miércoles, 4 de junio de 2008

Será el Final ???: La "tragedia" agrícola del Mar de Aral

La desaparición del Mar Aral: Cuando los regímenes marxistas se ponen a intervenir en las actividades agropecuarias o regularlas, suceden tragedias como ésta.

En los "años de terror" de la URSS bajo "el stalinismo", se llevaron a cabo los más grandes desastres
- humanos,
- institucionales y
- materiales,
provocados por una política orientada en principio a fundar una «nueva humanidad» sobre «una nueva naturaleza».
En 1924
, la Revolución Rusa sufrió una gran pérdida: la muerte de su líder, Vladimir IIich Lenin. Pronto, en la URSS, se desató una complicada lucha entre los que aspiraban a sucederlo en el poder.
José Stalin, secretario general del Partido Comunista, logró imponerse. Desde entonces, se adueñó de todo el poder y lo ejerció en forma absoluta hasta su muerte, ocurrida en 1953.

La URSS no sufrió las consecuencias de la crisis mundial de 1929, ya que por razones políticas se encontraba prácticamente aislada del comercio internacional. Aún así, debía superar profundas dificultades económicas, originadas por la guerra y por el atraso económico del ex Imperio Ruso.
A fines de la década del 20, Stalin adoptó enérgicas medidas económicas para permitir la rápida expansión de la industria pesada. Necesitaba producir
- gran cantidad de acero,
- maquinarias,
- ferrocarriles y
- armas
para construir un sistema efectivo de defensa contra la agresión de las potencias capitalistas occidentales.
Pero los recursos necesarios para el desarrollo de la industria, sólo podrían lograrse con un aumento de las exportaciones agrícolas. Para ello había que
- terminar con las pequeñas explotaciones campesinas,
- organizar el trabajo en gran escala y
- mecanizar las tareas agrícolas.
Stalin puso en marcha esa reorganización de la producción. Estableció la colectivización forzosa: Los campesinos fueron obligados a unir su trabajo y sus parcelas formando grandes cooperativas colectivas.

En 1936, fueron colectivizadas el 96% de las explotaciones campesinas y en 1940, la producción de granos superó en un 80% la registrada en 1913.
Fue la mayor revolución agraria de la historia de la humanidad.
La transformación
, contrariamente con lo que sucede con Argentina, donde el caos es total, en el campo favoreció el desarrollo de la industria pesada. Grandes cantidades de capital y mano de obra fueron destinadas a
- la electrificación masiva,
- la explotación de
- nuevas minas de carbón,
- mineral de hierro y
- yacimientos de petróleo,
- la instalación de ferrocarriles y, especialmente,
- la fabricación de armamentos.
No obstante, se sacrificó la producción de bienes de consumo.
El Estado soviético controló tanto la actividad agrícola como la industrial. Nada fue dejado al azar o al "libre juego de la oferta y la demanda".

La economía se planificó, entonces, para la famosa "redistribución de la riqueza", y que "los que ganan más deberían sostener a los indigentes", claro que bajo completo arbitrio del estado recaudador-distribuidor.
La política de insensata transformación agraria revolucionaria que ha acabado, por ejemplo, con el mar de Aral, hoy también es una amenaza para el futuro de los campos argentinos, con la orientación de Néstor Kirchner, que, por supuesto no utilizará las retenciones para
- ninguna industria sólida,
- ni la producción de energía,
- ni nada que no sea recaudar para la corrupción que alimenta su régimen
.

A continuación le cuento una historia objetiva.
Hasta los '60, el Mar Aral cubría un área del tamaño de Bélgica y Holanda combinadas y contenía más de 1000 kilómetros cúbicos de agua. Era conocido por sus aguas claras, su variedad de peces, playas y puertos de pesca. El mar está dividido ahora en tres piletas hidrosalinas que contienen alrededor de un diez por ciento del agua que contenía antes.
La causa de este desastre es la muerte de los dos grandes ríos que una vez drenaron Asia Central hacia el Mar Aral. El mayor es el Amu Darya, alguna vez llamado el Oxus, que era tan grande como el Nilo y se inicia en el Hindú Kush de Afganistán, pero ahora, como su pequeño gemelo, está perdido en las tierras del desierto, entre las montañas y el mar.

Los ingenieros soviéticos se las ingeniaron para derivar casi todo el flujo para irrigar los campos de algodón plantados en el desierto. Este fue uno de los más grandes ataques a los ríos más importantes. En ningún otro lugar de la tierra se muestra más vivamente lo que puede suceder cuando los ríos mueren.
Lenin en 1921 indicó a las repúblicas sur de la nueva Unión Soviética que "la irrigación hará más que cualquier otra cosa para revivir el área, enterrar el pasado y hacer la transición hacia el socialismo más certera."
Bajo su sucesor, Stalin, las granjas de las regiones fueron convertidas en "colectividades" dirigidas por Moscú que plantaban algodón para las fábricas textiles de la Rusia europea.
Alrededor de los '60, los canales removían una importante cantidad de 40 kilómetros cúbicos de agua de los ríos, pero el Mar Aral permanecía completo, en parte porque las lluvias habían sido buenas y también porque los sistemas de irrigación habían retornado gran parte del agua al mar como drenaje. Pero entre 1965 y 1980, el área de tierra irrigada se duplicó.
Asia Central se convirtió en una de las áreas más irrigadas del planeta, con 8 millones de hectáreas de campos y un 85% de todos los campos de la cuenca del Mar Aral estaban plantando algodón. Ya no había lugar para huertos, viñedos, campos de trigo y vegetales. Pero esta maravilla de organización llevó las semillas a su propia destrucción.

