La fachada de la estancia se venía
abajo y la dueña dio la orden con claridad; “Tapen las grietas” dijo
con la soberbia de quien conoce perfectamente la solución del problema.
El capataz ofreció su queja con
fundamento técnico: “Señora, las grietas se producen porque la estructura
está cediendo, si no resolvemos el problema de fondo se volverán a
producir”.
"Tapen las
grietas”, repitió la jefa. Como si fuera una profecía, o quizás un
deja vú, la periodista y actriz Cristina Pérez narró
una historia muy parecida a esta que acabo de adaptar, en uno de sus
recientemente lanzados Cuentos Inesperados.
“La restauración no pudo
disimular las grietas insalvables de la estructura.
La gravedad
hizo el resto”, concluye el cuento
A la luz de la tercera
tragedia del Sarmiento, es difícil pensar en una metáfora más
acertada.
Una investigación
publicada recientemente por el Centro de
Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y
el Crecimiento (CIPPEC) sobre
- el estado de
los ferrocarriles en la Región Metropolitana de Buenos
Aires, calculó que
- sólo para mantener en
buen funcionamiento el sistema ferroviario del Area Metropolitana BA,
- era necesario
invertir 450 millones de dólares anuales, pero
- entre 2003 y 2010 sólo
se asignaron 50 millones por año.
Según la
investigación de CIPPEC,
- la diferencia entre
el precio del pasaje y los verdaderos costos del servicio,
- fue cubierta con
subsidios que alcanzaron los $140 millones en 2003 y
- superaron los $2.500
millones en 2011, (unos $6 por boleto).
UNA TRAS OTRA
Entonces llegó la primera
tragedia de Once que
- le
costó la vida a 51 personas y
- dejó postrados y sin
trabajo a cientos más.
El Gobierno cambió
figuritas, probó transferir Transporte a
la órbita del ministro Randazzo y
- puso en marcha la “Revolución
Ferroviaria”.
- Abundaron la pintura y las
calcomanías, los anuncios, el maquillaje,
la
improvisación.
Y se vino la
segunda. Y el Gobierno jugó al Antón
Pirulero.
- ¿Por qué no hay un Sistema
de Protección Automática de Trenes
(ATP, en inglés)?,
como expliqué en mi columna del 16 de
junio, en oportunidad de esa tragedia, se trata de un mecanismo que
frena automáticamente el tren en caso de que el
conductor no respete alguna señal de peligro o
esté excediendo la velocidad máxima permitida en un
tramo
Es un sistema que funciona
en la mayor parte de los trenes modernos de las grandes capitales
del mundo. Pero en Buenos Aires no
está y entonces existe la
posibilidad de que si un solo chofer se queda dormido o se
descompone en uno solo de los viajes, sobrevenga otra catástrofe.
No sabemos todavía por qué ocurrió
este tercer evento, pero lo que queda claro es que
- no se han hecho
inversiones estructurales en materia de seguridad y
- no se han instalado ni las
señalizaciones modernas que piden los motorman,
- ni los frenos automáticos que
reclama el sentido común.
Y no es un problema
exclusivo de los trenes ni que se circunscriba al ámbito del
sistema de transporte urbano;
- es una metáfora de
un modelo de gestión que prioriza
- la restauración por
encima de la estructura,
- jugando permanentemente a
desafiar a la Ley de la Gravedad.
Festejamos el récord de venta de
autos, pero según el último informe de la ONG
Luchemos
Por La Vida,
- se mueren 7.485
personas por año en accidentes de tránsito,
- porque
nadie pensó
que
- si había más rodados,
debía haber
- más carriles,
- más kilómetros de
autopistas,
- más rutas,
- más infraestructura.
- Nadie planificó el
desarrollo.
EL AGRO Y LA
ENERGÍA
Tenemos los mejores
precios internacionales de los productos agropecuarios de los
últimos 90 años, pero nos faltan dólares porque
derrochamos el excedente importando energía,
porque a pesar de haber un Ministerio de Planificación
- nadie calculó el crecimiento de la
demanda,
- ni previó la caída en la producción de
petróleo y gas.
Ni hablar de pensar en
energías hidráulica, o alternativas; no hay inversión
para eso,
- rinde más cortar la cinta de
una central térmica que usa petróleo y gas importados.
El resultado es que mientras que a
principios de la década pasada
- importábamos US$ 10
per cápita de energía y combustibles,
- este año se nos irán US$
270 por persona, en ese gasto.
La tragedia sigue en la
salud, donde hace pocos días asistimos a la muerte de un bebe en
el Chaco, luego de las quemaduras que sufrió por haber estado una semana en
una incubadora defectuosa.
Y el fracaso estructural
se repite también en la educación, donde
cada vez hay más abandono, más
repetición y encima como la última evaluación
PISA demostró,
- los privilegiados
que todavía están dentro del sistema y van a la escuela,
no
aprenden,
- porque las aulas se
transformaron en comedores y centros de retención;
- en guarderías que
además reproducen las desigualdades sociales porque
- la escapatoria solo se
logra (parcialmente) exiliando a la clase media
en el sistema
privado.
El agravante en este último caso es
que estamos hipotecando la suerte de nuestros hijos.
Anoche, mi amigo Mariano
Spinelli me llevó a hablar con el ex Vicepresidente
Julio Cobos, quien sintetizó este tema en una frase tan clara como
categórica;
“
- Si queremos ver nuestro futuro
dentro de 30 años,
- miremos el presente de nuestra
educación”
- Si queremos un futuro,
planifiquemos el presente, agrego yo.
- Las restauraciones transitorias
pueden disimular los problemas
estructurales, pero
- no pueden burlar la Ley de
la Gravedad.
Martín Tetaz - El Día - La Plata - 20-Oct-2013
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