A Europa tal vez no le guste, pero la modificación genética está transformando la agricultura.
Durante una década Europa ha rechazado los esfuerzos de empresas de biotecnología tales como la estadounidense Monsanto para promover cultivos modificados genéticamente.
A pesar de las afirmaciones científicas que los organismos modificados genéticamente (OMG) son seguros para el consumo humano, y un fallo de la Organización Mundial del Comercio contra la prohibición de importar en la Unión Europea, muchos europeos aún no tocan o degustan estos productos. Pero eso tal vez cambie pronto, de acuerdo a Iain Ferguson, gerente general de Tate & Lyle, un gigante británico de alimentos.
"Estamos en un momento de la historia cuando la tecnología de modificación genética... es un hecho de la vida", señaló el ejecutivo esta semana. Ferguson, quien también está a la cabeza de la Food and Drink Federation de Gran Bretaña, sostiene que debido a que varios exportadores agrícolas importantes han adoptado los OMG, se está volviendo caro evitarlos.
Copa-Cogeca, un grupo de presión en pro de los agricultores, esta semana advirtió que el costo cada vez mayor que significa alimentar a la gente podría aniquilar la industria ganadera de Europa, a menos que se levanten las prohibiciones sobre los OMG.
Las autoridades
Mientras tanto, los ministros de Agricultura europeos no lograron ponerse de acuerdo sobre si permitir las importaciones de maíz y papas modificadas genéticamente; la Comisión Europea ahora tomará la decisión, la que probablemente será positiva.
Si lo hace, será una victoria para Monsanto. Pero la empresa ya está disfrutando de una forma incluso más dulce de venganza: un enorme éxito comercial. Ha tenido tres años seguidos de crecimiento en ingresos y ganancias y el 12 de febrero elevó su predicción de ganancias para el año fiscal por segunda vez en dos meses.
Monsanto obtuvo una ganancia de 993 millones de dólares en el año hasta agosto, con ingresos de
US$ 8.600 millones. El auge global en el precio de productos básicos ayuda, pero Brett Begemann, alto ejecutivo de Monsanto, insiste en que son los avances de la firma en la tecnología de OMG los que están logrando precios premium y contribuirán a duplicar las ganancias para 2012.
La fortuna de la compañía ha aumentado gracias al éxito de los OMG fuera de Europa. Un nuevo informe del International Service for the Acquisition of Agri-biotech Applications (ISAAA), un organismo sin fines de lucro que investiga las tendencias de la industria, traza el considerable crecimiento en los 12 años que han estado disponibles comercialmente tales productos modificados.
El área bajo cultivo aumentó en un 12 por ciento el año pasado, a 114 millones de hectáreas globalmente. Estados Unidos lideró la lista, pero hay un rápido crecimiento en Argentina, Brasil, India y China.
Thomas West de Pioneer Hi-Bred, una división de DuPont, señala que Europa debería subirse a bordo, porque "el tren está saliendo de la estación".
De acuerdo a Cropnosis, un consultor de la industria, el mercado para la biotecnología agrícola creció de 3 mil millones de dólares en 2001 a más de 6 mil millones en 2006 y se espera que llegue a los 8 mil 400 millones en 2011.
Hans Kast, jefe ejecutivo de BASF Plant Science de Alemania, cree que la cifra podría alcanzar los 50 mil millones de dólares para 2025, cuando una segunda generación de tecnología OMG, ahora en camino, llegue al mercado.
Aquellos defensores de los mencionados productos se muestran optimistas porque una confluencia de fuerzas sociales, comerciales y tecnológicas está funcionando en pro de la tecnología.
A medida que India y China se enriquecen, es probable que el mundo necesite mucho más alimentos, exactamente cuando los terrenos de cultivo, el agua y la energía se están volviendo cada vez más escasos y caros. Si cumplen su promesa, los OMG ofrecen una salida a este aprieto, al tener mayor rendimiento al mismo tiempo que necesitan menos agua, energía y fertilizantes.
Las primeras encarnaciones de la tecnología, tal como el maíz y los porotos de soya Roundup Ready de Monsanto, fueron ideadas genéticamente para que fueran resistentes a los herbicidas y pesticidas, de modo que fuera más fácil para los agricultores controlar las pestes sin dañar los cultivos. La segunda generación contará con más características, tal como la resistencia a las sequías.
Michael Mack, jefe ejecutivo de Syngenta de Suiza, estima que los agricultores pagarán extra por estas nuevas características.
Riesgo de piratería
En realidad, los agricultores pueden esperar ciclos incluso más rápidos de mejoramiento de productos, según David Fischhoff, alto ejecutivo de Monsanto, quien predice que la producción de maíz cultivado en Estados Unidos, la que se duplicó desde 1970, se puede duplicar de nuevo para 2030.
Mack hace una analogía entre las industrias tecnológicas. "Al igual que en la industria del software", señala, "los derechos de propiedad intelectual dan valor a nuestra tecnología". Los agricultores que pagan grandes sumas por las licencias para utilizar la nueva tecnología sin lugar a dudas que estarían de acuerdo. Pero al igual que con el software, los OMG sufren de piratería. En Argentina y China, la posición hostil hacia los derechos de propiedad intelectual cuenta con la aprobación del mismo gobierno.
El pequeño secreto sucio de la industria del software, no obstante, fue que las empresas toleraron silenciosamente cierta piratería sobre la base de que una vez que los clientes legalizaran todo, probablemente continuarían con los productos que ya estaban utilizando. Lo mismo puede estar sucediendo con los OMG. Si pregunta al jefe de Syngenta si le preocupa la piratería, éste responderá "sí y no".
Cuando los países se vuelvan más ricos o adopten las reglas de la OMC, precisa, sus agricultores empezarán a pagar. Argentina ya está encaminada en esa dirección, él cree, y el año pasado su firma estableció un joint venture con un centro de biotecnología chino.
La razón más importante para pensar que los OMG tienen un futuro más brillante, sin embargo, no proviene de algunos de los beneficios que ofrecen a los agricultores, por grandes que sean. La gran diferencia con la próxima generación de tecnología, sostiene West de Pioneer Hi-Bred, es que también otorgará beneficios a los consumidores.
Como un ejemplo, indica el aceite de porotos de soya altamente oleicos de la firma, el que espera que esté en el mercado en 2009. A través de la manipulación genética, sostiene, los científicos de su firma han podido mejorar el aceite de soya de modo que sabe mejor, es más sano y no produce grasas trans durante la cocción.
¿Podría tal innovación incluso persuadir a los europeos escépticos?
La falta de beneficios de consumo con los OMG de la primera generación hizo que fuera más fácil para los activistas estimular la oposición. Pero si los productos futuros ofrecen cosas que el consumidor desea y abordan los problemas que preocupan a los reguladores europeos, tales como la obesidad y el cambio climático, entonces puede que aún los OMG tengan su cuarto de hora en Europa.
Opinión - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 25-Feb-2008
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