domingo, 13 de septiembre de 2009

Temas Económicos: "Después de la crisis"

Diversos indicadores sugieren que lo peor de la crisis económica que eclosionó hace un año con la quiebra de Lehman Brothers ha quedado definitivamente atrás.

Hay dudas razonables sobre la velocidad e intensidad de la recuperación, pero las economías mundiales han dejado de caer. Ahora que la urgencia desatada por las enormes bajas en producción en el último trimestre de 2008 y el primero del presente año comienza a desaparecer, se ha abierto un debate más acabado respecto de
- los errores que se cometieron y
- los cambios regulatorios que corresponde llevar adelante

En ese debate, destaca el cuestionamiento a la "hipótesis de los mercados eficientes". Ésta tiene diversas aplicaciones, pero en la discusión actual el aspecto más relevante es
-
su planteamiento de que los precios de los activos reflejan toda la información disponible en el mercado.
- Si éstos estuviesen desalineados, algún agente económico aprovecharía de inmediato la oportunidad de ganancia, comprando o vendiendo esos activos,

- lo que ajustaría los precios a un nivel compatible con toda la información relevante.
Así, por ejemplo, una de las implicancias de esta teoría es que

- en los mercados de activos no podría hablarse de "burbujas" (precios elevados sin respaldo en fundamentos reales).
La política económica, entonces, debería actuar de modo independiente de supuestas sobrevaloraciones de activos.
Varios economistas han cuestionado este enfoque, y por eso han criticado el que las autoridades económicas de EE.UU. y otros países mantuvieran una actitud de indiferencia frente a los planteamientos que defendían la idea de burbujas en los mercados accionarios y, sobre todo, inmobiliario.
Se argumenta que si las autoridades hubieran actuado con prudencia, no deberían haber sostenido, por ejemplo, los altos grados de liquidez que otorgaron a sus economías.
Eso se explicaría por una creencia desmedida en la teoría de los mercados eficientes, que para sus críticos es incorrecta, entre otros factores, por
- la existencia de asimetrías de información y
- comportamientos irracionales que la teoría no considera posibles,
- aunque existe evidencia de que no se pueden descartar del todo.
Para estos críticos,
- la teoría debería tomarse menos en serio, y
- acomodar la política económica cuando se vean signos de precios sobrevalorados de los activos
.
Así,
- se actuaría antes de que se consoliden las burbujas y
- se evitarían sus estallidos bruscos,
- que habitualmente son desestabilizadores de las economías.
En contra de esta visión, los defensores de la hipótesis de mercados eficientes argumentan que no existen formas razonables de saber si un activo está sobrevalorado.

Y aún menos evidente sería el momento adecuado para intentar frenar una burbuja, y saber si las medidas promovidas conseguirán su objetivo a costos razonables.
El problema -continúa el argumento- es que, para evitar potenciales burbujas,
- se limite en demasía el funcionamiento del sistema financiero, y
- eso lleve a un crecimiento de largo plazo menor que el que se daría sin esas restricciones.

Esto sería así aun considerando los ciclos que podría generar un compromiso con la teoría de los mercados eficientes.
El impacto en bienestar que produce un crecimiento acelerado hace plausible esta posición, y hay evidencia empírica que tiende a respaldarla.
El riesgo de una política económica con altos niveles de discrecionalidad lleva a pensar que puede ser peor el remedio que la enfermedad.

Pero éste es un debate que estará muy vigente en el futuro inmediato, y puede marcar la forma en que se desarrolle la política económica en los próximos años.

Crecimiento de largo plazo
Nuestro país también debe extraer sus propias conclusiones de la situación económica vivida en el último año. Sin duda, en lo grueso, la regla fiscal estructural,

- el tipo de cambio libre y
- la independencia del Banco Central
han sido grandes activos en estos difíciles momentos.
Sin perjuicio de los ajustes que se puedan hacer a la política económica -por ejemplo, en la definición de los programas que pueden quedar fuera de la regla fiscal estructural-, ella respondió razonablemente bien a la difícil coyuntura, y éste es un patrimonio que el país no puede perder, sino que debe profundizar.
Sin embargo, con ello ha quedado demostrado una vez más que el principal problema de la economía chilena sigue siendo el crecimiento de largo plazo. Si bien durante la presente administración se han impulsado varias iniciativas que aspiran a elevar ese crecimiento, la realidad es que no han tenido el efecto deseado.

Así, en la última reunión de expertos para proyectar la tasa de crecimiento de tendencia de nuestra economía, se arribó a una nueva cifra que es menor que la anterior. Para elevar nuestra capacidad productiva, debemos ser capaces de
- elevar la tasa de empleo,
- elevar la inversión y,
- sobre todo, la productividad de factores.
En todos estos ámbitos hay barreras que impiden esos objetivos.

Así, en materia laboral tenemos un sistema de indemnizaciones por años de servicio que no estimula la creación de empleos y que tampoco protege adecuadamente a los trabajadores. Él se mantiene a pesar de un grado importante de acuerdo entre expertos -e incluso en el mundo político- en que el sistema debe moverse desde uno con indemnizaciones por años de servicio a otro sin dichas indemnizaciones, pero con un mejor seguro de desempleo.
Y para un uso más pleno de nuestros recursos productivos es clave, entre otros aspectos, que el Estado funcione de manera más eficiente en todos sus niveles.
Esto supone,

- por una parte, una profunda modernización de la administración central, regional y municipal y,
- por otra, apertura de las empresas públicas al capital privado.
La falta de reformas profundas en estos ámbitos no parece ser el resultado de grandes desacuerdos, sino de la existencia de vetos políticos que inmovilizan a los dirigentes, especialmente a aquellos cercanos al oficialismo.

Esto no es aceptable en una democracia que espera que en la toma de decisiones públicas primen los intereses generales de la nación.
Editorial - "El Mercurio" - Sgo. de Chile - 13-Sep-2009

No hay comentarios: