domingo, 24 de febrero de 2008

Sistema educativo finlandés

- Qué tiene el sistema educativo finlandés?
- Cómo podemos alcanzar sus índices de excelencia?
Parece que toca calcar algunos de las características del sistema educativo ártico y solucionar las deficiencias del nuestro.
- Profesores mejor formados,
- implantación del sistema de refuerzo escolar,
- importación de la red de bibliotecas, etc.
No creo que estas medidas, aunque positivas, produzcan un efecto espectacular a menos que se detecte la verdadera razón del éxito del sistema educativo finlandés, que no es otra que pertenecer al conjunto de la sociedad y cultura finlandesa.

El éxito de la escuela finlandesa se debe a los finlandeses. Soy profesor y recelo de esa teoría tan extendida de creer que invirtiendo en educación, a largo plazo, se solucionarán los problemas de la sociedad en su conjunto.
Creo firmemente que es al revés: invirtiendo en la sociedad se arreglarán los problemas del sistema educativo.
- ¿Por qué tanto énfasis en la educación?
- ¿Acaso no son más eficientes también su sistema económico o su clase política?
Puestos a copiar, copiémoslo todo:
- el sistema fiscal,
- la uniformidad socioeconómica,
- la cultura del esfuerzo,
- la solidaridad,
- su lucha contra la exclusión,
- su red de servicios públicos o
- su ausencia de contracultura escolar.
O, mejor, nos ponemos nosotros, los adultos, de acuerdo, y luego les contamos a nuestros alumnos si queremos una escuela
- pública/privada,
- laica/religiosa,
- nacionalista/constitucionalista,
- de izquierdas/derechas.

El Parlamento finlandés es el único que tiene una curiosa Comisión para el Futuro. Es decir, saben a dónde van y cómo llegar.
Nuestro modelo se basa en la lucha de los contrarios y el modelo finlandés en el consenso social.

¿Qué vamos a hacer? ¿Traer un oso polar y pintarlo de color pardo para que viva feliz en los Pirineos? Para algunos el modelo consensuado puede ser aburrido e, incluso, totalitario. A mi me gusta como utopía, pero es mucho más difícil de copiar de lo que parece.

José María Pérez Guerrero - DEIA - Bilbao - 24-Feb-2008

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