lunes, 21 de octubre de 2013

Los trenes argentinos y la ley de gravedad

Otro tren de la línea Sarmiento chocó en la estación Once y provocó 80 heridos; no hubo víctimas fatales.  Foto:  LA NACION  / Ricardo Pristupluk
La fachada de la estancia se venía abajo y la dueña dio la orden con claridad; “Tapen las grietas” dijo con la soberbia de quien conoce perfectamente la solución del problema.
El capataz ofreció su queja con fundamento técnico: “Señora, las grietas se producen porque la estructura está cediendo, si no resolvemos el problema de fondo se volverán a producir”.
 
"Tapen las grietas”, repitió la jefa. Como si fuera una profecía, o quizás un deja vú,  la periodista y actriz Cristina Pérez narró una historia muy parecida a esta que acabo de adaptar, en uno de sus recientemente lanzados Cuentos Inesperados.
“La restauración no pudo disimular las grietas insalvables de la estructura.
La gravedad hizo el resto”, concluye el cuento
A la luz de la tercera tragedia del Sarmiento, es difícil pensar en una metáfora más acertada.
Una investigación publicada recientemente por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) sobre
- el estado de los ferrocarriles en la Región Metropolitana de Buenos Aires,  calculó que
- sólo para mantener en buen funcionamiento el sistema ferroviario del Area Metropolitana BA,
- era necesario invertir 450 millones de dólares anuales, pero
- entre 2003 y 2010 sólo se asignaron 50 millones por año.
Según la investigación de CIPPEC,
- la diferencia entre el precio del pasaje y los verdaderos costos del servicio,
- fue cubierta con subsidios que alcanzaron los $140 millones en 2003 y
- superaron los $2.500 millones en 2011, (unos $6 por boleto).
 
UNA TRAS OTRA
Entonces llegó la primera tragedia de Once que
- le costó la vida a 51 personas y
- dejó postrados y sin trabajo a cientos más.
El Gobierno cambió figuritas, probó transferir Transporte a la órbita del ministro Randazzo y
- puso en marcha la “Revolución Ferroviaria”.
- Abundaron la pintura y las calcomanías, los anuncios, el maquillaje
  la improvisación.
Y se vino la segunda. Y el Gobierno jugó al Antón Pirulero.
Otro tren de la línea Sarmiento chocó en la estación Once y provocó 80 heridos; no hubo víctimas fatales.  Foto:  Captura TV
- ¿Por qué no hay un Sistema de Protección Automática de Trenes 
  (ATP, en inglés)?,
como expliqué en mi columna del 16 de junio, en oportunidad de esa tragedia, se trata de un mecanismo que frena automáticamente el tren en caso de que el conductor no respete alguna señal de peligro o esté excediendo la velocidad máxima permitida en un tramo
Es un sistema que funciona en la mayor parte de los trenes modernos de las grandes capitales del mundo. Pero en Buenos Aires no está y entonces existe la posibilidad de que si un solo chofer se queda dormido o se descompone en uno solo de los viajes, sobrevenga otra catástrofe.
No sabemos todavía por qué ocurrió este tercer evento, pero lo que queda claro es que
- no se han hecho inversiones estructurales en materia de seguridad y
- no se han instalado ni las señalizaciones modernas que piden los motorman,
- ni los frenos automáticos que reclama el sentido común.
Y no es un problema exclusivo de los trenes ni que se circunscriba al ámbito del sistema de transporte urbano;
- es una metáfora de un modelo de gestión que prioriza
- la restauración por encima de la estructura,
- jugando permanentemente a desafiar a la Ley de la Gravedad.
Festejamos el récord de venta de autos, pero según el último informe de la ONG Luchemos Por La Vida,
- se mueren 7.485 personas por año en accidentes de tránsito,
- porque  nadie pensó que
  - si había más rodados, debía haber
  - más carriles,
  - más kilómetros de autopistas,
  - más rutas,
  - más infraestructura.
- Nadie planificó el desarrollo.
 
EL AGRO Y LA ENERGÍA
Tenemos los mejores precios internacionales de los productos agropecuarios de los últimos 90 años, pero nos faltan dólares porque derrochamos el excedente importando energía, porque a pesar de haber un Ministerio de Planificación
- nadie calculó el crecimiento de la demanda,
- ni previó la caída en la producción de petróleo y gas.
Ni hablar de pensar en energías hidráulica, o alternativas; no hay inversión para eso,
- rinde más cortar la cinta de una central térmica que usa petróleo y gas importados.
El resultado es que mientras que a principios de la década pasada
- importábamos US$ 10 per cápita de energía y combustibles,
- este año se nos irán US$ 270 por persona, en ese gasto.
La tragedia sigue en la salud, donde hace pocos días asistimos a la muerte de un bebe en el Chaco, luego de las quemaduras que sufrió por haber estado una semana en una incubadora defectuosa.
Y el fracaso estructural se repite también en la educación, donde cada vez hay más abandono, más repetición y encima como la última evaluación PISA demostró,
- los privilegiados que todavía están dentro del sistema y van a la escuela,
  no aprenden,
- porque las aulas se transformaron en comedores y centros de retención;
- en guarderías que además reproducen las desigualdades sociales porque
- la escapatoria solo se logra (parcialmente) exiliando a la clase media 
  en el sistema privado.
El agravante en este último caso es que estamos hipotecando la suerte de nuestros hijos.
Anoche, mi amigo Mariano Spinelli me llevó a hablar con el ex Vicepresidente Julio Cobos, quien sintetizó este tema en una frase tan clara como categórica;
- Si queremos ver nuestro futuro dentro de 30 años,
- miremos el presente de nuestra educación”
- Si queremos un futuro, planifiquemos el presente, agrego yo.
- Las restauraciones transitorias pueden disimular los problemas 
  estructurales, pero

- no pueden burlar la Ley de la Gravedad.
Martín Tetaz - El Día - La Plata - 20-Oct-2013

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