Los precios están provocando miseria y conflictos en todo el mundo. Se necesitan soluciones radicales.
Las imágenes del hambre generalmente muestran miradas pacientes y barrigas hinchadas:
- Las cosechas fracasan debido a la guerra o a conflictos;
- el comienzo de la crisis es repentino y localizado,
- su peso recae en aquellos ya marginados.
Las imágenes de hoy son diferentes. "Esto es un tsunami silencioso", asegura Josette Sheeran, del Programa Mundial de Alimentos, una entidad de Naciones Unidas.
Una ola de inflación en el precio de los alimentos se está desplazando por el mundo, dejando disturbios y gobiernos debilitados a su paso. Por primera vez en 30 años están surgiendo protestas por los alimentos en muchas partes en forma simultánea.
En Bangladesh abundan los disturbios; incluso China está preocupada. En otros lugares, la crisis alimentaria de 2008 pondrá a prueba la afirmación de Amartya Sen, economista indio, de que no hay hambrunas en las democracias.La escasez tradicionalmente significa inanición masiva. Las medidas de la crisis actual son miseria y desnutrición.
Las clases medias en los países pobres están
- renunciando a la atención de salud,
- eliminando la carne,
- de modo de poder consumir tres comidas al día.
El pobre medio, aquellos que viven con dos dólares (US$ 2) al día,
- están sacando a los hijos de la escuela,
- disminuyendo las verduras y hortalizas
- para poder pagar el arroz.
Aquellos que viven con un dólar (US$ 1) al día
- están reduciendo carne, verduras y hortalizas y
- una o dos comidas,
- de modo de poder pagar un (1) tazón de arroz.
Aquellos muy necesitados -que viven con 50 centavos US$ 0,50) al día
- enfrentan el desastre.
Alrededor de mil millones de personas viven con un dólar al día.
Si, según un cálculo conservador, el costo del alimento sube 20% (en algunos lugares, éste ha subido mucho más), 100 millones de personas se podrían ver obligadas a volver a este nivel, la medida común de la pobreza absoluta.
En algunos países, eso anularía todo lo que se ha ganado en la reducción de la pobreza en la última década de crecimiento. Debido a que
- los mercados alimentarios están agitados,
- los conflictos civiles están aumentando;
- se podrían ver debilitados el comercio y la apertura misma,
- la crisis alimentaria de 2008 puede llegar a ser un desafío para la globalización.
Es necesario que los países ricos tomen los problemas de los alimentos tan seriamente como toman la crisis crediticia.
Ya altos personeros del Banco Mundial y de Naciones Unidas están pidiendo un "nuevo acuerdo" para los alimentos.
Punto de partida
Su clamor se justifica. Pero conseguir la ayuda correcta no es tan fácil, en parte porque los alimentos no son un problema que requiera de una solución única que sirva para todo y en parte porque cierta ayuda necesaria ahora corre el riesgo de empeorar las cosas en el largo plazo.
El punto de partida debería ser que los precios en alza de los alimentos pesen más fuertemente en algunos lugares que en otros. Los exportadores de éstos y los países donde los agricultores son autosuficientes, o vendedores netos se benefician.
Algunos países -de África Occidental, que importan sus materias primas, o Bangladesh, con su enorme cantidad de trabajadores sin tierra- corren el riesgo de la ruina o el conflicto civil. Debido a la severidad en esos lugares, el primer paso tiene que ser componer las perforaciones en la red de seguridad del mundo. Eso significa financiar debidamente el Programa Mundial de Alimentos (WFP).
Este último es el principal distribuidor de ayuda alimentaria en el mundo.Al igual que una familia que vive con un dólar al día en un país en vías de desarrollo, el poder de compra de la entidad se ha reducido drásticamente debido al creciente costo del grano.
Simplemente para distribuir la misma cantidad de alimentos del año pasado, el WFP necesita -y debería conseguir- 700 millones de dólares extras.Y puesto que los problemas en muchos lugares no son como aquellos que implica una escasez tradicional, se le debería permitir al WFP que ampliara lo que hace.
The Economist - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 18-Abr-2008
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