Convertir el pánico en oportunidad.
Cuando todos alrededor están aterrados, los inversionistas inteligentes deberían estar fríamente preguntado si es tiempo de comprar.
- ¿Qué señales deberían estar buscando?
- Una de las primeras medidas es el "VIX", o índice de volatilidad, el que mide la variabilidad de la Bolsa de EE.UU. Está comerciando alrededor del nivel 30, o cerca de su nivel máximo en marzo, cuando hubo que rescatar a Bear Stearns.
La teoría es que cuando la volatilidad es alta, los mercados generalmente caen. Esto se debe a que rara vez se produce tal cosa como un "comprador forzado" de acciones. Pero puede haber "vendedores forzados" cuando los inversionistas necesitan deshacerse de sus posesiones para pagar deudas. Enfrentados con tales ventas, las firmas de corredores ajustan sus precios abruptamente, y eso es lo que crea agudas alzas en el VIX.
El VIX está muy sobre su promedio post 1990, de acuerdo al Chicago Board Options Exchange, el que comercia futuros y opciones en el índice. Pero aún no alcanza los puntos culminantes que se vieron en 2002, o cuando hubo que rescatar al Long-Term Capital Management, un fondo de cobertura, en 1998. Ambos incidentes, que impulsaron al VIX por sobre 40, resultaron ser buenos momentos para comprar acciones en una perspectiva de 12 meses.
- Una segunda señal puede parecer un poquito estrecho de mirar para los lectores internacionales. Es cuando la rentabilidad del dividendo en el FTSE All-Share (el índice británico de amplia base) es más alta que la rentabilidad en bonos de 10 años, o bonos del gobierno.
El mercado aprobó este límite el 12 de marzo de 2003 por primera vez desde fines de los '50. Hoy marcó el fin del mercado a la baja global 2000-2003. En la época, algunos comentaristas manifestaron que esta señal no importaba, puesto que los dividendos se reducirían.
De hecho, el ingreso del dividendo en el índice casi se ha duplicado en los cinco años desde entonces.El 16 de julio, la rentabilidad en el All-Share fue del 4,46% y el bono de 10 años rindió el 4,95%. Eso indica que una nueva caída del 10% en la Bolsa haría el truco.
Existe, por supuesto, el riesgo de que los dividendos se reduzcan si Gran Bretaña, o en realidad el mundo, entra en una recesión. Pero este cruce es una señal de valor a largo plazo.
- Otra medida que podría lograr que las acciones fueran atractivas es una relación precio/utilidades de un dígito.
La inflación más alta tiende a bajar la relación, porque conduce a condiciones económicas más volátiles.
Los inversionistas también pueden preocuparse de que las ganancias sean altas con respecto al PIB y, por lo tanto, deban caer.
Sin embargo, la relación precio/utilidades de un solo dígito compensaría a los inversionistas por esos riesgos. Dé vuelta la relación, y tiene la rentabilidad de las utilidades, el porcentaje del precio de la acción que es representado por las ganancias.
Si la relación p/u está en un solo dígito, la rentabilidad de las utilidades supera el 10%.
En los datos más recientes, una cantidad de mercados europeos -entre éstos, Bélgica, Francia e Irlanda- encajan en esta categoría; con el DAX en un p/u de 10,6, Alemania no está muy distante -Wall Street todavía tiene una cantidad considerable para caer según esta medida.
En consecuencia, en base a la valoración, los inversionistas deberían al menos estar pensando en abrir sus billeteras. Por supuesto, la valoración no es el único factor que impulsa los mercados. Del mismo modo en que los precios pueden ser impulsados por sobre su valor justo en períodos de euforia, así también pueden ser llevados muy por debajo en períodos de temor.Y la sensación es de abatimiento.
El estudio más reciente de Merrill Lynch de administradores de fondos globales encontró que una cantidad récord tenía un exceso de peso en sus tenencias de efectivo y una falta de peso en acciones, y una mayoría pensaba que los pronósticos de ganancias eran altos. Esa encuesta indica que los inversionistas están preparados para recibir una buena cantidad de malas noticias.
Lo que se necesita para sacar a los mercados de su temor es un catalizador. Esto ayudaría si se despejara la incertidumbre.
Tanto en 1991 como en 2003, los mercados se reanimaron cuando empezaron las guerras contra Irak. Eso no fue porque las guerras fueran una buena noticia, sino porque los inversionistas se habían vuelto muy inseguros debido a las tensiones previas.
El problema esta vez es económico y financiero, más bien que geopolítico. Además de la restricción crediticia, los inversionistas están preocupados por la combinación de inflación más alta que lo esperado y el crecimiento más lento, y el temor a que los bancos centrales se sientan tentados a fijar políticas monetarias que sean demasiado sueltas o demasiado apretadas.
Otra medida que podría lograr que las acciones fueran atractivas es una relación precio/utilidad de un dígito.
The Economist - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 21-Jul-2008
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