lunes, 18 de noviembre de 2013

A.Latina: Paradoja de crecimiento económico con inseguridad ciudadana


En la región,
- el crecimiento ha sido de baja calidad, basado en el consumo y
- con insuficiente movilidad social, lo cual ha impulsado una suerte de "delito aspiracional".
Se requiere una estrategia integral que sea despolitizada y a largo plazo.
En años recientes, América Latina ha sido el escenario de dos grandes expansiones:
- la económico-social y
- la delictiva.
Pese a los avances en crecimiento y las mejoras en salud, educación y reducción de pobreza y desigualdad,
- la región se ha tornado la más insegura del mundo.

Mientras los índices de homicidio disminuyen en otras regiones, el problema ha aumentado en América Latina, registrándose
- más de 1.000.000 de asesinatos entre 2000 y 2010.
En 11 de 18 países,
- las tasas de homicidio superan la clasificación de "nivel epidémico",
- con más de 10 homicidios por cada 100.000 habitantes.
En tanto,
- el robo se ha triplicado en los últimos 25 años, convirtiéndose en
- el delito que más afecta a los latinoamericanos.
Un promedio de
- 6 de cada 10 latinoamericanos fueron víctimas de un robo con violencia en 2012.
Estos son datos de
- el Informe Regional de Desarrollo Humano "Ciudadanía con Rostro Humano:
 - Diagnóstico y Propuestas para América Latina", apoyado por
- la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID),
que recién se dio a conocer.
La constatación de que la inseguridad
- es un reto compartido y
- un obstáculo para el desarrollo social y económico en todos los países de la región
- ha llevado al Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), en el cual 
- la división para América Latina y el Caribe, a dedicar dos años de investigación para
  - diagnosticar el problema y
  - aportar recomendaciones para
- mejorar las políticas públicas en la materia.

