La innombrable crisis se materializa ya de manera ostensible en algunos países de la Unión.
Dinamarca se encuentra en recesión. Otros tres países europeos -Portugal, Irlanda y Estonia- registraron caídas en sus economías durante el primer trimestre de este año, según Eurostat, la Oficina Estadística de la UE.
Y España y Reino Unido se acercan al abismo: la economía española y la británica registraron también un serio retroceso hasta marzo, con un crecimiento de sólo el 0,3%.
El caso del Reino Unido es especialmente doloroso:
- la menor actividad económica y
- la caída de la libra esterlina
han permitido que la economía francesa adelante a la británica, a precios corrientes, como la segunda de Europa en términos de Producto Interior Bruto (PIB), el principal indicador de renta de los países.
Frente a esta perspectiva negativa, el conjunto de la UE y la zona euro experimentaron un crecimiento del 0,7% durante el primer trimestre. Aunque ese dato supone una rebaja de una décima sobre la estimación anterior, contrasta con el magro 0,2% de avance de la economía estadounidense.
El mejor comportamiento europeo se debe en buena parte a la fortaleza que demostró Alemania, con un crecimiento del 1,5% en los tres primeros meses del año, mientras que Francia e Italia se mantuvieron con un 0,5%.
Ese escenario de resistencia en los primeros meses de 2008 se truncará en el segundo trimestre, según ha advertido en varias ocasiones el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia. Los pronósticos de la Comisión Europea apuntan a un escuálido crecimiento del 0,2% para el segundo trimestre.
Las previsiones de la Comisión de finales de abril para el conjunto de 2008 indicaban un crecimiento del 2% para la Europa de los Veintisiete, y del 1,7% para la zona euro. Pero esta perspectiva resulta ya muy poco sostenible por el imparable encarecimiento del petróleo y la persistencia de las turbulencias financieras internacionales. Fuentes comunitarias señalan que desde abril "el crudo se ha encarecido un 30% adicional, y eso tendrá un impacto negativo en el crecimiento".
Dinamarca es el país que está saliendo peor parado de esta combinación de factores. La economía danesa se encuentra ya en recesión, según la definición académica, al registrar dos trimestres sucesivos de caídas en el PIB (-0,2% y -0,6 %).
Portugal transita por el filo de la navaja con un retroceso (-0,2%) hasta marzo, con el agravante del mal antecedente del tercer trimestre del año pasado (-0,1%).
Irlanda, con una reducción de su actividad del 0,5%, se hunde en la crisis tras el parón del 0,1% del periodo anterior.
Y Estonia, que hace menos de un año crecía a tasas de casi el 8%, también ha empezado el año con números rojos (-0,5%).
Junto a
- Alemania, (1,4%)
- Polonia, (1,4%),
- Eslovaquia (2,1%),
- Eslovenia (2,1%),
- Grecia (1,1%) y
- República Checa (0,9%)
son los países que experimentaron mejores resultados en enero.
Los malos augurios para el segundo trimestre ya se han dejado sentir en los datos del indicador del Sentimiento Económico, que registró una caída de 2,5 puntos en la UE y 2,7 en la zona euro. El peor descenso fue el sufrido por España, con un bajón de 6,2 puntos. Durante el pasado mes, el indicador, el Clima Industrial también sufrió un severo deterioro.
El estancamiento económico coincide con una espiral de precios descontrolada. La inflación ha alcanzado ya el 4% en la zona euro, el doble de los objetivos del Banco Central Europeo. Su presidente, Jean-Claude Trichet, se reafirmó ayer en su política monetaria y recordó que la lucha contra el incremento de precios "es la principal preocupación de los ciudadanos", aunque sugirió que no habrá nuevas subidas de tipos.
El presidente del eurobanco justificó la subida del precio del dinero del 4% al 4,25% del pasado jueves, y aseguró que "no había contradicción entre la estabilidad de precios, el crecimiento y la creación de empleo". Frente a las críticas del presidente francés, Nicolas Sarkozy, Trichet contó con el apoyo del presidente del eurogrupo, Jean Claude Juncker, que se sumó al respaldo expresado por José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea.
Sarkozy -presidente de turno de la UE- encarna la actitud más crítica a la política monetaria del BCE, que comporta a un fortalecimiento del euro. Esa postura encontró ayer eco en el ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbrück, que expresó sus dudas sobre una decisión -la subida de tipos- que consideró arriesgada en un momento en que la economía se está ralentizando.
A la subida del precio del crudo y la fortaleza del euro se añaden los problemas derivados de la crisis financiera. Lejos de remitir, el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, admitió ayer en Japón que la crisis no ha pasado.
"Las consecuencias sobre la economía real todavía están frente a nosotros", dijo Strauss-Khan, que sin embargo señaló que la principal amenaza "es que la inflación está desbocada en algunos países".
ANDREU MISSÉ - "El País" - Madrid - 10-Jul-2008
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