que no llega a los titulares”, dice
Sam Glick, que observa la reforma de la sanidad en la
firma consultora Oliver Wyman.
Desde que se aprobó la Ley de
Sanidad hace tres años, han surgido en todo el país más de 370 centros
médicos innovadores, las denominadas organizaciones de
sanidad responsable, y hay otros 150 centros en marcha.
En ellos,
Medicare y las aseguradoras privadas
- recompensan
económicamente a los médicos cuando sus pacientes
- necesitan menos
estancias hospitalarias, visitas a urgencias y cirugías,
- todo lo
contrario de lo que se pedía tradicionalmente a los médicos.
Cuanto más
dinero ahorra el centro, más dinero reparten las aseguradoras
participantes. Y
- la mejor forma de
ahorrar costes, que es también, por suerte,
- la mejor forma de
mantener con vida a los pacientes, es
- darse cuenta
de los problemas antes de que se conviertan en emergencias
médicas.
Como consecuencia, las
organizaciones de sanidad responsable se han convertido en el
Silicon Valley de la atención
preventiva, unos laboratorios de innovación impulsados por la
energía emprendedora de una empresa emergente.
Estas organizaciones han hecho
grandes inversiones en tecnología de la
información para
- poder
estudiar los historiales de los pacientes
e identificar
- a los que están
en mayor situación de riesgo,
- los que debían
haber ido ya a hacer sus chequeos, o
- los que no han
comprado los medicamentos recetados y, por consiguiente,
- no se los han
tomado. Entonces
- envían a unos
equipos médicos de intervención rápida
—
una especie de GEOS
médicos que incluyen médicos, asesores sanitarios, coordinadores y
enfermeros— para
- convencer a
los pacientes de que cuiden más su salud.
Los defensores de estas
reformas dicen que
- están
transformando toda la medicina,
- desde el tratamiento
de la enfermedad hasta el trato al paciente y, en definitiva,
- el trato a la
población.
En Cornerstone
Health Care, una organización con 250 médicos en Carolina del
Norte, los pacientes con un historial de insuficiencia
cardiaca reciben una llamada diaria de
una enfermera que les pide que se suban a la báscula y le digan lo que pesan,
el mejor indicador precoz de una
emergencia inminente.
El siguiente paso, cuenta
Grace Terrell, la presidenta de
Cornerstone, será dar a esos pacientes unas básculas
que transmitan el peso de forma directa y automática a la
enfermera.
- “Si la N.S.A. es
el Gran Hermano, nosotros somos la Gran Madre”,
dice Terrell a propósito del
programa de vigilancia de peso.
A los enfermos de
diabetes se les invita a pedicuras
baratas. ¿Por qué?
Porque los
diabéticos, como es sabido, son
- muy vulnerables a
sufrir infecciones que pueden desembocar en la amputación, y
- una de las
causas más corrientes de esas infecciones son
- las uñas
encarnadas.
La empresa pionera en estos dos
programas fue CareMore, una compañía californiana que
administra clínicas para pacientes de Medicare y se ha
convertido en un modelo fundamental desde la aprobación de
Obamacare.
La Heritage
Provider Network, una vasta organización de sanidad responsable
con sede en California, ofrece a los pacientes
afiliados a Medicare clases de baile gratuitas, lecciones de cocina saludable y
excursiones al casino en las que, durante el trayecto en autobús, se llevan a
cabo juegos para ejercitar la mente.
La Greater Buffalo
United Accountable Healthcare Network, un centro nuevo con siete
médicos en el norte del estado de Nueva York, está construyendo un gimnasio y
una cocina donde enseñar a guisar a sus pacientes, que en general pertenecen a
minorías étnicas y proceden de zonas urbanas degradadas.
“Antes, casi todos los médicos
estaban en una cinta continua”, es decir, siguiendo la misma rutina, dice
Raúl Vázquez, director ejecutivo del centro
de Buffalo.
Ahora están
reinventando la sanidad para los grupos más
desfavorecidos, y con el sentimiento de estar cumpliendo una
misión.
No estamos hablando de
esa medicina épica que convierte a los cirujanos en
dioses y los servicios de urgencias en material para Hollywood. No creo que
en Anatomía de
Grey vayamos a ver ningún
episodio en el que le cortan las uñas a ningún paciente.
Pero estos
servicios están haciendo frente a la vergonzosa realidad,
reiterada una y otra vez en todos los estudios, de que
- los estadounidenses
pagan por la sanidad mucho más que otros países
desarrollados, y
- no tienen mejores
resultados.
Para ocuparse de este problema,
Obamacare ha seguido el consejo de Willie
Sutton y ha decidido
- acercarse adonde está
el dinero y
- concentrar los
recursos en las personas menos sanas.
Según el boletín
Kaiser Health News,
- el 1% más
enfermo de los pacientes representa
- el 21% del
coste sanitario;
- el 5% más
enfermo representa
- el 50% del
coste total.
