Ahora ha impuesto una nueva ley de educación, aprobada por unanimidad en la Asamblea Nacional, que su régimen controla totalmente.
Tal aprobación ocurrió en medio de ataques a periodistas que criticaban el proyecto y se manifestaban a favor de la libertad de expresión, lo que motivó duros reclamos del colegio del gremio, por el “uso constante de un lenguaje bélico de amenazas y odio”.
A esta ley se oponen —hasta ahora en vano— vastos sectores del país que, para detenerla, promueven una consulta nacional tendiente a derogarla. Pero el gobernante ha sabido sobrepasar invariablemente a sus opositores.
Cuidadoso de mantener ciertas apariencias democráticas, su ministro de Educación dejó abierta la posibilidad de que quienes estén en desacuerdo con esa legislación recurran al Tribunal Supremo de Justicia —también dominado por el Ejecutivo—, sin perjuicio de “aconsejarles” que “no cometan esa locura” de desacatar la ley, ya que quien lo haga “es un delincuente”.
La base de esa nueva educación será la “doctrina bolivariana” que busca implantar el socialismo del siglo XXI. Para eso,
- aumenta el control del Estado en las escuelas públicas y privadas;
- elimina, además, el subsidio a aquellas privadas que enseñan en las comunidades más pobres, y
- excluye las clases de religión, pese a que el 96 por ciento de la población venezolana reporta profesar el catolicismo.
El cardenal Jorge Urosa advirtió que la Iglesia hará todos los esfuerzos para seguir impartiendo educación religiosa. Chávez lo acusó de ponerse al lado de la burguesía.
Es interesante notar que la diplomacia vaticana —en un signo de la importancia que asigna a este caso— ha designado recién como nuevo nuncio papal en Caracas a monseñor Pietro Parolin, anteriormente subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado del Vaticano —esto es, el tercer hombre en esa jerarquía.
Así, Chávez sigue estructurando paulatinamente un régimen de viejo cuño socialista, al estilo de los de la Guerra Fría.
- aumenta el control del Estado en las escuelas públicas y privadas;
- elimina, además, el subsidio a aquellas privadas que enseñan en las comunidades más pobres, y
- excluye las clases de religión, pese a que el 96 por ciento de la población venezolana reporta profesar el catolicismo.
El cardenal Jorge Urosa advirtió que la Iglesia hará todos los esfuerzos para seguir impartiendo educación religiosa. Chávez lo acusó de ponerse al lado de la burguesía.
Es interesante notar que la diplomacia vaticana —en un signo de la importancia que asigna a este caso— ha designado recién como nuevo nuncio papal en Caracas a monseñor Pietro Parolin, anteriormente subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado del Vaticano —esto es, el tercer hombre en esa jerarquía.
Así, Chávez sigue estructurando paulatinamente un régimen de viejo cuño socialista, al estilo de los de la Guerra Fría.
- Dados los recursos y
- la ubicación geopolítica de Venezuela, así como
- su fuerte armamentismo y su lenguaje explícitamente bélico,
el peligro que representa para la estabilidad del continente es creciente.
Lo sería, en todo caso, incluso si sólo arribase a una réplica amplificada del régimen cubano.
Pero
- si su socialismo del siglo XXI termina pareciéndose más al de Norcorea —país con el que mantiene amistosos vínculos—,
- las cancillerías de toda América estarían frente a una situación alarmantemente inédita.
Pero
- si su socialismo del siglo XXI termina pareciéndose más al de Norcorea —país con el que mantiene amistosos vínculos—,
- las cancillerías de toda América estarían frente a una situación alarmantemente inédita.
Editorial - "El Mercurio" - Sgo. de Chile - 26-Ago-2009
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