Hugo Chávez invita al sector privado a que le ayude a construir el socialismo.
Para construir su prometida revolución socialista, al parecer Hugo Chávez concluyó que necesita la ayuda de empresarios capitalistas. A principios de este mes, el Presidente invitó a un grupo escogido de importantes figuras de las finanzas y de la industria al palacio presidencial. Les habló sobre el fin inminente del capitalismo, pero luego les ofreció créditos baratos y joint ventures para "reactivar" la producción.El hecho de que se necesiten tales esfuerzos es curioso a primera vista. Aunque se vende con descuento porque gran parte de éste es pesado y sulfuroso, el precio de un barril de petróleo venezolano hace poco superó los US$ 120. Este año, señala Chávez, el petróleo contribuirá con US$ 75 mil millones a los ingresos del gobierno, un aumento de los US$ 43.500 millones del año pasado, y sólo alrededor de US$ 7 mil millones cuando él asumió el poder en 1999.Sin embargo, la economía tuvo una aguda desaceleración en el primer trimestre de este año. Esto fue sorpresivo para el Ministerio de Planificación, el que había pronosticado un crecimiento de 6,7%. Para peor, el pronóstico inflacionario del gobierno de 12% para este año resultó incluso desatinadamente optimista. Ésta es una mala noticia en especial para los pobres, el electorado más importante de Chávez.El precio de los alimentos está subiendo más rápido que el índice total. De acuerdo al Centro de Documentación y Análisis (CENDA), un grupo vinculado con los sindicatos, el costo de alimentar a una familia de cinco miembros subió 2,4% en mayo y es alrededor de 60% más alto que el salario mínimo, aun cuando éste subió hace poco. Por primera vez en los últimos tres años, el nivel de vida del ciudadano común está bajando.Después de perder un referéndum sobre un cambio constitucional en diciembre pasado -la primera derrota electoral de Chávez-, el gobierno hizo esfuerzos por abordar los orígenes del descontento popular, lo que incluyó la escasez de alimentos. Utilizó su riqueza petrolera para importar más alimentos. Pero tan rápido como se cierra un boquete, aparece otro.CENDA informa que productos básicos como los porotos negros, el arroz, la harina de maíz y la carne escaseaban en muchos locales comerciales en mayo. Los carniceros organizaron protestas para quejarse que los controles de precios los obligan a vender algunos cortes bajo el costo. La entidad fiscalizadora de consumo los acusa de acaparamiento y especulación, y sostiene que ellos están vendiendo a escondidas a los restaurantes a un precio más alto.Las autoridades señalan precisamente que la escasez surgió en parte porque los venezolanos están consumiendo más. Pero también refleja grandes desequilibrios económicos.
El gobierno ha canalizado gran parte de su riqueza petrolera hacia las limosnas y subsidios, mientras que sus políticas socialistas han proporcionado pocos incentivos para aumentar la producción. La inversión privada casi se ha secado. Los empresarios se han sentido intimidados por las recientes nacionalizaciones de Chávez de las industrias de cemento, hierro y acero, y algunas empresas lácteas. Una mayoría de industrias está produciendo "al límite" de su capacidad, admite Andrés Izarra, ministro de Información.El Presidente ha reconocido tácitamente el problema. Puesto que el índice de inflación subió por sobre 3% mensual a fines del año pasado, él silenciosamente aplicó los frenos: el gobierno subió las tasas de interés y desaceleró el índice de aumento del gasto público. Igualmente, logró estrechar la brecha entre el tipo de cambio oficial y el precio del dólar en el libre mercado. Hizo esto en parte al aumentar la venta de bonos, los que se pueden cambiar legalmente por dólares, pero ayudó a que disminuyera la tensión política un poco después del referéndum.Este nuevo apetito del gobierno por la austeridad tiene límites estrictos. En noviembre, Chávez enfrenta elecciones regionales, las que muchos venezolanos verán como un referéndum no oficial sobre su régimen. El Presidente ha dejado en claro de que no va a reducir el gasto social. Hay pocas señales de que el sector privado vaya a responder a los llamados del Mandatario para que le ayuden a construir el socialismo.Todo esto indica que la batalla contra la inflación será dura. Para librarla, el Presidente esta semana nombró como ministro de Hacienda a Alí Rodríguez, antiguo personero que tiene estrechos vínculos con Cuba, el principal aliado de Venezuela. Quizás él ha observado que el gobierno comunista de Cuba concluyó hace poco que la agricultura privada, más bien que el socialismo, es el mejor camino para alimentar al pueblo.El presidente ha dejado en claro que no va a reducir el gasto social. Hay pocas señales de que el sector privado vaya a responder a los llamados del Mandatario...".
The Economist - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 23-Jun-2008
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