Los canales más nuevos estaban proporcionando agua a las áreas más secas con los suelos más pobres y las grandes cantidades de agua nunca retornaron al río, porque
- se acumularon en suelos anegados,
- se evaporaron de los campos o
- fueron drenadas al desierto.
La razón más grande de esta dispersión fue la creación en los '60 del "Canal de Karakum", el cual interceptaba al Amu Darya en su camino hacia las montañas.
El canal ha tomado 500 kilómetros cúbicos de agua del río y ha llevado dicha agua fuera de la cuenca del Mar Aral. Nada de eso regresará jamás.

Alrededor de 1990, cuando el imperio soviético implosionó el mar, estaba recibiendo un décimo de su flujo natural y su volumen había bajado dos tercios. Nadie puede escapar al deterioro del clima. Una vez el Mar Aral moderaba el duro medio desértico,
- refrescando los veranos,
- haciendo los inviernos más cálidos y
- asegurando las precipitaciones.

Desde su desaparición,

- los veranos han sido más cortos y más calurosos,
- los inviernos más fríos y más largos y
- las precipitaciones han bajado.
La región está hecha estragos por las tormentas de polvo, que traen consigo químicos de granja del mar del drenaje de las décadas pasadas. Incluye pesticidas de larga duración como el lindano, el DDT y la fosalona. Se han encontrado rastros en la sangre de los pingüinos antárticos y en los bosques noruegos.

No sólo la zona de Uzbekistán o Kazakistán (donde estaba el mar Aral) sufrieron por el desquicio del dictador comunista. Los episodios de hambruna extrema en Ucrania en 1932/1933 son aspectos brutales que parecen haber sido olvidados en la historia.
La orden de reconversión económica de Stalin produjo 7 a 10 millones de víctimas ucranianas. Por orden de Stalin se prohibía todo tipo de comercio en las aldeas, si no se entregaba a precios oficiales y con las retenciones para el Estado.

Se impedía de esa forma el abastecimiento de productos alimenticios, y se perseguía y se condenaba a prisión o fusilamiento cualquier forma de utilización de pan, para pagar por el trabajo, en las regiones que no hayan cumplido con las cuotas establecidas de entrega de granos. También se introducía un sistema de multas con productos naturales y represalias con mercadería.
En la primavera del 1933 el sistema llega a su punto culminante. Mueren 25.000 personas por día, 17 seres humanos por minuto.
En total, a la muerte de Stalin, en 1953 se contabilizaban decenas de millones de campesinos muertos en prisión o ajusticiados por no aceptar sumisamente la teoría agrícola del comunismo.
El kirchnerismo encontró por primera vez un enemigo de peso. No es lo mismo enfrentar a piezas de museo como los representantes de la dictadura o conceptos como el neoliberalismo de los '90, que al campo.
La perplejidad del Gobierno ante tanta resistencia inesperada surgió de un error de taxonomía, la ciencia que clasifica a los seres vivos. En su análisis incluyó a los productores rurales dentro del rubro empresarios. A estos últimos, el Gobierno los tiene bien catalogados y sabe cómo manejarlos apelando a su codicia, y a que "el capital siempre es cobarde".

El problema para el Gobierno es que los productores rurales quieren ganar dinero como los empresarios, pero son otra clase de personas. La relación con su medio de producción no sólo no es abstracta, sino que es visceral. La incidencia que tiene la naturaleza en la suerte de su producción genera vínculos religiosos con esa tierra que trabajan.
Lo que entre los empresarios hoy es la excepción, en el campo es la norma: el padre y el abuelo de esos productores se dedicaron a esa misma actividad, y no pocas veces en ese mismo campo que puede albergar la casa donde viven o se criaron sus hijos.
Mientras Lenin vivió, la economía soviética permitió que el campo fuera una actividad no socializada.
Bujarin, que fue junto con Stalin uno de los herederos preferidos de Lenin, para motivar a los agricultores prósperos (kulaks, en ruso) a producir más alimentos para la creciente demanda de las ciudades, llegó a recomendar: "Enriqueceos".
Pero en 1928, cuando el Estado fijó un precio bajo para el trigo, los agricultores se negaron a vender. Stalin ordenó el decomiso, algunos agricultores trataron de - esconder su cosechas y
- luego pasaron a quemarla o
- tirarla a los ríos.
La escalada concluyó en 1930, con la colectivización del campo, durante la cual 150.000 kulaks fueron asesinados y 3 millones de campesinos murieron entre 1932 y 1933 por la hambruna que provocó la colectivización.
Recién en 1935 se levantó el racionamiento de pan, pero la producción de todos los demás alimentos no sólo era todavía menor a la de antes de la colectivización, sino inferior a la de 1914.

En 1938, Stalin ordenó la ejecución de Bujarin por desviaciones derechistas. Entre las pruebas, estaba aquel "enriqueceos" a los agricultores.
Mao colectivizó la producción agrícola en 1958, como parte del plan Gran Salto Adelante. Los resultados no fueron menos desastrosos:
- en 1960 murieron de hambre treinta millones de chinos.
- En 1971 se volvió a garantizar la propiedad privada de tierra para estimular la producción
.
Tanto Stalin como Mao intervinieron el campo para capturar su renta y, con ella,
- subsidiar el desarrollo de la industria y
- transferir recursos del interior a los centros de decisión
.
En todos los casos, para vencer la resistencia de los productores fue necesario arrancarlos por la fuerza de sus tierras y matar a decenas de miles de ellos.

"El Auditor" - Enviado por Dr. Pedro E. Andrieu - Economista - Buenos Aires - 4-Jun-2008

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