EL Lehendakari Ibarretxe lanza un Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación, dotado de 6.714 millones de euros hasta el año 2.010. Además se anuncia que para el 2.008 estará en funcionamiento la Agencia Vasca para la Innovación: Innobasque.
Es una noticia excelente, puesto que no se trata de la creación de nuevas estructuras burocráticas, sino, en palabras de su Presidente Pedro Luis Uriarte, de "movilizar al conjunto de la sociedad, alinear iniciativas, orientar estrategias y enriquecer las políticas privadas y públicas". Y ello para ser "el "referente europeo en Innovación.
Efectivamente se presenta una excelente oportunidad con esta propuesta de dinamizar las capacidades y recursos existentes en nuestra sociedad, ya que la innovación necesita dinero, pero igualmente necesita un clima de libertad, espíritu de riesgo y autonomía de gestión.
Javier Martínez Ojinaga ha recordado en este mismo Foro sobre "Economía y Bienestar", que la fuente de las principales ideas innovadoras, según un reciente estudio de IBM, son los propios empleados de las empresas. Solamente hace falta "facilitarles salir del día a día y dejarles pensar en el medio y largo plazo". Pues bien, parece que lo mismo sucede con la Universidad.
Según un estudio realizado, entre otros, por los Profesores Aghion (Harvard) y Mas-Colell (Pompeu Fabra), el dinero invertido en la Universidad para investigación (más de 46 millones de euros en la UPV) puede multiplicar su eficacia si se acompaña de una gestión responsable con mayor grado de autonomía. Para confirmarlo, estos Profesores realizan un análisis econométrico sobre un panel de 66 Universidades y encuentran tres evidencias:
- Primero, que el dinero es un factor determinante que explica una parte de las diferencias de resultados entre las Universidades de EE.UU. que gastan anualmente 36.500 euros por estudiante universitario (3,3% del PIB siendo el 1,8% de procedencia privada) y las europeas que gastan 8.700 euros por estudiante (1,3% del PIB siendo sólo el 0,2% privado).
- Segundo, que la "autonomía" es la variable clave que explica por qué las universidades autogestionadas son más eficientes, mientras las centralizadas entierran el mismo dinero en un pozo cerrado de burocracia e ineficiencia.
Por "autonomía" entienden
- la libertad de gestión del Presupuesto (gastos e ingresos públicos y privados) sin aprobación del Gobierno, - la libertad para seleccionar y contratar a los profesores-investigadores, y
- la libertad para fijar sus salarios e incentivos.
- Tercero, que los fondos dedicados a investigación en la Universidad duplican sus resultados en número de patentes registradas cuando disponen de un alto nivel de libertad y autonomía. Los resultados son medibles y se venden en el mercado.
Es decir, que los mismos resultados que se obtienen liberando a los empleados competentes de las empresas, pueden lograrse también en la Universidad de una manera muy rápida y eficiente para hacer de Euskadi un referente en innovación: sacando su Universidad del grupo burocratizado de las Universidades del sur de Europa, donde existe
- el nivel más alto de endogamia (69% contra la media EU-25 de 29% y de UK del 8%),
- la menor libertad de contratación de toda Europa, y
- ninguna autonomía para la determinación de los salarios e incentivos.
En nuestro entorno próximo la actividad universitaria está regulada por los Gobiernos que negocian con los sindicatos, y el sistema obtiene peores resultados que las universidades con mayor autonomía. Esto es así porque la contrapartida de la autonomía es la responsabilidad, también responsabilidad económica.
Y los verdaderos responsables, profesores e investigadores, no logran ser tan eficientes bajo el amparo y control de las burocracias, como cuando se someten voluntariamente a la rigurosa evaluación de la competencia y del reconocimiento de la comunidad científica internacional.
Daniel Luariz-Aiardi - "DEIA" - Bilbao - 23-Dic-2007
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