SOPLAN vientos económicos muy complicados en el Estado español. A pesar de los continuos equilibrios dialécticos del Gobierno de Rodríguez Zapatero por matizar y ocultar los datos económicos generales, la realidad es terca y se impone diariamente.
- Aumento de la inflación,
- crecimiento drástico del paro,
- subida de los tipos de interés,
- creciente falta de liquidez crediticia,
- pinchazo inmobiliario,
- huelga del transporte y
- un largo etcétera,
son un conjunto de síntomas que diagnostican una crisis económica inminente ante la que, desde Euskadi, estamos obligados a utilizar inteligentemente todos nuestros recursos, apoyados en nuestra capacidad de autogobierno.
El pasado día 11 de junio, el Finantial Times informaba en un extenso y detallado informe sobre la situación económica española, resumiéndola en la frase: "la intensidad del ajuste está siendo impresionante". De otro lado, Francisco González, el presidente del BBVA, afirmaba esta misma semana que "se han infravalorado los problemas a los que se enfrenta la economía española".
El modelo español de crecimiento que ha prosperado estos últimos años ha estado basado en elementos que difícilmente se repetirán:
- boom especulativo inmobiliario,
- bajísimos tipos de interés,
- integración de miles de inmigrantes en el mercado laboral menos cualificado, y
- voluminosos fondos económico-financieros traspasados desde la UE.
En resumen, bases exógenas o coyunturales de escasa solidez para un crecimiento económico sostenible, pero que han resultado útiles en un contexto de coyuntura financiera extraordinaria y difícilmente repetible.
Lo grave es, que lejos de aprovechar el contexto para modificar las bases del modelo y dotarlo de mayor valor productivo e innovador endógeno, se ha jugado a "nuevo ricos", fomentando más una cultura del pelotazo que una cultura que promueva la economía responsable de la productividad real. Alain Minc, sociólogo y politólogo francés definió a mediados de los años 90 del siglo pasado en su libro La nueva Edad Media, las causas contemporáneas de esta cultura del pelotazo que tan fuertemente ha enraizado en el imaginario colectivo económico del último lustro en el Estado.
Identificaba Minc, zonas grises en las que florecía este modelo económico de casino, gracias a
- la desregulación absoluta de los mercados de capitales,
- el aumento del individualismo egoísta en las sociedades modernas,
- el debilitamiento de las grandes instituciones (partidos políticos, Iglesia, Estado, sindicatos),
- la copia del modelo cultural norteamericano del gusto por el dinero aunque dejando de lado contrapesos morales y religiosos propios del protestantismo anglosajón,
- el paso del culto a la empresa por el gusto a los beneficios y al enriquecimiento para despilfarrar, o
- cierto clima social de impunidad ante comportamientos poco éticos
Son múltiples los ejemplos que han salpicado la realidad informativa estos últimos años -el paradigma de Marbella ayer, el caso Estepona hoy- que encajan en esta tipologización.
El "capitalismo de ladrillo" que ahora se desinfla ha constituido, por acción u omisión del Gobierno Zapatero, la punta de lanza del modelo económico español.
En Euskadi, en términos generales, los agentes económicos más determinantes han sido más responsables, no dejándose seducir por estos cantos de sirena. Gracias a un uso más inteligente de sus esfuerzos, nos hallamos en condiciones menos pesimistas. Hasta la fecha al menos, hemos sido capaces de mantener un notable dinamismo empresarial, gracias a
- un sector industrial con un peso cercano al 30% (del PIB y del empleo) frente al 18% español,
- desarrollar actividades terciaras de mayor valor añadido,
- internacionalizar fuertemente nuestra economía y
- mantener una balanza comercial saneada, si la comparamos con el enorme déficit español.
Además, las instituciones públicas del país han gestionado con eficacia y eficiencia (incluso con exceso de celo) los presupuestos públicos, y están en condiciones de promover políticas contracíclicas de inversión pública, tal como ya se ha anunciado.
El hecho cierto es que el pasado nunca garantiza el futuro, tampoco en este momento histórico. Ejercer la responsabilidad ante los retos emergentes a los que se enfrenta la economía vasca exige basar la empleabilidad de la ciudadanía vasca en factores subjetivos, como son
- el conocimiento,
- los valores y
- la organización.
Sin embargo, en lo que se refiere al conocimiento avanzado y a la innovación, elementos clave del futuro sostenible de nuestra economía, no podemos ejercer la responsabilidad que nos corresponde, porque el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero y Cristina Garmendia se niegan a transferir los recursos para la investigación reconocidos en el Estatuto de Gernika refrendado hace 28 años por la sociedad vasca. Ésta es otra más de las razones por las que debemos seguir avanzando y mejorando nuestro autogobierno.
Jon Bearra - "DEIA" - Bilbao - 22-Jun-2008
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