“Hay organizaciones que están
reduciendo las visitas a urgencias entre un 15 y un 20%”, dice Glick.
“En los ingresos hospitalarios
se ven reducciones de entre el 20 y el 30%.
Esa es una gran diferencia, no
solo en el coste sanitario sino también en la calidad de la
atención”.
La señal más clara de que estas
innovaciones están empezando a extenderse es que han llamado la atención de
varios gigantes empresariales.
Cadenas de farmacias
como Walgreens y CVS están asociándose con hospitales
y organizaciones de sanidad responsable para ofrecer a los pacientes lugares a
los que pueden acceder cómodamente y en facilidad para coordinar los
tratamientos.
Las empresas que más gastan en
los planes de salud de sus empleados están dándose cuenta de las ventajas que
tiene el laboratorio de Obamacare.
Walmart, la mayor empresa privada del país,
está empezando a trasladar en avión a los empleados que necesiten
trasplantes u operarse del corazón o de la columna a hospitales de
prestigio como la Clínica Mayo o el Hospital de
Cleveland, para
- garantizarles una
solución a la primera y evitar nuevos y costosos
ingresos.
Obamacare
ha tenido también importantes efectos
secundarios. Según Catherine Dower, del
Centro de Profesionales de la Salud en la Universidad de
California en San Francisco, desde la entrada en vigor de la
Ley de Sanidad Asequible,
- los estados han
decidido atacar con más decisión algunas leyes proteccionistas que
- impiden a
profesionales muy cualificados —
- farmacéuticos,
enfermeros, asistentes médicos, técnicos de emergencias—
- proporcionar
ciertos tipos de atención primaria.
California
acaba de aprobar una ley que permitirá a los
farmacéuticos
- comprobar la
tensión arterial y el nivel de colesterol
- antes de
dispensar fármacos anticonceptivos y contra el tabaco.
Dejar que los farmacéuticos
presten unos servicios para los que no hacen falta siete años de formación
médica hará que esos servicios sean más baratos y más cómodos,
con lo que aumentarán las posibilidades de que los pacientes se cuiden
mejor.
Dower
dice que, aunque la profesión médica oficial sigue
resistiéndose a lo que considera una amenaza
contra sus privilegios, muchos médicos están recibiéndolo con
agrado y son conscientes de que pasar la prestación de algunos de esos servicios
a otros
- les deja más tiempo
para hacer lo que solo ellos pueden hacer.
Y, dado que se prevé que va a
haber
- alrededor de 29
millones de nuevos asegurados, trabajo no va a
faltar.
El nuevo sistema no es
perfecto, ni mucho menos. Como contó Elisabeth
Rosenthal en The
New York Times la
semana pasada,
- el Congreso cedió
ante el lobby de las farmacéuticas y se negó a que
- Medicare utilizara su
poder adquisitivo para
- bajar los
desmesurados precios de los medicamentos.
Además, como ocurre con
cualquier turbulencia, con la reforma de la sanidad habrá algunos
que saldrán perdiendo.
No todas las organizaciones
nuevas saldrán adelante. Como
- los hospitales
constituyen un 33% aproximado de nuestra factura de sanidad,
- son un blanco
perfecto para quienes quieren recortar gastos;
- algunos no
sabrán adaptarse y tendrán que cerrar.
- Rebajar
costes en el sistema significa quitarle dinero a alguien.
- Es lo que el mundo
empresarial llama “destrucción
creativa”.
Grace
Terrell, de Cornerstone, dice que, de
sus 250 médicos,
- “el 20% sigue
diciendo ‘Abajo Obamacare’, si bien les gusta el enfoque de
empresa privada;
- el 30% está
totalmente de acuerdo; y
- los demás van
más deprisa que el mercado.
- Tal vez acabemos
fracasando, pero estamos muy en vanguardia”.
Es posible que uno de los
motivos por los que no hemos oído hablar mucho de este aspecto de
Obamacare es que es increíblemente
complicado .
Stephen M.
Davidson, de la Universidad de Boston,
ha escrito una concisa y comprensible guía para entender la ley y
sus consecuencias
Pero sospecho que en parte se
debe también al resentimiento sectario.
Los demócratas eran apasionados
partidarios de dar cobertura a quienes no tenían
seguro, pero
- muchos habrían
preferido un programa administrado por el Gobierno o, por lo menos,
- una alternativa
pública.
Lo que ha generado Obamacare es
- una reforma
inspirada en el mercado que debería gustar a los
republicanos.
Y eso nos obliga a
preguntarnos
- hasta qué punto
se oponen a la ley por su contenido y
-
hasta qué punto por el mero odio a todo lo que tenga que ver con Barack
Obama.
Bill Keller - El País - Madrid - 15-Oct-2013
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