martes, 1 de septiembre de 2009

No, no es lo mismo

¿Se reactiva la economía castigando a los sectores productivos y alimentando la cultura del paro?.

Eres tanta gente, que dime / ¿con quién hablo ahora?".
Así empieza "No es lo mismo", la bella canción de Alejandro Sanz que, en su momento, coronó el mitin de Rafael Simancas, en su vano intento de presidir la Asamblea de Madrid.
Corría el 2003 y no, no era lo mismo "tú que otra, entérate", pero la "otra" llegó a la Asamblea para quedarse, y Simancas repitió fracaso posterior y desapareció por el foro del Congreso de los Diputados, allí donde un escaño permite una buena jubilación. Eran tiempos en que, ciertamente, no eran lo mismo PP que PSOE,
- no era lo mismo la caspa que blanqueaba los trajes bien pagados de los "peperos" del aznarismo,
- que los "nuevos socialistas" del zapaterismo, tocados de un "bambismo naif" que, sin embargo, los hacía parecer auténticos.

- No era lo mismo ser un progre cargado de promesas sociales, que un derechón sobrecargado de antipático pasado,
y así, como
- no era lo mismo "arte que hartar", el arte de ZP dibujó lienzos de esperanzas en muchos corazones desconcertados.
Pero todo aquello pasó, enmarcado en otra vida de un zapaterismo que, a fuerza de no ser lo mismo que los otros, ya no es ni lo mismo de sí mismo.
La crisis, por ejemplo, ¡qué sarta de medias verdades, sonoras improvisaciones y erráticas decisiones! Siguiendo el símil,
- no es lo mismo mentir que informar,
- ganar tiempo que perder el tiempo, y
- no es lo mismo ser justo que vender justicia de todo a cien
.

- No es lo mismo dar el pescado que la caña de pescar y
- no es lo mismo gestionar los impuestos que masacrar a las clases medias.
Y, porque
- no es lo mismo el progresismo que el populismo,
habrá que saber si la confusión es fruto
- de un monumental lío ideológico,
- de una manifiesta incapacidad, o
- de la demagogia que acompaña a las retóricas vacuas. Pero algo queda claro:
- no es lo mismo vaciar la caja pública,
- que sentar las bases de una reactivación económica.
Hasta el momento, el Gobierno de Zapatero no ha dado muestras de lo segundo, pero abunda en lo primero con irresponsable alegría. Y así, la ecuación cuadra para desgracia del sentido común:
- el dinero público se reparte sin otro criterio que vender a ZP como un repartidor de caramelos, los recursos disminuyen, y
- el Gobierno echa mano de la sufrida clase media, a la que intenta estrujar un poco más, a ver si le sopla la calderilla.
¿Así se fabrica un nuevo horizonte económico, castigando a los sectores productivos y alimentando la cultura del paro?
La lógica diría lo contrario, porque las clases medias, especialmente castigadas en este país que siempre ha despreciado la cultura del trabajo, son las únicas que realmente pueden reactivar la economía. Pero necesitarían más oxígeno. El Gobierno les anuncia, en cambio, más ahogo. Lo cual nos retorna al estribillo.
Ciertamente no, no es lo mismo... Por ejemplo, no es lo mismo ser justo, que ser demagogo.

Pilar Rahola - "La Vanguardia" - Barcelona - 1-Sep-2009

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