- ¿Cómo explicar el aumento en el crimen y la violencia si América Latina experimentó,entre 2000 y 2010, el período de mayor crecimiento económico de las últimas 4 décadas?
- ¿Cómo explicar la magnitud de la inseguridad ciudadana si esta bonanza económica, junto a la creación de empleos y algunas políticas innovadoras en materia social, elevaron a más de un 33% de la población de la región a la clase media?
Por un lado, el crecimiento económico no se traduce automáticamente en
- una mejora en el desarrollo humano y
- tampoco implica que los ciudadanos estén más seguros.
El informe destaca que en América Latina
- el crecimiento ha sido de baja calidad,
  - basado en el consumo y
  - con insuficiente movilidad social,
lo cual ha impulsado una suerte de "delito aspiracional".
Los robos de celulares, laptops y ropa deportiva son una expresión de este fenómeno.
Por otro lado, el deterioro de la seguridad ciudadana también se relaciona con
- las transformaciones demográficas causadas por
- el crecimiento urbano acelerado y desordenado, así como
- los cambios en la estructura familiar y fallas en el sistema escolar
es decir,
- se ha erosionado el tejido social, generándose
- condiciones que inciden en la criminalidad.
Además,
- el porte de armas de fuego,
- el consumo de alcohol y
- el tráfico de drogas
- son factores que impulsan el crimen y el delito.
Otro elemento fundamental es
- la escasa capacidad de los Estados latinoamericanos, así como
- la falta de profesionalización en el combate al delito y
- la carencia de proporcionalidad en las sanciones.
La encuesta de cárceles que el PNUD realizó en Argentina, Brasil, Chile, México y Perú
- evidencia persistentes retos sociales.
- el 33% internos abandonó su hogar antes de los 15 años (en Chile, uno de 
  cada dos), y entre
- el 13% (Argentina) y el 27% (El Salvador) nunca conocieron a su padre o madre.
La encuesta también reveló que
- el 40% de los internos en Chile no acabó la educación primaria. 
En todos los países,
- más del 80% de los internos encuestados no completaron 12 años de escolaridad.
Los jóvenes, principalmente los varones, son los más afectados por la criminalidad y la violencia, y a la vez son los responsables más comunes de la violencia y los delitos; el informe también hace un llamado a
- evitar la estigmatización de los jóvenes, particularmente los de bajos ingresos.
La violencia de género también es
- una amenaza persistente y un obstáculo para
  - el desarrollo humano,
  - la salud pública y
  - los derechos humanos en la región.
Los registros de
- violencia intrafamiliar,
- violaciones y
- asesinatos de mujeres (femicidios)
- han aumentado en casi todos los países.
De los internos que habían cometido delitos sexuales,
- entre el 75 y el 90% declararon conocer a sus víctimas antes del delito y
- entre el 20 y el 40% eran sus familiares, según el informe.
La inseguridad ciudadana también
- afecta el potencial económico de la región:
- sin el exceso de muertes por homicidios,
- el Producto Interno Bruto (PIB) de la región
- hubiese sido superior en un 0,5%, lo que equivaldría a
- una ganancia potencial de más de US$ 24.000 millones de dólares 
en 2009.
Un estudio del PNUD y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) elaborado para el informe 
- analizó los costos de la delincuencia y los niveles de victimización en cinco países, 
- y reveló que Honduras sufre los más altos costos con el delito y la violencia en
- porcentaje de su PIB en 2010 (10,54%, equivalente a US$ 1.669 millones), seguido de 
- Paraguay (8,7%, lo que equivale a US$ 1.742 millones),
- Chile (3,32%; es decir, US$ 7.215 millones),
- Uruguay (3%, o cerca de US$ 1.165 millones) y
- Costa Rica (2,52%, US$ 915 millones).
La creciente percepción de inseguridad y el "adelgazamiento" del Estado han estimulado la contratación de vigilantes privados, que
- ha crecido en América Latina a una tasa estimada del 10% anual. La región tiene hoy casi 
- 50% más vigilantes privados (3.811.302) que agentes de policía (2.616.753),
- siendo los agentes de seguridad privada de la región los más armados del mundo, con
- con una tasa de posesión de armas por empleado 10 veces mayor que la 
  de Europa occidental.
Esta privatización de la seguridad
- agudiza la desigualdad que experimentan los latinoamericanos.
No hay una solución mágica para la inseguridad ciudadana en América Latina, pero
- el problema sí tiene remedio, y requiere
- visión y voluntad política a largo plazo.
América Latina cuenta con experiencias y lecciones aprendidas de gran valor, que se analizan en el informe.
Una de las principales lecciones de la región es que
- las políticas de "mano dura" no funcionan:
- la fuerte represión policial y penal a menudo ha coincidido con
- espirales de violencia y altos índices de criminalidad.
Entre las 10 recomendaciones para una región más segura, destaca
- la conveniencia de evitar la politización del tema de la inseguridad,
- visualizándola como un desafío de todos que demanda construir en 
cada país
- un Acuerdo Nacional por la Seguridad Ciudadana como política de Estado,
- provista de medidas para el corto, mediano y largo plazo.
No hay otro camino sino el de
- elaborar políticas que se orienten hacia una estrategia integral de seguridad ciudadana, que
  - incluya la actuación policial a partir de un trabajo por cuadrantes y
  - cercano con las comunidades locales;
- la adaptación de nuevas tecnologías para ubicar puntos neurálgicos del crimen,
  - enfatizando la prevención en las áreas de riesgo;
- la mejora de la calidad de vida de la población con especial atención en
  - los grupos más vulnerables, como jóvenes y mujeres;
- una justicia accesible, ágil y eficaz, y
- una educación que se base en valores de
  - convivencia pacífica,
  - tolerancia y
  - respeto al estado de derecho.
Heraldo Muñoz - El Mercurio - Santiago de Chile - 18-Nov-2013

A.Latina: La inseguridad en paises sin estado - Héctor E. Schamis
El modelo de crecimiento económico ha fracasado rotundamente en términos de movilidad social en la región
 
