He leído, en las páginas que dedica a Galicia el periódico madrileño El País, unas declaraciones, muy interesantes, de Francisco Portela, presidente de la patronal de armadores palangreros, sobre los problemas que padece el sector pesquero de altura, cuyos representantes han acordado el amarre indefinido de la flota para protestar contra unos costes de producción imposibles de sostener.
Entre otras causas, por el desaforado incremento del precio del gasóleo. El señor Portela hace dos valoraciones sobre el mismo asunto,
- una de tipo técnico, y
- otra de carácter político.
Y ambas las dos muy claras y contundentes, lo que es de agradecer en una época que tiende al escamoteo de la realidad por medio del lenguaje.
- Respecto del primer apartado, dice el armador que, en contra de lo que suele creerse, no es el aumento del precio del gasóleo (con ser altísimo) el factor principal en el encarecimiento del producto que llega al consumidor sino el abusivo margen de beneficio de que gozan quienes controlan la distribución, que pude alcanzar hasta un 300%.
"Cuando yo llego al puerto de Vigo- explica Portela- el intermediario que compra en lonja me da 3,60 euros por kilo. Luego, sin hacer nada más, se lo vende a 4 euros a El Corte Inglés, Alcampo o Gadis, y estos lo venden al público a 20 euros".
En su opinión, la única forma de combatir este proceso agiotista sería regular la entrada del pescado mediante el etiquetado de todo el que se pone a la venta, sin permitir que el que se pesca en optimas condiciones de higiene se confunda con el que llega sabe Dios de donde y que el califica de porquería.
"No se puede engañar al consumidor - continua- haciéndole creer que una merluza negra descongelada de Senegal es la de un armador del pincho de Burela".
Leído todo ello, desde el punto de vista del veterano consumidor que uno es, lo que dice este hombre parece cargado de razón. Porque, de la misma forma que el gobierno español y la Unión Europea regulan la importación de coches, de metales y de tantas otras cosas, parece de cajón que hicieran lo mismo con el pescado.
Dar trasparencia al mercado es una de las exigencias sociales que impone la lucha contra la globalización económica. Pero el armador no se limita a expresar una opinión de carácter económico. También tiene un criterio político muy diáfano.
- A su juicio, la solución del conflicto es difícil porque el actual gobierno español, pese a su etiqueta de socialista, en realidad actúa como una formación de la derecha neoliberal y da prioridad a los intereses de los grandes consorcios capitalistas.
"Se están cargando a la clase media española -concluye- porque el mismo problema que tienen los pescadores lo padecen los agricultores".
Desconozco lo que hará el gobierno para resolver este contencioso, al que se puede unir también el que plantean los transportistas, y de forma especial los autónomos, que son la inmensa mayoría de ese sector. Imagino que tratará de parchearlo y seguir tirando.
Dar transparencia al mercado, como pretende el señor Portela, es tan complicado como peligroso. Yo diría que subversivo.
Al fin y al cabo, los políticos no dejan de ser otra clase de intermediarios. Como lo somos todos, en cierta medida..
José Manuel Ponte - "Faro de Vigo" - Vigo - 3-Jun-2008
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