Lula pedirá en la Asamblea de la ONU la reforma de las principales instituciones financieras.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, llega a la Asamblea General de Naciones Unidas, que arrancará mañana en Nueva York, en una situación inmejorable para pedir ante los 192 países participantes reformas profundas en las instituciones financieras internacionales.
Brasil, que desde hace años también persigue una silla permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, hablará con la autoridad de quien llega con los deberes muy bien hechos.
La crisis financiera global, que impactó de pleno en la economía del gigante suramericano a finales del año pasado, ya no es más que un mal recuerdo.
Brasil se ha recuperado con rapidez y dinamismo, y previsiblemente cerrará este año con un crecimiento bastante superior al del resto de los países miembros del G-20.
Ante más de 120 líderes mundiales, Lula, que mañana será el encargado de abrir los debates de la Asamblea General, pedirá a los países participantes que no bajen la guardia ante la sensación extendida de que la tormenta financiera está amainando.
Brasil quiere que los debates iniciados en la cumbre del G-20 de Washington en noviembre del año pasado no bajen de intensidad y que se lleven a la práctica las medidas anticrisis que se vienen discutiendo desde entonces. "El presidente considera prematuro suspender las medidas anticrisis y alertará de que pasados doce meses hay indefiniciones, comodidad e inercia", adelantó recientemente el portavoz de Lula, Marcelo Baumbach.
Un asunto crucial para Lula es la reforma de los órganos de Gobierno de instituciones financieras como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI), que Brasilia considera totalmente obsoletos y nada representativos del nuevo orden planetario.
El líder brasileño opina que las potencias emergentes englobadas en el grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) están infrarrepresentadas en estas instituciones y exigirá modificaciones urgentes en este sentido.
Cuando la crisis mundial alcanzó su clímax, Brasil anunció un préstamo al FMI por valor de 10.000 millones de dólares y de esta manera pasó a formar parte del selecto grupo de socios donantes de la institución. "No podemos tener otra reunión [del G-20] sin tomar decisiones. Brasil ha puesto dinero en el FMI y quiero saber si los otros países han hecho lo mismo", declaró Lula a principios de mes a la agencia AFP.
De esta manera, Brasil afronta una semana de ofensiva diplomática para
- consolidar su condición de líder regional suramericano y
- nuevo actor de trascendencia en el panorama internacional.
Lula, que también participará en la reunión del G-20 que este jueves y viernes se desarrollará en Pittsburgh (Pensilvania), volverá a defender ante sus homólogos que la intervención de los Estados en la economía es fundamental para prevenir los excesos financieros. El pasado marzo, el brasileño responsabilizó a los banqueros "blancos con ojos azules" del estallido de la crisis mundial y, según declaraciones recientes, su opinión no ha cambiado.
En los foros internacionales, Brasil asume desde hace años el papel de portavoz oficioso de los países en vías de desarrollo, en especial los latinoamericanos y africanos.
Para Brasilia, lograr un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, el órgano donde se toman las verdaderas decisiones y en el que desde su fundación sólo están representadas las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial (EE UU, Francia, Rusia, Reino Unido y China), sería una buena manera de que la voz y los intereses del Tercer Mundo sean tenidos en cuenta verdaderamente.
El argumento esgrimido por el Gobierno de Brasilia para alcanzar este objetivo es
- El indiscutible liderazgo brasileño en la región suramericana.
- Esta supremacía se asienta en una sólida economía que, según los analistas, ya representa el 57% del capital suramericano.
- Los constantes hallazgos petrolíferos frente a las costas de los Estados de Espíritu Santo, Río de Janeiro y São Paulo vienen a confirmar que Brasil marcará el paso de la región en lo sucesivo.
Lula, que ayer desembarcó en Nueva York para recibir un premio otorgado por el instituto estadounidense Woodrow Wilson, se entrevista hoy bilateralmente con varios líderes, entre otros, el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero.
El presidente brasileño ya ha adelantado que desde la tribuna de la Asamblea General volverá a criticar el embargo a Cuba impuesto por EE UU, que su Gobierno tacha de "anacrónico", y sugerirá su revisión.
FRANCHO BARÓN - "El País" -Madrid - 22-Sep-2009
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