lunes, 23 de junio de 2008

La Argentina bajo la sombra de un nuevo default

La duda ya recorre el mercado financiero mundial y los precios de los bonos están en niveles de default. Qué indicios ofrece la economía sobre la posibilidad de una segunda cesación de pagos en una década.

La opinión de los operadores extranjeros
La posibilidad de un segundo default argentino recorrió la prensa especializada extranjera, días atrás. Más allá de la natural desconfiaza que la Argentina plantea a los inversores extranjeros, lo cierto es que los 11 mil millones de dólares del Boden 12 están rindiendo cerca de un 7,5% más que sus pares del tesoro americano. Rendimientos como este implican un 20% de probabilidad que la Argentina entre cesación de pagos en los próximos dos años, de acuerdo al Credit Suisse Group. Ningún otro bono de un país emergente tiene una probabilidad más alta de default.Desde la asunción de Cristina Kirchner los bonos han caído, en promedio, un 20%. Esto demuestra que los inversores han comenzado a perder confianza a pesar que los precios máximos en las materias primas está ayudando a sostener la mayor expansión económica de los últimos años. Esta desconfianza se acrecentó con la manipulación, a partir de este año, de todos los índices de la economía. A su vez la protesta agraria ha puesto un techo a la suba impositiva al sector y esto arroja una incertidumbre adicional sobre la fortaleza de aquí en adelante de los números fiscales.

La opinión de los bancos.
"Argentina tiene serios problemas", afirmó días atrás el jefe de Estrategias en Mercados Emergentes del Credit Suisse en New York, Igor Arsenin. "Hay muy poca seguridad jurídica. Los inversores están muy preocupados y no continuarán prestando dinero al país si esta situación se mantiene", agregó el ejecutivo en una sala llena de inversores del país del norte. De acuerdo al JP Morgan, la deuda argentina es la de peor performance mundial en el riesgo soberano. El precio de las coberturas contra default que expiran en 2010 se han incrementado este año de 1,88% a 4,92%. Esto quiere decir que se deben destinar 49.200 dólares para prevenir que 1 millón entren en default antes de finalizar la década. "Los fundamentos de Argentina se han deteriorado considerablemente, estamos siendo más cautelosos", afirmó por su parte Ward Brown, que maneja más de 3 mil millones de dólares en deuda emergente para Massachusetts Financial Services. En Standard & Poor's afirman que un país al que supuestamente le está yendo tan bien no debería tener las protestas sociales que tiene la Argentina. Esta empresa recortó la calificación de Argentina de B+ estable; a B+ negativo, luego de la renuncia de Martín Losteau. S&P pensaba que este joven economista de la London School of Economics iba a poder restituir la credibilidad en las instituciones, obviamente se equivocaron y por eso bajaron la nota. Este breve repaso indica que los principales actores de los mercados financieros internacionales están mirando de manera negativa al país. En general coinciden en señalar que no observan voluntad política en el gobierno para generar los cambios que necesita la Argentina para continuar con el crecimiento y no caer en una nueva crisis y un nuevo default. La pregunta que queda flotando es si la opinión de los analistas está basada en fundamentos concretos o es mera especulación.

La deuda y el gasto.
La Argentina tiene cerrados los mercados de créditos internacionales. Hay aún 20 mil millones de dólares en default desde 2001 y más de 100 mil millones de pesos en un default parcial por la manipulación del índice de inflación. Este año se pagarán más de 17.000 millones de dólares de vencimientos de deuda y para el próximo año se espera que la cifra supere cómodamente los 20 mil millones.
Si bien la financiación para el presente año ya está casi cerrada, es difícil que Economía pueda recolectar en el mercado abierto los fondos necesarios para pagar los vencimientos de 2009. Al tener los mercados cerrados y vencimientos crecientes, la única alternativa que tiene el gobierno es gastar menos y recaudar más. Es decir, aumentar el superávit primario. El nivel de gasto es muy difícil que baje ya que la crisis energética está demandando un mayor esfuerzo por parte del Tesoro, que debe importar energía con un precio del barril rondando los 130 dólares. Los salarios del sector publico y las jubilaciones también deberán crecer a tasas cercanas a la inflación real, si no quieren que el descontento de la población siga aumentando. Mientras que las promesas de obra publica deberán cumplirse al menos parcialmente para evitar que se acreciente el malestar de gobernadores e intendentes que ya están muy críticos por el conflicto con el campo. De esta manera vemos que bajar o frenar el gasto no parece una opción posible.


La recaudación
Por el lado de aumentar la recaudación vemos que la misma fue record en mayo, pero casi 2.000 millones de pesos menor a lo esperado por los economistas encuestados por el Banco Central. Si bien todavía la recaudación sigue creciendo es preocupante la composición de este incremento. El 71,1% lo explican sólo tres conceptos que están fundamentados por inflación y aumento impositivo:
- IVA,
- aportes patronales y
- retenciones. El IVA está estrechamente relacionado con el nivel de actividad y de precios, teniendo en cuenta que el aumento fue del 28% anual y se está hablando de un incremento en los precios del 25% vemos que casi la totalidad del crecimiento se explica por la inflación. Algo similar pasa con los aportes patronales, por los incrementos de los salarios debido a la inflación y el aumento en los topes para realizar los aportes. En tanto que la recaudación por retenciones creció por el alza en la alícuota y los precios máximos internacionales. Es decir, ninguno de los principales conceptos en la recaudación se explican por un incremento en la actividad económica, lo que muestra una clara desaceleración en el crecimiento del país. Esto le pone un techo a la recaudación fuera de la inflación. La crisis con el campo le puso un tope a cualquier incremento impositivo que la sociedad o un sector pueda soportar. De este modo aumentar la recaudación a tasas superiores a la inflación también parece un objetivo difícil de alcanzar. Las señales de un aterrizaje forzoso de la economía son cada vez más visibles. Las tasas comenzaron a subir bruscamente y está desapareciendo la financiación al consumo que fue uno de los motores del crecimiento en los últimos años. A su vez, la demanda del interior del país cayó a cifras alarmantes por la crisis agrícola, que ya comenzó a repercutir en otros sectores como el de transporte o el automotriz. Es muy difícil que volvamos a tener tasas chinas de crecimiento durante el 2009. Por otro lado, es verdad que el gobierno tiene casi 50 mil millones de dólares en el Banco Central, pero también es correcto decir que el pasivo del organismo en Letes y Notas supera los 30 mil millones. Por lo tanto el dinero disponible es menor a las reservas totales. También es difícil que llegado el caso se puedan utilizar para financiar al Estado, ya que esto podría generar una corrida contra el peso y los depósitos. Este escenario si bien preocupante no desemboca necesariamente en un nuevo default. Es lógico por todo lo explicado que en el exterior prevalezca una imagen negativa de la Argentina, país cuya clase gobernante históricamente prefirió esperar a que exploten las distorsiones acumuladas de la economía, antes que tomar medidas que impliquen asumir costos políticos. De allí que en el mercado se mire con gran desconfianza al país y se haya empezado a evaluar la posibilidad de un nuevo default.

Simón Rifkin - "lapoliticaonline" - 22-Jun-2008

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