El reciente informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, señala
- los avances en materia de crecimiento, empleo, y disminución de la desigualdad.
Al mismo tiempo, sin embargo, el informe advierte que
- el delito y la inseguridad también han crecido dramáticamente.
Una paradoja de la América Latina del siglo XXI, según PNUD, en realidad puede ser tal sólo a primera vista.
Una lectura del contexto social, político, y hasta internacional de este crecimiento sugiere
- una interpretación diferente sobre esa supuesta incongruencia, tanto como
- sobre el futuro de la región y sus grandes desafíos.
A pesar de los avances en empleo y distribución del ingreso,
- el modelo de crecimiento económico ha fracasado rotundamente
- en términos de movilidad social.
La baja movilidad ascendente es un dato histórico y estructural en América Latina,
- un factor que no varía aun cuando el ciclo económico es favorable.
En condiciones de crecimiento,
- la baja movilidad exacerba la conflictividad social, porque
- cuanto más se expande la economía, mayores son las expectativas.
- Si estas permanecen insatisfechas—
y téngase en cuenta que la movilidad social es sobre todo una apuesta sobre el futuro—
- la frustración social aumentará, inevitablemente.
En otras palabras, en América Latina
- el producto per cápita podrá crecer,
- el coeficiente de Gini bajar, y
- aun la educación superior masificarse. Pero
- son el color de la piel y el origen social, sino la banalidad del atuendo y el apellido,
- lo que continúa definiendo el lugar que uno ocupa en la estructura social
- de ahí el eufemismo “buena presencia” en los avisos de empleo.
La constante en la región es aquello que la sociología de los años cincuenta definía como
- “inconsistencia de status”,
- una marcada disonancia entre la objetividad de los datos demográficos y
- la subjetividad del prestigio y el reconocimiento social.
Ese contraste
- es hoy tan importante como siempre,
- el status esta cristalizado en esas percepciones (léase, prejuicios) socio-culturales.
Hay más plata, pero
- sin movilidad ascendiente, también mayor frustración social.
- No es extraño entonces que esa conflictividad social derive en violencia.
Este cóctel es particularmente explosivo entre los jóvenes. Como demuestra la biología evolutiva,
- el control de la agresión juvenil masculina ha sido un desafío
- para cualquier colectividad humana en todo tiempo y lugar.
Abrumadoramente,
- el crimen violento ha sido cosa de varones de entre 15 y 30 años de edad, y
- ser joven en este siglo es aún más complicado, en America Latina y en todas partes.
   - Los indignados españoles,
  - los brasileños en las calles,
  - los ocupantes de Wall Street y
  - los que se inmolaron en la Plaza Tariq
- tienen en común que el desempleo debajo de los 30 es
- invariablemente más alto que el promedio de sus respectivas sociedades.
En América Latina la población joven—que es mayoría
- es más educada que sus mayores, pero también más desempleada.
La ausencia de
- las utopías sociales del pasado, a su vez, los hace más individualistas, sino anómicos
si la gran reivindicación social de Maduro es garantizar “que todo el pueblo venezolano tenga un televisor de plasma”, no hay mucho que agregar.
- La frustración social y la marginalidad están a la vuelta de la esquina.
- La violencia y el delito le siguen.
El componente urbano-regional tampoco ayuda. La región sigue produciendo diseños urbanísticos basados en complejos habitacionales cerrados, auto-contenidos hasta en la provisión de seguridad. Verdaderos enclaves privados,
- islas verdes y prósperas en un mar de indigencia,
- muchas veces el contexto suburbano evoca un territorio ocupado.
Como los asentamientos en la margen occidental del Jordán,
- ese paisaje en sí mismo constituye una invitación ocular al conflicto y la violencia.
- Los más jóvenes son los más proclives a vehiculizarla.
A pesar de sus raíces profundas y antiguas, no obstante
- es el Estado—es decir, su ausencia—quien generaliza el delito.
