No fueron los contribuyentes los que inquirieron directamente en cómo están usando sus impuestos, sino sus representantes, los congresistas, quienes preguntaron a autoridades de la talla de Ben Bernanke, ¿por qué se ayudó a Bear Stearns?
“La crisis de Bear Stearns apenas se asomó y se resolvió en cuestión de días. La crisis de las ejecuciones hipotecarias se prolonga desde hace más de un año”. Este contraste, que destacó un senador demócrata, fue analizado la semana pasada durante una audiencia ante el Comité de Bancos del Senado a la que concurrieron un grupo de autoridades, incluido Ben Bernanke, y altos ejecutivos de firmas de Wall Street. La pregunta de por qué el gobierno y la Fed socorrieron de inmediato a Bear Stearns destinando US$29.000 millones para ayudar a JP Morgan a comprar a la firma en problemas, tenía un interrogante de trasfondo.
¿No habrá el gobierno arriesgado en forma inapropiada dinero de los contribuyentes para socorrer a un banco que tomó decisiones riesgosas de inversión?. Las respuestas no tardaron. Ben Bernanke afirmó que el colapso de Bear Stearns
- habría generado un descalabro en los mercados financieros, y
- que el impacto de la quiebra no se habría limitado al sistema financiero, sino
- que se habría extendido al resto de la economía,
- con efectos sobre la disponibilidad de crédito.
“Normalmente es el mercado el que decide qué compañías sobreviven y cuáles fallan, y así debe ser”, dijo Bernanke, dando a entender que este era un caso especial. Después de todo fue la primera vez desde la Gran Depresión en que la Reserva Federal financia el salvataje de un banco de inversiones. En la audiencia en el Congreso, salieron a la luz aristas relevantes. Como que ni el propio Estados Unidos se libra a veces de distorsiones en el juego del mercado, disrupción que en este caso tomó la forma de rumores falsos y especulaciones. Christopher Cox, presidente de la SEC, señaló ante la comisión del Senado que la Securities and Exchange Commission está investigando denuncias de que hedge funds y otros tipos de inversionistas echaron a correr en los mercados versiones falsas sobre Bear Stearns y otras firmas, para hacer caer sus acciones y beneficiarse de ello. El gerente de Bear Stearns, Alan Schwartz, contó, en esa misma audiencia, que “parecía que la gente quería inducir al pánico”. Cuando lográbamos descartar un rumor, aparecía otro, relató el ejecutivo.Y fueron precisamente las preocupaciones sobre los recursos de Bear Stearns los que obligaron a la venta del banco a JP Morgan.El presidente de JP Morgan, Jamaie Dimon, subrayó ante los senadores que la corrida bancaria en Bear Stearns fue motivada inicialmente no por la falta de capital o liquidez, sino por la desconfianza del mercado. Cox, de la Sec, confirmó esa versión señalando que hasta el momento del acuerdo de adquisición por JP Morgan, Bear Stearns tuvo un respaldo de capital bastante superior al requerido para cumplir los estándares de Basilea. Pero esto conduce a una nueva interrogante:
- ¿es necesario elevar las exigencias de Basilea? El propio Cox ha dicho que podría serlo.
SeñalesOtra de las preguntas que debieron responder los concurrentes a la audiencia fue por qué las agencias encargadas de vigilar y regular las operaciones bancarias no detectaron señales de problemas en Bear Stearns.El tema no podía ser más contingente, considerando que tres días antes, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, presentó un paquete de medidas en el marco de la que sería la mayor reforma regulatoria del sector financiero en 80 años, y que busca dar más poder a la Reserva Federal para vigilar los mercados financieros. Otras iniciativas propuestas dentro del proyecto, plantean hacer más estrictas las regulaciones y fusionar algunas agencias. Por lo pronto, desde la semana pasada funcionarios de la Fed están instalados en las oficinas de firmas como
- Goldman Sachs,
- Morgan Stanley,
- Lehman Brothers,
- JP Morgan y
- Merrill Lynch
para supervisar sus estados financieros. Esta medida se relaciona con la reciente decisión de la Fed de prestar dinero a firmas de Wall Street, y marcaría también el inicio de una nueva etapa para la Reserva Federal, caracterizada por un rol más activo de fiscalización. Así las cosas, está claro que la principal batalla que se libra hoy en Estados Unidos consiste en devolver la confianza a los incrédulos mercados.
Editorial - "Estrategia" - Santiago de Chile - 9-Abr-2008
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