El encarecimiento del crudo complica la crisis que paraliza el mercado del crédito y la caída generalizada del consumo.
El petróleo vuelve a las andadas, superando esta semana todos los récords en los mercados de derivados en Europa y Estados Unidos. Aunque quizá lo más preocupante no sea el nivel sino el momento, ya que este retorno a la senda alcista se produce en plena contracción de la economía mundial, que tiene bastante con lidiar con los problemas que paralizan el mercado del crédito y con la caída generalizada del consumo. Los motivos del repunte de los precios del crudo son varios, pero la debilidad creciente del dólar explicaría en parte la espiral.
El precio del barril se ha duplicado prácticamente en tres años. El miércoles pasado marcó los 112,21 dólares en el mercado de Nueva York, tras una inesperada caída de los inventarios de crudo en EE UU, mientras que en Europa rozaba los 110 dólares.
Y de inmediato se activaron las alarmas. Se teme que el alto precio de la energía pueda hundir más a la economía estadounidense en la recesión y dificultar la salida si se lleva por delante el consumo interno, del que dependen dos terceras partes de su riqueza.
Las perspectivas no son nada halagüeñas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta que el precio del barril de petróleo se mueva este año en el entorno de los 95,5 dólares y que baje apenas un dólar en 2009, muy por encima de los 70,95 dólares de 2007.
El alza, como dice el organismo, está siendo "galopante", a pesar del frenazo que están sufriendo las economías avanzadas, donde el encarecimiento de la energía está desalentando el consumo y avivando los temores inflacionistas.
Otra vez los emergentes
Los motivos de esta espiral en el precio del petróleo y otros productos básicos, como los metales, son varios. Pero el Fondo destaca uno sobre el resto:
- el robusto crecimiento económico de los países en desarrollo o emergentes, como China, India, Brasil y Rusia, que exige un uso intensivo de los recursos naturales. También en los países africanos y latinoamericanos. El FMI dice que estas economías están en el origen del 90% del aumento del consumo de productos derivados del crudo.
La realidad muestra que el mercado petrolero sigue bajo una fuerte presión por razones macroeconómicas. Pero las tensiones geopolíticas también están alimentando la brecha estructural que hay entre oferta y demanda, y podrían incluso elevar aún más el precio si se complican las cosas. En este momento, según el FMI, sólo podría romperse esta tendencia alcista si se produce una contracción "considerable" de la demanda, tanto en las economías avanzadas como en las emergentes.
¿Y qué papel puede jugar la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) ante esta situación?
Ellos controlan el 40% del oro líquido que se mueve en el mercado. A partir de los comentarios de sus miembros, parece que bien poco. Arabia Saudí, el país más influyente en el cártel y principal aliado de Estados Unidos en la región, cree que elevar la producción de crudo no mejorará nada las cosas, porque considera que el suministro al mercado es adecuado. Y no ve posible un precio inferior a los 60 dólares.
"Se produce más petróleo del que se consume", asegura el ministro saudí Ali al-Naimi, que insiste en que la OPEP no tiene intención de revisar el nivel actual antes de la reunión prevista para septiembre. Y echa la culpa de esta situación a la caída del valor del dólar estadounidense, porque anima a los especuladores a comprar derivados.
"Hay muchas, muchas razones que explican este incremento de precios, y la del suministro no es precisamente la más importante", remacha, echando un jarro de agua fría a los países que, como Estados Unidos, le piden un aumento de la producción.
La petrolera francesa Total cree que el nuevo suelo del petróleo está ahora entre los 70 y 80 dólares el barril. Y argumenta que este precio refleja los costes asociados a la exploración de nuevos yacimientos, ya que debido a la nacionalización del sector en algunos países productores, como Venezuela, deben lanzarse a la búsqueda de nuevas reservas.
La estadounidense ExxonMobil, la holandesa Shell, la británica BP y la italiana Eni se encuentran en la misma situación, tras perder su participación en grandes proyectos.
Nobuo Tanaka, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), cree que ante esta situación los países productores deben invertir más para acabar con los cuellos de botella que limitan la capacidad de distribución del petróleo y del gas natural en el mercado. E insiste en que la OPEP debe incrementar sus reservas de crudo, porque eso permitirá crear un colchón ante disrupciones potenciales en el suministro.
La demanda de crudo se espera que crezca a una media de 87,5 millones de barriles al día, según la AIE, que en este momento no cree necesario que se deba recurrir a las reservas estratégicas para reducir el precio.
Las petroleras creen que en la situación actual no es posible pensar que el suministro de petróleo pueda alcanzar los 95 millones, por el simple hecho de que no hay suficientes reservas ni capacidad de producción. Con lo que la demanda podría superar la capacidad de suministro más pronto que tarde.
Factores incontrolados
Del próximo 20 al 22 de abril se celebra en Roma el Foro Internacional de la Energía, donde las naciones productoras y consumidoras discutirán la situación actual en los mercados petroleros. Sin embargo, la conversación puede ser estéril, porque hay un elemento que no controlan en la ecuación.
El mercado de derivados se convirtió tras el estallido de la burbuja crediticia en la tierra prometida de los inversores, que abandonaron Wall Street buscando refugio en los productos energéticos y metales. Y la continuada depreciación del dólar ayuda a comprar barato en otras divisas.
Muchos analistas que anticipan que la próxima burbuja que va a estallar está en ese mercado, y recuerdan la brusca corrección de la Semana Santa.
Hay, sin embargo, un aspecto positivo en la espiral del crudo que puede ayudar a lidiar con la crisis en el mercado de crédito. El alza del petróleo está alimentando las reservas de los países productores en Asia y Oriente Medio. Esos petrodólares se están utilizando para capitalizar a los bancos con problemas en Estados Unidos y Europa.
Si el precio del petróleo sube, los flujos de efectivo se intensificarán, según el FMI. Pero si se abarata, disminuirán. Son las contradicciones de la coyuntura actual.
Sandro Pozzi - "El País" - Madrid - 14-Abr-2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario