Asia, convertida en la "fábrica del mundo", cuestiona "su modelo económico" basado en las exportaciones, el mismo que le otorgó décadas de fuerte crecimiento pero que hoy le perjudica por el derrumbe de la demanda mundial. Pero el rompecabezas es el siguiente:
- Cómo dinamizar un consumo interno tradicionalmente frugal sin caer en el proteccionismo.
Al menos eso se desprende de la Cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) que se celebra en Pattaya, Tailandia, y que buscará aportar respuestas a la crisis económica mundial hasta el domingo.
"El éxito del Lejano Oriente viene en parte de
- su apertura al comercio y
- a la inversión directa",
estima Vikram Nehru, economista jefe del Banco Mundial para el este de Asia, institución que alentó en los años 70 la propagación de este modelo inspirado en el "milagro japonés".
"Sin embargo, es absolutamente cierto que muchas veces, las exportaciones reciben prioridad sobre la producción destinada al consumo nacional", sobre todo en
- materia de subsidios y
- acceso al crédito,
reconoció Nehru.
"Algunas correcciones de estas políticas permitirían un crecimiento más equilibrado en el futuro", estimó.
El caso de Japón
A raíz de su fuerte dependencia de las exportaciones de electrodomésticos de alta gama y de automóviles -productos cuyas ventas tienden a caer cuando los hogares se ajustan el cinturón-, Japón se halla inmerso en su peor recesión de la postguerra. Su economía se vio incluso más afectada que la de Estados Unidos, donde estalló la crisis.
"La estructura de base de la economía japonesa es como un monocultivo que depende de cómo se comporte el resto del mundo", considera Noriko Hama, economista de la Doshisha Business School de Kioto, Japón.
Las políticas de industrialización orientadas hacia la exportación permitieron a muchos países de Asia
- reducir drásticamente la pobreza y
- habilitaron la emergencia de la clase media.
- Pero también "crearon una dependencia excesiva" frente al exterior
- que, exacerbada en Japón, Corea del Sur o Taiwán, se convirtió de hecho en un problema para toda Asia, sobre todo en China.
Golpe al corazón asiático
Las exportaciones de China cayeron en marzo un 17,1%, su quinto declive mensual consecutivo, anunció el viernes el gobierno.
"La crisis actual golpea el corazón del modelo asiático de desarrollo", explicó Chalongphob Sussangkarn, profesor en el Thailand Development Research Institute y ex ministro tailandés de Finanzas.
"Todos los países se esfuerzan por encontrar nuevos escenarios de crecimiento. No es fácil. Somos buenos cuando se trata de producir los bienes que consumen otros, pero no estamos acostumbrados al crecimiento impulsado por la demanda interna", añadió.
La participación del "consumo" de los hogares en el Producto Interno Bruto (PIB), que es de
- 71% en Estados Unidos,
- 55,6% en Japón,
- 44,8% en China y
- 43,9% en Malasia,
según cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI) para el periodo 2001-2005.
¿Seguir dependiendo de EEUU?
Entre los países asiáticos que adoptaron planes de reactivación anticrisis, varios, sobre todo China, pusieron el acento en el estímulo del consumo interno a través del gasto en
- pequeñas empresas,
- sistemas de salud,
- educación y
- obras de infraestructura.
Indonesia eligió distribuir directamente dinero en efectivo a los hogares más pobres, con la esperanza de que lo gasten inmediatamente.
"Es imposible para Asia esperar seguir creciendo gracias al consumo desenfrenado en Estados Unidos. Esta situación ya no volverá a reproducirse", advirtió Masahiro Kawai, economista del Banco Asiático de Desarrollo.
Información - "El Economista" - Madrid - 10-Abr-2009
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