A lo largo de cuatro mil kilómetros de frontera, es nuestro vecino.
- Intercambio de personas,
- constantes esfuerzos de integración,
- gran comercio,
- miles de millones de inversiones,
una necesaria relación que se remonta a la Independencia.
Ahora, día a día seguimos el conflicto de 100 días, evocadores de los de Napoleón:
- paralización del agro y los caminos,
- desabastecimiento,
- marchas y contramarchas en las provincias y la capital,
- cacerolas y piqueteros,
- millones siguiendo a los protagonistas por televisión.
Nervioso suspenso -"pulso" entre dos grandes fuerzas-, con soluciones inciertas a través del Congreso.
Buenos Aires no sólo se parece a París por el diseño y una cierta magia: franceses y argentinos comparten el recurso a la calle, a la protesta que invade e impone. Así lo sufrieron la Cuarta República y luego su restaurador, "Le Grand Charles".
En Argentina afectó a De la Rúa y otros presidentes. En nuestro vecino, las diferencias no suelen canalizarse por las vías institucionales y políticas. Parece haber un sistema y actores que no dan salidas.
Argentina es paradójica en más de un sentido, y "The Economist" señala la coexistencia del desarrollo y el subdesarrollo, y el paso del uno al otro en ambos sentidos.
- Buenos Aires es una capital europea,
- el argentino es culto,
- la nación es rica, muy rica.
Algo, sin embargo, no termina de cuajar.
Mañana estarán en Tucumán los presidentes del Mercosur. Una cumbre que es un alivio para la "Señora K", cuya popularidad en seis meses de gobierno ha caído al 20 por ciento. Un respiro sudamericano que, ojalá, contribuya a la distensión y las soluciones negociadas que Argentina tanto necesita, y que alentamos con amistad e interés de vecinos.
Editorial - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 22-Jun-2008
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