La proclamación de independencia de Kosovo es cuestionada internacionalmente.
Se estima que es una fórmula, pero no la mejor, para proteger a los kosovares albaneses, mayoritariamente musulmanes, que durante el régimen de Milosevic sufrieron expulsiones y asesinatos masivos en ese territorio serbio.
En los hechos, Kosovo seguirá siendo un protectorado, y no un Estado: el control territorial y la convivencia entre casi dos millones de kosovares albaneses y alrededor de 200 mil serbios, cristianos ortodoxos, continuarán indefinidamente garantizados por 17 mil soldados de la OTAN, entre ellos un uniformado chileno. Su economía tampoco es autosuficiente, está en deterioro y depende decisivamente de la ayuda externa.
La independencia fue reconocida por EE.UU. y la Unión Europea (con excepción de España, Rumania, Bulgaria y Grecia) e impugnada, entre otras naciones, por China, Rusia y Serbia, que pedirán su anulación y vetarán su ingreso a Naciones Unidas.
Numerosos países -incluidos Chile y gran parte de América Latina, salvo Perú y Costa Rica- se han abstenido de reconocer al nuevo Estado.
Serbia anunció sanciones a quienes lo reconozcan, retiró a su embajador en Washington -lo que no podría hacer en Chile, por carecer de embajador residente-, y sostiene que su gobierno es muy distinto del de Milosevic, es democrático y ofrece una autonomía extrema a Kosovo.
Las prevenciones en contra de la independencia son diversas:
- inviabilidad del nuevo Estado,
- atentado contra derechos territoriales soberanos de Serbia,
- tensiones en los Balcanes y
- precedente ante situaciones independentistas étnicas, religiosas o políticas, como
- los vascos,
- chechenos,
- turco-chipriotas,
- habitantes de Malvinas y de Gibraltar,
- minorías en el Cáucaso, Asia y África.
Evo Morales comparó la situación a la del departamento de Santa Cruz.
Es razonable la prudencia chilena y de la mayoría de los países que no concurren a su reconocimiento. La estabilidad de Kosovo es un objetivo mundial, allí comenzó la guerra de los Balcanes 16 años atrás y, hace casi un milenio, fue el escenario de la principal batalla entre serbios y turcos.
El futuro del nuevo Estado es incierto: dependerá
- del establecimiento de instituciones propias que garanticen su seguridad y convivencia interna y vecinal,
- el desarrollo de su economía y
- la cooperación internacional.
La declaración de independencia de Kosovo es discutible en derecho y puede ser contraproducente en los hechos, al constituir una eventual nueva forma de colonialismo y de proliferación de estados fallidos, y crear más desencuentros entre las naciones.
En consecuencia, es razonable la prudencia chilena y de la mayoría de los países que no concurren a su reconocimiento.
Editorial - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 1-Mar-2008
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