Si la palabra “globalización” tiene algún sentido (el capitalismo siempre fue global) es porqué nos dice que
- los bienes, los servicios, las personas, la cultura y la información son hoy más
- móviles que nunca, y que las nociones tradicionales de soberanía—el estado—
- constituyen formas de control obsoletas.
A veces el argumento es exagerado, pero tiene bastante sentido en América Latina, sobre todo porqué el problema es endémico:
- el Estado siempre ha sido débil, frágil, defectuoso, a menudo fallido y
- casi siempre capturado por grupos privados.
De hecho,
- el mapa del Estado como aparato burocrático y legal no coincide con
- el mapa político en casi ningún país de la región.
En vastas zonas de la periferia
- no hay presencia estatal, son actores privados quienes
- administran justicia, cobran impuestos y monopolizan el uso de la fuerza, o más bien
- una caricatura de todo eso.
- Narcos, guerrillas, traficantes de personas y contrabandistas sino
- un conglomerado de todos esos negocios, compiten con el Estado por el control territorial
- o sea, por la soberanía, y muchas veces lo hacen con éxito.
Las fronteras porosas facilitan la internacionalización de las actividades criminales, lo cual diversifica el riesgo y los hace flexibles.
Plan Colombia y similares esparcieron los laboratorios a otras latitudes, y la tecnología hizo el resto. Una cocina de cocaína es hoy tan móvil como los cocineros, solo hace falta lavandina (lejía, en España) y un horno de micro-ondas.
Desde Ciudad Juárez hasta Buenos Aires, y de allí a Rotterdam y Valencia,
- no hay actividad económica más global que el narcotráfico, y
- al mismo tiempo con una capilaridad tan profunda que se la encuentra hasta en
- la política, sobre todo a nivel sub-nacional, y las barras bravas del fútbol,
- incluyendo los fichajes de los jugadores que les pertenecen.
Mirando al futuro, la gran incógnita es
- cuando y como se desacelerará el crecimiento, y
- con qué efectos sociales.
La estrategia de desarrollo en la región ha sido básicamente
- aprovechar el enorme beneficio de precios internacionales favorables,
- rentas basadas en términos de intercambio sin precedentes en más de cuarenta años.
Cuando
- cambie el ciclo de precios, que siempre cambia, el aterrizaje será forzoso o suave,
- dependiendo de las previsiones anteriores;
- Venezuela y Argentina, por ejemplo, ya están en vísperas
- de una crisis macroeconómica de proporciones.
Pocos países han aprovechado el boom de estos años para producir un efecto cascada de tipo institucional, es decir,
- usar los recursos para construir instituciones que permitan
- hacer política económica contra-cíclica, la única manera de
- suavizar los cambiantes ciclos económicos,
- la gran causa de la desigualdad en el largo plazo.
La forma de hacer política entre los bolivarianos, a su vez, sólo ha contribuido a agravar esta realidad. Se hizo
- redistribución de ingresos, pero bajo una estrategia paternalista de dominación.
En consecuencia,
- no fue definiendo derechos y ampliando ciudadanía.
- Los pobres han sido meros clientes políticos.
Sin norma establecida, cuando el boom de las commodities se agote,
- la redistribución podrá revertirse sin que nada cambie demasiado.
El Estado
- no es sólo control social, poder coercitivo y distribución de recursos. En democracia,
- también es distribución de derechos y construcción de ciudadanía, y
- esa dimensión se ha debilitado profundamente.
En conclusión,
- no hay paradoja alguna en este crecimiento con inseguridad.
- La única paradoja de esta historia es que esta década también será perdida.
La de los ochenta lo fue por
- la crisis de la deuda, la recesión profunda y la inflación indomable que victimizaron a
  los más pobres.
Esta década será perdida por
- la destrucción de instituciones,
- haber perdido la oportunidad de usar los abundantes recursos materiales para
- construir estados.
- Y sin Estado,
  - habrá más violencia,
  - habrá más desigualdad y

  - no habrá prosperidad duradera.
 Héctor E. Schamis - El País - Madrid - 18-Nov-2013

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